A lo largo del tiempo han sido muchos los autores que han logrado dejar huella en la industria. El devenir de los años ha querido que la historia guarde en su seno a quienes dijeron ser los autores más prolíficos de su tiempo. Los hubo quienes permanecen en la memoria del colectivo; podríamos pasarnos horas recordando algunas de sus más grandes obras. No obstante, hoy no hemos venido a eso. En esta ocasión hemos querido centrarnos en la sempiterna Rumiko Takahashi, una de las mangaka más destacadas de todos los tiempos. Podríamos hacerlo por Ranma ½, uno de sus trabajos más destacados, o InuYasha, quien ha regresado en forma de secuela.
Podríamos, pero no lo haremos. Hoy he querido centrar mis líneas en su obra debut: Urusei Yatsura, o Lamu. Vaya, como usted prefiera. También conocida como Lum, la chica invasora por su adaptación anime, fue uno de los primeros —que no el único— mangas en romper las fronteras del país del Sol Naciente. Rumiko, por méritos propios, es una leyenda viva del manga y su obra ya forma parte de la historia. Tal fue su impactó que 38 años después de su lanzamiento, en 2016, la editorial Shōgakukan publicó Urusei Yatsura Perfect Collection.
Han tenido que pasar cinco años para que en España podamos disfrutar de esta peculiar colección que, lejos de recopilar la serie en su totalidad, recoge algunos de los mejores capítulos del manga. Lo hace en formato rústico sin solapas y con sobrecubierta, en formato 14,8 x 21 cm y con páginas a color a 2 tintas. La colección se divide en dos volúmenes de 312 y 320 páginas con entrevistas a la autora, comentarios y otros detalles de interés. Su precio es de 18,95 € y ya os digo que merece la pena si os consideráis amantes del manga clásico y/o de la obra de Takahashi.
Sinopsis
Ataru Moroboshi es un pobre estudiante japonés que vive obsesionado con las chicas. Una vida muy activa pero de lo más corriente hasta que le eligen para representar a la Tierra en una especie de competición contra los extraterrestres invasores, representados por la bella Lamu. Así es como este par de adolescentes iniciarán una curiosa y tortuosa relación.
Y es que a causa de una confusión, Lamu interpreta que Ataru le ha declarado su amor y quiere casarse con ella. Sin embargo, la realidad es que el cara dura de Ataru estaba pensando en otra chica cuando desveló sus románticos sentimientos. La efusividad y pasión irrefrenable de Lamu hacen que se desviva por los huesos de su futuro marido hasta unos extremos que ponen en peligro la integridad física de su amado.
Ataru, completamente desesperado, ya no sabe qué hacer para que Lamu entre en razón y entienda de una vez que en realidad está enamorado de su compañera de clase, Shinobu. Aunque a decir verdad, Ataru se desvive por cualquier fémina de buen ver que se cruce en su camino.
Reseña de Lamu Color, colección completa
Rompiendo un poco con la dinámica habitual no os voy a hablar de la trama o la construcción de los personajes. Siendo una edición especial dedicada a los amantes de la obra —si no sabéis de ella, posiblemente, no sea de vuestro interés— creo que es una tontería. Así pues, en primer lugar, os diré qué me ha parecido la edición. Es preciosa. Si tuviese que escoger una sola palabra para definir el trabajo de Planeta Cómic y Rumiko sería «preciosa». La editorial, siguiendo la edición especial original, ha optado por un manga con páginas integradas a color y a 2 tintas muy bonito. Con blanco y negro como protagonistas, diversas tonalidades de naranja bailan en cada una de las viñetas para regalarnos una experiencia con sabor a recuerdos.
Lamu Color se hace fuerte gracias a su valor histórico y le echa un pulso a la nostalgia en la que dice ser una colección fascinante. No podría haber sido de otra forma sin el gran trabajo de Planeta, quien ha editado e impreso el manga con —parece— muchísimo cariño. No sé quién ha sido el traductor que se ha encargado de la obra en Daruma, pero me he imaginado a Marc Bernabé sentado en su escritorio con una taza de café y una sonrisa tímida mientras se lanzaba al trabajo. Lamu Color evoca esa sensación de afecto y recuerdo por las que dicen ser nuestras primeras incursiones en el mundo del manga. Así ha sido, al menos, en mi caso. Me he sentido como un niño pequeño sentado en un baúl de memorias infantiles.
Actualización: tras una pequeña investigación hemos descubierto (era no muy difícil, la verdad) que la traducción ha corrido a cargo de Alberto Aldarabí y Verónica Calafell.
Contenido
Sabiendo que la edición es muy buena toca desentrañar el contenido: ¿qué podemos encontrar? Lejos de lo que pueda parecer, no es una de esas obras especiales repletas de dibujos originales, esbozos que no salieron a la luz o anécdotas desconocidas. Lamu Color es una recopilación de episodios que, en caso de no haber sido lanzados así en su momento, han terminado de recoger las bondades del manga a color. No sabría definir su estilo, pero es como un pequeño lienzo hecho a lápiz. Me recuerda a cuando cogía mis lápices de colores y me sentaba a dibujar. Eso, pero bien hecho. Ahora bien, no todo el manga está pintado a 2 tintas. Mayormente sí, pero habrá muchas secciones que sean en blanco y negro. Es algo que debéis tener en cuenta. La inmensa mayoría es a 2 tintas.
Sobre la selección de capítulos no puedo poner ninguna pega, aunque tampoco me considero un especialista en la materia como para decidir si es correcta o no. Confío en el juicio de Shōgakukan y Rumiko. Lo que sí os puedo decir es que ha sido una selección, como poco, muy interesante. No recordaba muchos de los episodios con los que me he encontrado, así que ha sido como un reencuentro. Tenía algo de miedo, todo sea dicho, pues no sabía qué me iba a encontrar. Por suerte, ha envejecido bastante bien. El dibujo dista mucho de la calidad de los grandes autores de la actualidad, pero es pura historia. Así eran los primeros mangas que yo recuerdo y así es como quería verlos. Sencillos, con rostros simplones y fondos muy poco enrevesados. Obras que entraban por los ojos gracias a su humildad. Eran fáciles de leer… y lo siguen siendo.
Conclusiones
Lamu Color no es una obra que los neófitos vayan a disfrutar; su ejecución, construcción y maquetación está claramente diseñada para los avezados en Urusei Yatsura. La colección no sirve para introducir a nuevos lectores, sino para reenganchar a aquellos quienes sí disfrutaron de su lectura (o visionado) allá en su momento. Por tanto, poco recomendable para los que no conozcan la obra, pero muy interesante para quienes se consideren sus admiradores. La edición es sobresaliente, la traducción es muy buena y la selección de episodios parece muy adecuada. El manga es precioso lo mires por donde lo mires y sabe mantener ese aire de nostalgia que tanto nos gusta.
- Corrección: Guillermo Ruiz
