San Sebastián 2019: ‘Joker’, review sin spoilers

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Tras cosechar grandes críticas y alzarse con el León de Oro en Venecia, Joker tampoco ha querido faltar a su cita con el Festival de San Sebastián. Nosotros hemos tenido ocasión de verla y a continuación os contamos qué nos ha parecido.

Joker es una obra de arte

Deberíamos preguntarnos con más asiduidad en qué porcentaje somos culpables de que haya ciertos individuos con conductas irracionales. A veces, y sólo a veces, las personas alcanzan estados de enajenación y paranoia sin explicación aparente. Sin embargo, en muchas ocasiones sus patrones conductuales vienen marcados -en gran medida- por los estímulos externos que perciben, presos de una realidad cruel que coloca la sociedad en una posición absolutamente cuestionable.

Tras la expectación generada los últimos meses y con las polémicas sobre violencia encima de la mesa, no era de extrañar que Joker (Todd Phillips, 2019) fuera una de las películas más esperadas de lo que queda de año. Y ya puedo confirmaros que el film es todo lo que se esperaba de él y más.

Joker es una obra de arte instantánea. Su percepción artística de un personaje tantas veces explorado es una auténtica revelación para todo aquel que quiera aproximarse a él. Un relato que poco (o nada) tiene que ver con el cine de superhéroes y que rehuye del artificio en favor de una interpretación que es pura verdad. De hecho, Joker no necesita compararse con nada pues su propuesta es tan potente que arrasa con todo a su paso.

Joker

El Oscar a la mejor interpretación tiene nombre propio: Joaquin Phoenix

Hablar de Joker es hacerlo de Joaquin Phoenix. El brillante actor puertorriqueño nos regala una actuación descomunal, tan cruda y veraz como intensa. Literalmente, no hay calificativos para describir la metamorfosis de Phoenix para este papel. El intérprete adelgazó más de veinte quilos para meterse en la piel del célebre villano, algo que le ha ayudado a tener una apariencia siniestra pero a la par cultivar su faceta más intangible, la personalidad de su personaje. El Joker de Phoenix es un demente sobre el papel y una víctima de la sociedad en pantalla. Su trabajo merece desde ya un Oscar (o los que hagan falta).

A su vez, esta cinta debe ser entendida como el estudio de un hombre y su descenso a los infiernos, lugar que desde el inicio ya tiene bastante cercano. Hay mucha belleza en la anarquía de su planteamiento, poniendo los personajes del revés y situando al espectador en una posición complicada por la pasmosa facilidad con la que se puede empatizar con su protagonista.

Y lo mejor de todo es que los aspectos técnicos están igual de cuidados. La ambientación de esa Gotham gris y decadente es impecable, así como vestuario y maquillaje. También, sin abusar de ello, encontramos referencias al mundo de DC, algo que agradará a los fans de los cómics.

Veredicto

Todd Phillips ha creado con Joker una obra perfecta. Su planteamiento diferencial y su guión elaborado y oscuro hacen de ella una cinta magistral que trasciende la pantalla. Un conjunto que se sustenta sobre un intérprete de los que marcan época: Joaquin Phoenix.

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