Los juguetes más famosos del cine han regresado a la gran pantalla de la mano de Pixar y su Toy Story 4. Nosotros ya la hemos visto y en esta entrada te contamos qué nos ha parecido.
Sinopsis
El sheriff Woody y el miembro del Comando Estelar Buzz Lightyear, junto al resto de la pandilla de juguetes, están a punto de hacer un viaje familiar por carretera con Bonnie, su querida dueña. Pero cuando aparece Forky, una manualidad hecha por Bonnie convertida en juguete, empiezan los problemas. Forky, que es un tenedor-cuchara, no se siente como un juguete, y por eso Woody quiere ayudarle a descubrir la importancia de ser el juguete de una niña. Claro que todo se complica cuando este tenedor-cuchara salta de la autocaravana en la que viajan, y Woody sale en su busca. En esta aventura por carretera descubrirán lo grande que puede ser el mundo para un juguete.
Toy Story 4: continuando a un nivel altísimo
Todos hemos sido niños. Todos nos hemos emocionado con la ilusión de descubrir un juguete nuevo y de fantasear con las historias que se desprenden de él. Un momento en la vida en que todo es posible y cuyos límites los marca la amplitud de la imaginación. Un mundo enmarcado en la ilusión de nuestros muñecos.
Pocas franquicias de animación pueden presumir de contar con cuatro entregas cuyo nivel se haya mantenido tan alto como lo ha hecho Toy Story. La gran abanderada de Pixar nos demuestra, una vez más, que todavía hay muchas historias que contar tras los juguetes que arrancaron su andadura en aquel lejano 1995.
El tiempo ha pasado por la vida de Andy -pero no se ha perdido ni un ápice de la magia-, tanto que ahora es Bonnie la joven protagonista; una niña que desborda ilusión y que ve, como cualquier crío que se enfrenta por primera vez al colegio, un mundo desconocido que se abre ante sus ojos. Sin embargo, en su día de adaptación ocurre algo mágico. Como una mera manualidad, Bonnie crea a Forky, un muñeco cuchara-tenedor que se convertirá en su juguete favorito.
Esta situación permite hilvanar una trama que sigue siendo tan adulta como antaño. La capacidad de mirar más allá, de la manida expresión «salir de la zona de confort» o el verdadero significado de la vida son sólo algunas de las múltiples lecturas que pueden hacerse de la cinta. Un ejercicio de costumbrismo excelente que vuelve a situar a Toy Story en lo más alto.
La excelencia humorística de Toy Story 4
Particularmente, si debiera quedarme con algo de ésta Toy Story 4 (Josh Cooley, 2019) eso sería, sin lugar a dudas y por muchos cuerpos de ventaja, el humor. La vis cómica de esta cuarta entrega es realmente acertada, manteniendo un tono agradable durante todo el metraje pero, además, coqueteando con un humor loco -y negro- que le sienta a las mil maravillas.
En parte, esto se consigue gracias al acierto en el dibujo de ciertos personajes. Lo de Ducky y Bunny es absolutamente maravilloso; es increíble lo que han conseguido con ellos. Un pollo y un conejo unidos por las manos que son realmente desternillantes y que protagonizan muchos de los momentazos de la cinta. Además, hay otras incorporaciones como el motorista Duke Caboom que suman muchísimo al conjunto.
Por otro lado, también nos topamos con los personajes de antaño, encontrando en Woody y Buzz sus principales baluartes y siendo el primero el auténtico protagonista de la función. Todo ello con un apartado técnico que quita el hipo, como suele ofrecernos la compañía del plexo -siendo sinceros, las cintas de Pixar se ven casi mejor que la realidad. Es de locos-.
Veredicto
Toy Story 4 es una grandísima cinta de animación. Sin entrar en las siempre odiosas comparaciones, podría decirse que esta cuarta entrega es otro triunfo para Pixar y otra muestra más de que los juguetes aún tienen mucho que decir. La verdad es que Andy vió un amigo en Woody y nosotros haríamos bien en ver la cinta como lo que es: una entrañable historia que se comparte entre generaciones.
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