‘Aladdín (2019)’: review sin spoilers

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Una nueva adaptación a imagen real ha llegado a nuestras pantallas. Se trata de Aladdín (2019), de Guy Ritchie y con Will Smith como genio de la lámpara. Tras su visionado, os contamos qué nos ha parecido.

Sinopsis

Rodeada por los Siete Desiertos, se encuentra la ciudad de Agrabah, una metrópoli de calles estrechas y plagadas de gente, donde en lo más alto puede verse el majestuoso castillo del Sultán. Allí vive la joven princesa Jasmine (Naomi Scott) junto con su padre el Sultán (Navid Negahban) y el visir real Jafar (Marwan Kenzari). La vida de todos ellos dará un giro inesperado después de que el joven Aladdin (Mena Massoud) entre en la Cueva de las Maravillas y descubra la lámpara mágica cuyo Genio (Will Smith) tiene el poder omnipotente de conceder tres deseos a cualquiera que la posea.

Si a Arabia tú vas…

Tantos años y sigue siendo un mensaje absolutamente poderoso. No importa quién seas ni de dónde provengas, la clave del éxito es estar conforme con ello. Da igual lo que opinen los demás de ti, dan igual los prejuicios o las apariencias que se ceban sobre nosotros como una pesada losa. La nobleza está en el interior esperando a ser revelada, como un diamante en bruto.

Hay cuatro películas que marcaron mi infancia por encima de las demás, cuatro propuestas que habré visto decenas de veces. Esas cintas son Pesadilla antes de Navidad (Henry Selick, 1993), La bella y la bestia (Kirk Wise & Gary Trousdale, 1991), El rey león (Rob Minkoff & Roger Allers, 1994) y Aladdín (Ron Clements & John Musker, 1992).  Las dos últimas, curiosamente, tendrán adaptación este año, confirmando un total de tres sobre cuatro -recordad que La Bella y la Bestia fue reimaginada hace un par de años (con acierto) y, por favor, esperemos que a nadie se le ocurra hacer un remake de Pesadilla-.

Con la perspectiva del tiempo, y sin la ingenuidad de aquel niño que un día fui, sigo pensando que Aladdín (1992) es una de las mejores películas que Disney haya creado jamás; más aún al sobresalir en una época ya de por sí dorada para el género. Quizá por ello, el mayor problema de esta adaptación es que no acaba siendo tan mala como muchos decían pero sí está muy alejada de la original que nos enamoró a tantos.

La postura de la compañía del ratón con respecto a estos últimos remakes live action está siendo bastante clara: escoger directores que sean afines con el relato que se quiere contar. Pusieron a un bicho raro al mando de una historia en que el protagonista era un elefante marginado y ahora han situado a un experto buscavidas a dibujar la existencia de un chico de los bajos fondos. Y, sin embargo, nada de eso se ha visto reflejado después en sus películas, renunciando a su identidad autoral y convirtiendo sus trabajos en propuestas que podría haber firmado cualquier otro director.

Aladdín (2019)

Aladdín (2019); disfrutable, pero con más sombras que luces

Parece que esa pérdida de identidad se ha perfilado como un mal endémico que tiñe de negro el resto de aspectos del film. Esta es una película que copia todos los aspectos de la original, con poco margen para la mejora y, cuando lo hay, desperdiciándolo por completo. De hecho, la mayor novedad es ese empoderamiento de Jasmine que, sin embargo, se siente demasiado impostado, demasiado marcado por el cambio de tendencia en la industria.

A mi modo de ver, Aladdín (Guy Ritchie, 2019) es una cinta a la que le falta fuerza. Todo lo que hay en ella es una tibia imitación de lo que vimos hace ya más de 25 de años. Las canciones, aunque similares a las de antaño, parecen haber adaptado tanto el tempo como las letras a los tiempos que corren; bajando el ritmo y suprimiendo tonadillas que pudieran no agradar a ciertos colectivos -¿dónde ha quedado ese «y si allí les caes mal, encomiéndate a Alá. Es muy duro, lo sé ¿y qué?»-.

Tampoco se pueden decir grandes cosas del reparto cuando uno de tus personajes principales ha bajado tantos enteros. Sí, hablo de Jafar y de su nefasta visión por parte de Marwan Kenzari. Simplemente se han equivocado con él, pero no tanto como los dobladores que pensaron que ponerle la voz de Sheldon Cooper en nuestro país sería buena idea. Por el contrario, el tan criticado genio de la lámpara, Will Smith, acaba resultando ser lo mejor de la cinta, imprimiendo mucha personalidad y creando algo divertido que destaca por encima de lo demás. También apuntaría el buen trabajo y química entre Mena Massoud y Naomi Scott en los roles de Aladdín y Jasmine.

Pese a todo, la película es tremendamente entretenida y se beneficia de un CGI muy acertado. Los escenarios son fabulosos y el vestuario, aunque tirando bastante al Bollywood más convencional, se siente genuino y acorde con la historia que pretende transmitir. Si podéis verla en 3D, mejor que mejor.

Veredicto

Aladdín (2019) no es una película tan mala como la crítica se apresuraba a avanzar y, sin embargo, palidece en todo momento ante su homólogo animado. Con un Guy Ritchie que parece totalmente volcado en adaptar la original a los tiempos que corren, se ha perdido cierta identidad y carisma que, aún contando con un genio la mar de inspirado, no se recupera ni con una lámpara mágica.

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