De Utena a Madoka: paralelismos en las mahō shōjos

Con el estreno de Magia Record: Puella Magi Madoka Magica Gaiden —de la pronto escribiré reseña—, sentí la responsabilidad de volver a mirarme su antecesora: Puella Magi Madoka Magica. Esto lo hice con el objetivo de no perder ningún detalle de esta nueva entrega, porque como ya se sabe, Madoka es una serie que disfruta de volarnos los sesos con sus líneas temporales y giros argumentales. Antes que nada, quisiera advertir que el siguiente análisis contiene spoilers.

Debo admitir que mi primera vez con Madoka fue incómoda y básicamente obligatoria. Al haber leído que se consideraba una rompe-géneros, la expectativa creció y el resultado no fue precisamente el deseado.

Durante esta segunda vuelta y con la lupa bajo el ojo, pude rescatar similitudes en cuanto a la estructura, así como paralelismos en cuanto a la narrativa con uno de los clásicos de los 90: Shōjo Kakumei Utena.

El inicio

Conocemos a Utena Tenjō, una chica cuyos padres fallecieron cuando era una niña; inmersa en su pesar y ante un futuro incierto, pierde la ilusión de vivir; pero es aquí que un príncipe montado en su caballo blanco aparece para salvarla y regalarle un anillo con la promesa de que algún día se volverán a ver, pero que por lo mientras debe mantener su inocencia y su nobleza. Utena quedó tan maravillada, que en un gesto de admiración decide convertirse en un príncipe y salvar a otras chicas así como lo hicieron con ella.

Finalmente, la misma narrativa de la historia se burla de su decisión en la presentación de la historia, que acaba planteando una pregunta… «¿pero habrá sido esta una buena idea?».

Mientras tanto, vemos a Madoka Kaname corriendo a través de algo que parece ser un laberinto lleno de patrones geométricos distintos, para luego mostrarnos un escenario distópico en el que una chica desconocida está en batalla con alguien/algo. Madoka, horrorizada por la escena, es interceptada por una pequeña criatura que le plantea la posibilidad de «cambiar toda esa destrucción y tragedia» si ella quiere, esto a través de un contrato que la hará convertirse en puella magi. Acto seguido, Madoka despierta dejándonos ver que todo ha sido un sueño.

La teatralidad

Ambas historias inician con un telón abriendo, dándonos la sensación de estar a punto de contemplar una obra de teatro; por ende, sugiere la existencia del espectador.

Los escenarios se caracterizan por su ostentosa arquitectura, simétrica, armónica pero también extravagante. La composición está tan cuidada que caemos en la sospecha de que precisamente, todo está perfectamente montado.

De la misma forma, ambas historias sugieren sutilmente dentro del prólogo que eventualmente algo saldrá mal. El punto culminante de la teatralidad sería el momento en que se revela el papel que cada personaje juega en la simulación creada dentro de la historia, potencialmente distinto a lo presentado al inicio.

Utena acumula elementos que logran hacernos creer que somos testigos de una representación fantástica; sin embargo, nunca coloca sus ideas al frente, sino que deforma y desdibuja la historia para tratar de engañar al espectador. No solo intenta, sino que va más allá y engaña a sus actores: los personajes, a través de recursos como, por ejemplo, el teatro de sombras.

Madoka a través de estructuras cristalinas invita al espectador a la sensación de poder mirar a través de las paredes, pero también de aislar lo que acontece para tener claro que lo que está fuera de estos espacios es ignorado por quien permanece a su alrededor.

Motivaciones

Las protagonistas, durante la etapa inicial, reciben una advertencia. Utena por parte de su príncipe, mientras Madoka por Homura. Ambas indicaciones están enfocadas a la idea de no modificar su esencia ni los valores que la caracterizan. Ambas se involucran en una lucha motivadas simplemente por la idea de salvar a otras personas, pero no perciben ninguna recompensa como los huevos de bruja o el poder para revolucionar el mundo.

En las dos historias cuando se revela el origen de todo, implica conocer una versión distinta de lo sucedido que las protagonistas recuerdan. En ambos acontecimientos nuestras chicas mágicas visualizan una realidad que las horroriza, entonces deciden hacer un contrato simbólico o literal que implica salvar a una chica desprotegida: Anthy Himemiya/Homura Akemi.

Ninguna de las dos recuerda esta versión hasta que se les muestra mucho después; sin embargo, la chica rescatada lo recuerda perfectamente. Es entonces que se revela que es esta última la que ha manipulado todo lo acontecido. En ambos casos se establece una relación codependiente entre rescatadora/rescatada.

Precios a pagar

El pacto tanto de los duelistas como las puella magi se sella a través de la materialización de un anillo, esto después de dar algo a cambio: la gema del alma o la espada que sale del pecho del duelista (durante la saga de la rosa negra). En ambos casos en momentos de inestabilidad emocional.

El precio a pagar es otro elemento presente: a unas se les concede su más grande deseo a cambio de convertirse en puella magi obligadas a cazar brujas, mientras que otros se les asegura que obtendrán el poder para revolucionar el mundo acompañados de la prometida de la rosa en cuanto ganen todos los duelos propuestos por El fin del mundo.

De igual manera, no se habla de los términos y condiciones hasta que es tarde. Las puella magi están condenadas a convertirse en brujas, criaturas que nacen de la tragedia y el sufrimiento. Quien obtenga el poder para revolucionar el mundo terminará por cederlo a El fin del mundo y pasará a ocupar el lugar de la prometida de la rosa, que por cierto es una bruja.

Miki

Creo que algo que vale la pena rescatar es la existencia de Miki Kaoru y Sayaka Miki, personajes secundarios de cabello azul que se presentan en un inicio como aliados de la protagonista, que aunque están implicados en la misma lucha parecen no tener intención de enfrentarla. Ambos están fuertemente marcados por un código de valores sobre lo que es correcto, agregándole gran peso a la justicia, y es precisamente este elemento el que les lleva a involucrarse en la dinámica de las puella magi y los duelistas.

Miki Kaoru recuerda con afecto los días en los que tocaba el piano con su hermana Kozue Kaoru, que cabe resaltar es un recuerdo distorsionado. Ahora que ella presenta un comportamiento frío y distante hacia él, este recuerdo lo proyecta en Anthy al encontrar en ella ese algo brillante. Conducido por el egoísmo, intenta poseerla para atesorar aquello que le hace sentir bien, olvidando su código de justicia.

Sayaka Miki visita diariamente a Kyosuke Kamijō, un amigo de la infancia del que está enamorado secretamente, que debido a un accidente ha perdido la posibilidad de volver a tocar el violín. Al notar su desesperación, desesperanza e incluso frialdad hacia ella, decide pedir su deseo: que Kyosuke se recupere y pueda volver a tocar, a cambio ella se convierte en puella magi. Al darse cuenta de que aun cumplido su deseo es incapaz de estar con él, lucha contra su egoísmo intentando dar validez a su sacrificio y valores de justicia, culminando con su transformación en bruja presa de la desesperación y los sentimientos negativos.

En consecuencia, ambos personajes tienen enfrentamientos donde la protagonista intenta hacerles entrar en razón de buena manera, algo que finalmente nunca logra.

El destino

Tenemos dos historias que sostienen un discurso desde una dicotomía sobre lo femenino: princesas/brujas, lo que también puede traducirse como la mujer buena/la mujer mala, en la que se establece que ninguna de las dos puede escapar de su destino. Convertirse en puella magi implica abrazar un egoísmo que conduce a un final de sufrimiento. Una mujer no puede aspirar a rescatar, está destinada a ser rescatada.

Este paradigma se anula cuando se rompen las reglas. Madoka desea eliminar a todas las brujas y termina con el sufrimiento de las puella magi. Asimismo, Utena no rescata a Anthy: logra que Anthy se rescate sola. Es así como ambas trascienden.

Parece que todo lo que conocemos, tanto Ōtori como Mitakihara, ha regresado a la normalidad, todo excepto que ni Utena ni Madoka son recordadas. Únicamente, permanecen en la memoria de Homura y Anthy, quedando entre líneas la promesa de volverlas a ver, aparentemente liberadas de lo que las atormentaba.

Ambas narrativas sitúan a las protagonistas en el momento de la pérdida de su inocencia a través de distintos escenarios. También podríamos entender a estas historias como una alegoría de la maduración, la toma de decisiones, pero también del cambio que trasciende el género ‘femenino’.

• Corrección: Guillermo Ruiz