
Que te guste el cine no es condición sine qua non para que te gusten los videojuegos o viceversa, pero ayuda. La fina línia que separa el ocio interactivo del séptimo arte está cada vez más difuminada, lanzando cada vez más propuestas gaming que coquetean sin tapujos con el cine. El último gran ejemplo de ello es The Last of Us Parte II, del cual hablaremos largo y tendido en esta entrada en clave cinematográfica. Avisaros también de que abordaremos aspectos clave de la trama, es decir, habrá spoilers, así que no sigáis leyendo si no habéis finalizado el juego.
The Last of Us Parte II; de cómo Naughty Dog siguió la senda del cine
Si hay un estudio en la industria que puede jactarse de acercar el cine y los videojuegos como ningún otro ese es sin duda Naughty Dog. Tras regalar a los usuarios la mascota que sería por siempre símbolo de Sony, Crash Bandicoot, el estudio californiano lanzó Jak and Daxter, un videojuego de plataformas donde la historia tenía un gran papel.
No obstante, no sería hasta Uncharted (2007) cuando la compañía se volcaría por completo en el mundo del cine. Nathan Drake siempre fue una especie de Indiana Jones, un cazafortunas en busca de tesoros cuya vida se narraba con un sentido del espectáculo más propio de cualquier película de Michael Bay.
Pero la culminación llegó en 2013 con The Last of Us, un producto en que la narrativa era el eje vertebrador del videojuego. Algo que repercutiría en la madurez de la compañía y en el posterior lanzamiento de Uncharted 4 (2016). Un camino que desemboca en The Last of Us Parte II, una entrega excelsa con una visión cinematográfica innegable y que desgranaremos en las siguientes líneas.
- La profundidad de los personajes
Podría parecer que, dada su duración, los videojuegos son perfectos para desarrollar personajes, pero lo cierto es que el medio no suele centrar sus esfuerzos en ello. En infinidad de ocasiones los protagonistas son meros arquetipos, hombres y mujeres diseñados únicamente para que el jugador tenga una excusa para ponerse a los mandos, sin más pretensiones.
Eso no sucede en The Last of Us Parte II, donde los personajes, ya sean principales o secundarios, están perfectamente definidos y tienen una marcada evolución a lo largo de las horas. De hecho es una maravilla ver cómo puede cambiar nuestra visión de ellos cuando avanza la trama.
El ejemplo más claro de ello es Abby. Podemos odiarla desde el principio (tras presenciar la horrible muerte de Joel a sus manos), pero en la segunda parte, momento desde el cual la controlaremos, nos invita a reflexionar sobre sus actos, a conocerla más a fondo y a llegar a entender por qué hace lo que hace.
- La genial ambientación
En el original, la ambientación ya era uno de los puntos fuertes del videojuego. The Last of Us Parte II sigue el camino de su predecesor, dibujando una Seattle de contrastes; luminosa por la naturaleza que la ha invadido y decadente por las facciones tan opuestas (el Washington Liberation Front y los Serafitas) que pueblan ahora sus calles.
El mundo se siente hostil, cruel pero lleno de recuerdos de las vidas que alguna vez allí se vivieron. Cada casa, cada edificio, cada bosque, todo está ahí para darle contexto a la historia, para hacer al jugador partícipe de la situación que se está viviendo.
- Giros argumentales dignos de una superproducción
Realmente, hemos sabido poco de The Last of Us Parte II antes de su estreno, y eso es increíblemente bueno. Porque no hay que engañarse; la muerte de Joel sucede en las primeras dos horas de juego, siendo esto únicamente algo necesario para contar la historia que se plantea.
Pero esa no es la única sorpresa que el juego guarda para el jugador. Hay infinidad de momentos que no esperas y que, como en las mejores producciones cinematográficas, se convierten en verdaderos plot twist.
- Una banda sonora casi tan rotunda como la original
Seguro que a los más fans de la franquicia les alegró saber que Gustavo Santaolalla volvería a hacerse cargo de la banda sonora. El compositor argentino ganó el Oscar dos veces por sus contribuciones a Babel (Alejandro G. Iñárritu, 2006) y Brokeback Mountain (Ang Lee, 2007).
Su música se abre paso en los momentos más insospechados. Sin estridencias ni filigranas, los temas entran cuando la trama lo requiere, resaltando ciertos aspectos y dotando de una emoción extra a algunas de sus escenas.
- Un estupendo uso de las cámaras
Otro de los grandes puntos que acercan este videojuego al mundo del cine es su fantástico uso de la cámara. Aunque el mismo transcurra siempre en tercera persona, la cámara no tendrá reparos en cambiar su enfoque cuando la acción así lo requiera.
Desde planos generales donde la importancia se centra en el entorno o en ese atardecer que puede ser el último, hasta los primeros planos donde el jugador puede ponerse en la piel de los protagonistas. Una estrategia más propia de una película que de un videojuego.
- Y, ante todo, The Last of Us Parte II es un juego cuyas mecánicas están al servicio de la historia y no al revés
Puede parecer baladí pero no lo es en absoluto. Este es un videojuego que tiene algo que contar, una historia que pretende narrar a través de sus mecánicas. Es por ello que el gameplay se ha refinado hasta cotas insospechadas.
Si la historia requiere que Ellie pase por un boquete en la pared, los desarrolladores habrán creado una mecánica para que pueda hacerlo. Si hay una puerta cerrada pero al lado hay una ventana, el juego te dará la oportunidad de romperla (con una animación fantástica de cómo el vidrio se hace añicos).
En definitiva, todo lo que conforma el videojuego está hecho para complementar esa historia que quiere contarte. Una trama que cuenta con varias lecturas y que será el jugador el que deberá decidir con cual de ellas se queda.
Como veis, The Last of Us Parte II está fuertemente influenciado por el mundo del cine. Un videojuego estupendo que todo fan del medio debería probar.
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