
¡Hola, muy buenas amantes de los periféricos! Regresamos, una vez más, con un nuevo análisis. En esta ocasión hablaremos de la webcam Razer Kiyo. Con un precio de 109,99 €, lo que nos queda muy claro de buenas a primeras es que su diseño está enfocado al uso profesional y/o al streaming. Entre sus principales características destaca la grabación a 1080p y 30 FPS estables. Además, incorpora un foco LED bastante útil a la hora de realizar grabaciones y/o directos nocturnos o en zonas con poca luz. Como viene siendo habitual, centraré estas mis líneas en mis impresiones. No me centraré, por consiguiente, en el apartado técnico para así evitar un anagrama de números y datos.
Si bien es cierto que he afirmado que no hablaría con demasiada profundidad de los aspectos técnicos, sí que os resumiré algunas de sus principales características. En primer lugar, la cámara, la cual se compone de una lente única de 4 megapíxeles y con autoenfoque. Como ya mencioné con anterioridad, la grabación es en 1080p y 30 FPS en modo Full HD, pero cuenta con otras variantes. Por un lado, el modo HD, que reduce las prestaciones a 720p, pero aumenta el rendimiento en lo que a frames por segundo se refiere: 60. En lo referente a la iluminación, cuenta con 12 LED de color blanco con brillo ajustable. El micrófono, que no es nada del otro mundo, es omnidireccional. Se conecta, cómo no, vía USB. Ahora sí, comencemos el verdadero análisis.
Dicho esto, ¿qué os podemos de Razer Kiyo?
Análisis de Razer Kiyo, una webcam de corte profesional

Razer Kiyo es, sin lugar a dudas, una webcam con la capacidad de rendir en casi cualquier entorno. A ese respecto habría que establecer cierta diferenciación. En primer lugar, el ámbito cotidiano. Tanto por prestaciones como por precio, Kiyo no es la opción más destacada dentro del mercado. No por nada, sino porque se desaprovecha su enorme potencial. A fin de cuentas, para iniciar una videollamada o hacer una foto concreta en un día determinado no compensa semejante desembolso. No obstante, la cosa cambia si centramos nuestros esfuerzos en un contexto profesional. O lo que es lo mismo: streaming.
Con la proliferación del streaming como actividad profesional, nació una imperiosa necesidad: ofrecer una calidad de imagen acorde al producto que queremos vender. Así pues, periféricos caídos en el desuso vieron revitalizada su actividad. Entre estos, cómo no, estaban las webcams. Pero no cualquier modelo, sino las enfocadas al gaming. ¿Responde Kiyo a nuestras necesidades? Sí. Siendo prolijo, la calidad de la imagen es, cuando menos, muy notable. Aunque pueda parecer que 4 MP es poco, no hay que dejarse engañar. El megapíxel, como tal, no define la calidad de la imagen, sino la resolución máxima de la imagen antes de perder esa misma calidad.
Es un dato importante, ya que la calidad de la captura de imagen y vídeo que ofrece Kiyo es de alta gama. En brevedad terminológica, la imagen es clara y nítida. Asimismo, su autoenfoque es muy correcto; en rara ocasión hemos conseguido desenfocar la imagen, y eso que lo hemos intentado. No obra milagros, claro está, pero ha superado con nota nuestros exámenes. A ese respecto, hemos quedado muy satisfechos en lo que a simple calidad de captura se refiere. Nada que objetar.
De noche y de día
En breves términos, el micrófono es su principal punto débil. Es un añadido interesante, pero está muy lejos de cualquier micrófono mínimamente decente. Como se suele decir, nos puede sacar de algún que otro apuro, pero nunca debería hacer las veces de micrófono principal, pues no sirve para ello. La captura de sonido es omnidireccional, pero es simple y humilde, sin grandes pretensiones.
Uno de sus principales añadidos, y lo que hace de Kiyo una opción bastante interesante, es el conjunto de LED blancos con los que está equipado; son de luz blanca. Estos, tomando como referencia los no pocos streamings nocturnos que proliferan en el mercado, son bastante útiles. Si bien es cierto que la calidad de imagen es inferior tomando como referencia la luz natural —lo cual es inevitable tanto en esta como en cualquier otra cam del mercado—, cumple con nota una vez más. A la par, se puede ajustar la potencia del foco. Ahora, eso sí, siempre funcionará mejor si contamos con una fuente de luz principal, pues tiene sus límites.
En lo referente al diseño, hemos de confesar que nos ha sorprendido su alto grado de adaptabilidad. Hemos centrado nuestros análisis tomando como referencia el marco del monitor, pero también pudimos usarla en la misma mesa, en la torre y en otras superficies improvisadas. Lo que nos quedó claro es que, por líneas generales, su composición en tres partes —unidas por una «columna vertebral» oscilable— permite un alto grado de ajuste.
Conclusiones

En resumidas cuentas, Razer Kiyo nos ha parecido una excelente opción para aquellos que quieran profesionalizar su captura de imagen. Poco recomendable para el ámbito cotidiano debido a su elevado precio, no sucede de igual forma en el ámbito profesional, donde encontramos que la relación calidad/precio está bastante bien ajustada.