¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! En esta ocasión he querido traer a coalición Assassins Pride y su reseña. Licenciada por Crunchyroll, respondió a la sempiterna necesidad de turno: shōnen de capa y espada en un mundo de fantasía épica en donde la magia se manifiesta bajo lo que dice ser una nueva receta. Si bien es cierto que la premisa inicial de Assassins Pride no es nada del otro mundo, pronto demuestra ser un plato combinado en donde sus muy diversas especias logran otorgarle un plano de originalidad bastante digno. No obstante, y al igual que sucede con otras tantas obras adaptas de novelas ligeras —la autoría original recae en Kei Amagi y Nino Nomoto como ilustrador—, se cuece a fuego rápido.
Un baile de luces y sombras
Mas pronto que tarde, descubrimos un universo de luces y sombras, literalmente. La sociedad se encuentra divida en estratos sociales muy diferenciados: la alta jerarquía se contrapone al pueblo llano. El lugar en el que habitan se divide de igual forma, pues solo los niveles más altos y prestigiosos gozan del regalo de la luz. Por contra, los más pobres viven sometidos al sinuoso amparo de la oscuridad, morada de una serie de extraños monstruos llamados Lacanthrope. Por desgracia, Assassins Pride no profundiza demasiado en la lucha de clases, sino que ahonda en los mundos de luz dejando de lado el mundo de la oscuridad.
Con todo, el contraste entre los escalafones sociales y la forma en que se dirime —la empatía— hacia el prójimo es magistral. Solo los válidos merecen reconocimiento. Más concretamente, aquellos quienes puedan hacer uso de una especie de magia llamada maná. Esta, entre otras cosas, permite potenciar los atributos físicos de sus usuarios así como usar habilidades especiales. Establecido el contexto, la historia se construye alrededor de hasta cuatro personajes. Por un lado, nuestro innegable dueto protagonista: Kufa Vampir y Merida Angel. El primero es un asesino de grandes habilidades. La segunda, por el contrario, una hija de aristócratas bastante negada en materia de combate.
La secuencia es completada por Elise Angel, la prima de Merida, y Rosetti Pricket, su maestra. Aun bajo el amparo del seudónimo de coprotagonistas —o secundarios, como se prefiera—, su fuerte presencia en escena revaloriza no solo su papel, sino la propia historia. Al final, el guion se ve claramente beneficiado al contar con cuatro miembros de reparto principales tan bien diferenciados los unos de los otros.
Un elenco bien logrado, pero no exento de clichés
En primer lugar, Kufa Vampir. Podría decirse que, aunque su presencia en pantalla es una de las más elevadas, su papel queda reducido a soporte de Merida, la verdadera protagonista. Volviendo al tema, Kufa es un experimentado asesino de gran poder. Su misión más reciente es la de descubrir si Merida, en efecto, tiene algún tipo de talento. En caso contrario, deberá asesinarla. En cuestión de pocos minutos de metraje, Kufa da por perdida a la joven: su poder es mínimo. No obstante, cuando se dispone a asesinarla, ve en ella el reflejo de la esperanza. La joven, aun sin fuerza ninguna, se enfrenta a un grupo de Lacanthrope.
Kufa ve en ella, posiblemente, la luz más brillante en aqueste mundo de siniestra oscuridad. Bajo el marco de su profesor particular, decide mantener con vida a la joven. Para ello, sin embargo, rompe las reglas y le cede parte de su maná; si son descubiertos, cosa que la chica no sabe, serán asesinados. Al final, Merida logra despertar «sus poderes», aunque en realidad son un reflejo de su maestro. Pues, y esto me ha parecido bastante interesante, existen clases. Kufa y Merida, por ejemplo, son de la clase Samurái, lo cual levanta ciertas sospechas, pues —por genérica— Merida tendría que haber sido Paladín.
Kufa no deja de responder a una serie de tópicos antes vistos: un personaje serio y frío, algo distante y de gran poder. Su pasado, cómo no, es trágico y oscuro. Está lleno de secretos, pero alberga cierta esperanza. Es un prototipo ampliamente mascado en el género, pero que se muestra algo más resolutivo en términos de guion gracias a la presencia de Merida, Elise y Rosetti.
Una correcta evolución
De esta forma, Merida se convierte en el eje de la trama. Afincada en una academia pensada para engendrar guerreras que enfrenten a los Lacanthrope, observaremos —esta vez sí— las diferencias de estatus no solo en base a la posición social, sino al poder. Al final, la fuerza es lo más importante. Y dentro de ese contexto bélico, Merida hará las veces de faro guía. Ahora bien, ¿por qué resaltar el papel de Elise y Rosetti? La primera es todo lo contrario a Merida. Ambas pertenecen a la misma familia. Esta, de hecho, es una de las más afamadas de la escena. Al contrario de Merida, Elise es toda una Paladín. No solo es la más fuerte de su academia, sino que ha demostrado ser una verdadera prodigio.
El problema es que Elise no quiere ser el centro de atención. Su personalidad se muestra contraria a convertirse en esa suerte de adalid de la luz que se enfrente a la oscuridad. De igual forma, su mayor anhelo es poder disfrutar de sus amigas y su familia. No rehúsa sus «responsabilidades», claro está, pero no se siente preparada para dar el paso. Todavía no. Es más, presenciaremos cómo varios de sus allegados y cuidadores intentan no solo truncar el progreso de Merida, sino de resaltar la figura de Elise por encima de la de cualquier otro. Vemos, una vez más, el reflejo de la lucha de clases, pero solo desde la perspectiva aristocrática.
A tal respecto, habría gustado de saber algo más de las clases bajas, pero no hablaremos de lo que no está. Sí podemos hacerlo de Rosetti, quien se convierte en una pieza angular de la trama al ser una de las Doncellas (otra clase) más fuertes. Asimismo, es una luchadora de élite y una de las más jóvenes en unirse a Legion Crest, un organismo de combate de clase alta. Es un espejo en el que no pocas estudiantes quieren reflejarse, pues representa todo lo que la sociedad atesora: buena familia, resolución, poder y, cómo no, imagen.
Guion y animación correcta
Por su parte, en lo relativo al guion, la ejecución es correcta. La historia es sólida en casi todo momento —hay, al menos, un episodio que parece ser puro relleno, lo cual no se entiende en función de la duración del anime—. Por otro lado, se agradece que no haya grandes lagunas argumentales, la verdad. La trama se presenta de forma simplificada, pero el trasfondo es más complejo de lo que podría parecer. Su principal pega es que, con el paso de las horas, Assassins Pride pierde fuelle. El concepto es atractivo, y el hecho de no ahondar en un romanticismo superfluo como motor argumental (de forma exagerada) es bien, pero eso no quita que la tensión argumental se diluya con el paso de los episodios.
Por otra parte, la animación está bien. Cumple con lo esperado, pero carece de la intensidad que nos habría gustado. Las transiciones son fluidas, la paleta de colores es agradable y, en general, el diseño de los personajes es muy sobrio. Empero, algunas imágenes en estático chirrían en demasía. Al mismo tiempo, hay ciertas secuencias que no tienen el equilibrio y la fluidez que nos habría gustado; ciertos combates pecan de falta de fuerza.
Por suerte o por desgracia, no he tenido el placer de leer las novelas ligeras, así qué no puedo deciros si la recreación de las mismas es buena o no. Con todo, no puedo evitar sentir —es algo que suele pasar mucho— que se apresura demasiado la historia en ciertos momentos. Con todo, la serie es bastante entretenida y posee no pocos atractivos que la hacen, cuando menos, interesante.
Conclusiones
Podríamos concluir que el principal atractivo de Assassins Pride, lejos de la magia y la fantasía, es su juego de roles. El trasfondo social y la lucha de clases es uno de sus puntos fuertes, pero no explota del todo su potencial. No deja de ser una producción bastante normalita en lo que a animación y guion se refiere, mas puede ser divertida. Una recomendación adecuada para quienes gusten de las series de capa y espada con un personaje demasiado badass como para contener el salseo. En lo personal, siendo sincero, no suelo gustar de dicho arquetipo, pero hay quienes sí, así que ya sabéis.