Análisis de Oxide Room 104: brutalidad e ingenio a partes iguales

Oxide Room 104 nos propone toda una aventura llena de brutalidad y terror. ¡No os perdáis el siguiente análisis!

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Me acuerdo de la primera vez que jugué a un título de Wildsphere. Es difícil olvidar el viaje que me dio Naught al descubrir que tenía que mover el entorno y no al personaje. Ese gatito negro sabía como deslizarse desde luego. En esta primera toma de contacto encontré en el estudio español un derroche de personalidad, tanto como para querer hablar con ellos. Y así conocí al estudio. A este juego le sucedieron otros como Fliying Soldiers o Timothy vs the Aliens. «¡Qué diferentes son estos títulos entre ellos» pensé! Nunca hubiera imaginado que su siguiente salto podría sorprenderme aún más y así llegó Oxide Room 104

Análisis de Oxide Room 104

Definir Oxide Room 104 con una sola palabra es fácil: brutalidad. ¿Cómo hemos pasado de un gatito adorable a una verdadera pesadilla a lo Silent Hill? En el cajón de Wildsphere no faltan las ideas y así llegamos a este terrible motel. Matthew es seguramente uno de los protagonistas por lo que más pena he sentido nunca, más o menos…

Nada se compara con la fatalidad de despertar en una bañera, desnudo y sin recordar nada. Un inicio muy Dementium, cabe decir. A priori, no parece mal tipo y sin embargo, le va a ocurrir de todo. ¿Nuestro objetivo? Salir del lugar cuanto antes, pero, ¿qué pasa si no lo conseguimos?

«La muerte solo es el principio» se nos dice constantemente y no es mentira. Si nos equivocamos, podemos deshacer nuestros pasos, pero no sin consecuencias. Morir es muy fácil. He sido presa del sangrado, del envenenamiento, de una mala decisión y cada vez que he intentando aprender de mis errores, el juego me ha sorprendido con una nueva amenaza. Para que me entendáis, tenemos cuatro oportunidades antes de que nos salte el «Game Over» dando lugar al peor final de los que podemos encontrar. Que esto llegue antes o después depende de nuestra habilidad. Sin embargo, con cada muerte, las cosas son más difíciles y más degenera el entorno que nos rodea.

Análisis Oxide Room 104

Y no solo de la habilidad como jugador cabe decir, ya que el estudio ha querido proporcionarnos una serie de respuestas lógicas. Es decir, hay que usar la inteligencia. Si veis una llave en un plato, pero hay un bicho enorme, ¿metéis la mano sin más? Estoy segura de que lo pensarías y de eso se trata.

Hay que buscar la forma lógica y correcta de resolver los puzles y eso va a ser un quebradero de cabeza. Detalles como forzar un cajón pueden desencadenar una serie de acontecimientos inesperados que te lleven a la muerte y te hagan retomar el punto de inicio.

Una pesadilla que debe terminar

Os he dicho que tenemos que salir del hotel y para ello, haremos uso de los distintos objetos que vayamos encontrando conforme exploramos. Os puedo asegurar que no hay nada que de más miedo que un inventario lleno. En ese sentido, he amado la regresión a los survival horror de los noventa al tener que configurar los recursos como una estrategia más. ¿Que nos envenenamos y no tenemos antídoto?

Mala suerte. Intenta llegar a un baúl lo antes posible, si no, adiós. A volver a empezar. Con todo ello, el juego es agradecido y te ahorra pasar por las mismas situaciones una vez tras otra. Al par de muertes ya da por sentado que te has enterado del inicio y agiliza bastante el arranque.

Y sí, a lo mejor pensáis que nos encontramos ante un rogue, pero no es el caso. Hay ciertas características en común, es verdad; la aleatoriedad y el reinicio sobre todo, pero no, más bien nos encontramos ante un juego de exploración y puzles en primera persona algo, (¡ALGO!), sanguinario. Personalmente, no lo englobo dentro de un survival horror, aunque también coja lo mejor de este mundo.

Y es que, al igual que los monstruos que encontramos, Oxide es un entramado de conceptos que llegan a buen puerto. Es más, cuenta un poco con el rollo de una scape room. Hay que escapar, abrir zonas, resolver puzles, encontrar objetos… Realmente siento que bebe mucho de ello.

Buena exploración y fluida

Por si no lo sabíais, las manos que han hecho este título son escasas. Wildsphere no es un estudio de muchos integrantes y el apartado que más lo acusa es el gráfico en todo caso, sobre todo a la hora de los pequeños detalles. Ahora bien, funciona como un tiro. No estamos ante un título con pretensiones. Oxide es como un serrucho que tiene claro dónde cortar y cumple. Si la experiencia está centrada en la exploración, eso vamos a encontrar con una cámara cómoda, movimientos fluidos y respuesta rápida. Si lo que busca es darnos una buena historia que nos motive a avanzar, ahí está, la tenemos.

Análisis Oxide Room 104

No quiero rebelar demasiado, pero a nivel narrativo consigue enganchar al jugador con un inicio potente y una historia que se transforma conforme avanzamos. No vamos a conocer a muchos personajes en esta entrega; el motel es un lugar solitario, pero todos están interconectados. El dramatismo, el sufrimiento y el misterio son los tres pilares que consiguen generarte suficiente masoquismo e interés como para querer seguir adelante. Aquí entra en juego la atmósfera. 

La inspiración a nivel estético no puede ser más Silent Hill. No importa que nos digan que hay muchas más referencias como al Ciempiés humano, que alguien fanático del género no va a dejar de ver el rollo del pueblo maldito. Y no hablo de la película de John Carpenter, no. Hablo del Infierno por excelencia. Desde la niebla hasta los entornos o el diseño de los enemigos, es una oda al respecto.

¡Pierna fuera!

Personalmente, el apartado artístico es uno de los que señalo, sin duda, también el atrevimiento de mostrar un juego sin censura alguna, pero admito que me quedo con la tensión constante. No soy muy habilidosa en la mecánica de sigilo y eso me ha hecho pasar varios malos tragos. Al final, acababa sacando la pistola y olvidando que la proporción de balas con los tiros que necesita un enemigo para ser abatido no es equitativa.

Oxide no busca acción desmedida, pero por lo menos tiene el detalle de darte un arma, aunque sirva de lo mismo que la manta que te protege del monstruo cuando eres un niño. Irónicamente, la violencia no te saca del motel. Creo que la función más útil es la de ventilarnos a un enemigo para poder realizar un puzle tranquilos. ¡Ah, claro, no os lo he dicho! No penséis que los monstruos son tontos, porque a lo mejor os lleváis una sorpresa mientras abrís el inventario o les dais la espalda. Que algunos de ellos son ciegos, pero no sordos.

Análisis de Oxide Room 104

¿Sabéis que pasa? Que no hemos aprendido nada. ¿Cuántas películas nos han advertido de que los moteles de carretera no son de fiar? A puñados. Y de ellas bebe mucho Oxide Room 104. «No vengas a motel» se nos dice al inicio y, consigamos salir o no, ya no hay vuelta atrás. Se ha creado un ecosistema que va mucho más allá de Matthew. El juego deja un escenario amplio que puede ser rellenado de muchas maneras. La muerte no es el final, pero no deja de acecharte. Hay que atender a las señales y yo lo que veo es que el estudio ha conseguido dar un paso más allá, demostrar su versatilidad y todo su ingenio.

Un derroche de personalidad en Oxide Room 104

En una época en la que los juegos de terror y misterio están en auge en la industria española con juegos tan maravillosos como Insomnis o Tape: Unveil the Memories, Oxide Room 104 viene a desmarcarse de la norma. No sigue modas como Yuoni o The Coma que se basan en escondernos para sobrevivir. No busca el jumpscare fácil como con Little Hope, ni tampoco es una aventura de decisiones.

La sutileza del rogue le sienta genial y, además, me parece una forma muy inteligente de sacar partido a los recursos que se tienen. El juego puede llegar a las 15 horas hasta que conseguimos salir del hotel precisamente por la inteligencia con la que han sabido explotar las herramientas con las que se contaba. Por cierto, cuenta con el plus del doblaje al castellano, un doblaje que sabe cómo ponerte la piel de gallina. La voz de Doc con el maravilloso TodoJingles es simplemente acojonante. No puedo definirlo de otra manera. No quieres encontrarte con este personaje, os lo aseguro.

En definitiva, si buscáis un juego de terror distinto, con buena exploración, esencia noventera por un tubo y una historia interesante, es hora de jugar a Oxide Room 104. Tiene todos los elementos necesarios para que sufráis y disfrutéis a partes iguales y, en un movimiento de inteligencia, la aleatoriedad evita que caigamos en la repetición sistemática. Y recordad, tened la mente puesta en lo que estamos haciendo en todo momento. A veces, lo más rápido no es lo mejor y si no queréis encontraros a Eva, es mejor que uséis la cabeza. ¡Ya me contaréis!

Análisis de Oxide Room 104. Clave de prensa cedida por Wildsphere.

  • Latmósfera y la exploración. Oxide derrocha personalidad propia.
  • La falta de medios hace que los detalles se vean más humildes.

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