San Sebastián 2019: ‘Una obra maestra’, review sin spoilers

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Donald Sutherland recibió en San Sebastián el premio Donostia a su carrera. Dentro de este evento pudimos disfrutar de Una obra maestra, cinta en la que aparece el célebre actor y a continuación os dejamos nuestras impresiones.

Una obra maestra es un interesante thriller

Decía Giuseppe Capotondi en rueda de prensa que The Burnt Orange Heresy, aquí Una obra maestra, quería retratar que la verdad puede ser creada de manera artificial si se cuenta con poder y dinero. No podía tener un planteamiento más acertado para transmitir semejante mensaje. La crítica, en general, suele estar formada por mentirosos. Individuos encargados de generar corriente de opinión y cuya grandeza radica únicamente en separar los bulos buenos de los malos para difundirlos en beneficio propio.

Esos entresijos y argucias propios del mundillo sirven ahora para hilvanar una historia que gira en torno a la ambición de su protagonista. James es un crítico que, tras ser contratado por un marchante de arte, traza un plan para robarle una pintura a un autor que lleva más de cuarenta años desaparecido.

De este modo, Una obra maestra (Giuseppe Capotondi, 2019) apuesta por generar una intriga que se sustenta en dos partes bien diferenciadas. La primera es una trabajada presentación de personajes e introducción a la historia, mientras que la segunda se postula como un thriller funcional pero algo menos gratificante.

Una obra maestra

Una obra maestra, elegante a la par que previsible

Entendiendo esa dualidad, nos topamos ante una cinta terriblemente elegante. Su diseño de producción es exquisito, metiendo de lleno al espectador en un mundo de riqueza y refinamiento artístico. Todo tiene su razón de ser para Capotondi.

De hecho, esa elegancia se traslada a sus diálogos, trabajados y absorbentes. Aunque no dejan de ser mera palabrería entre ricachones, las conversaciones entre ellos se sienten poderosas, sobretodo las que acontencen entre Elizabeth Debicki y Claes Bang así como, por supuesto, las que implican la figura de Donald Sutherland -impecable en los apenas 15 minutos que aparece en escena-. Los tres están muy bien en sus respectivos roles, así como también Mick Jagger en un papel que funciona, como el de Sutherland, casi a modo de cameo.

Quizá su talón de Aquiles resida en la previsibilidad de su trama. Una obra maestra tiene claro a dónde quiere llegar, y eso es algo que a veces se antoja demasiado obvio incluso para el espectador. Nada alarmante pero sí reseñable.

Veredicto

El segundo largometraje de Giuseppe Capotondi es un film intrigante y correcto. Puede que Una obra maestra no pretenda ser lo que su propio nombre sugiere, pero es un thriller elegante con una reflexión realmente interesante.

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