
Ayer llegó a nuestras pantallas Una cuestión de género, un drama judicial sobre la mujer que se atrevió a cambiar las reglas de juego, Ruth Bader Ginsburg. En esta entrada os desglosamos todos los detalles.
Sinopsis
Inspirada en la historia real de Ruth Bader Ginsburg (Felicity Jones), una joven abogada y madre de familia. Ruth, junto a su marido el abogado Martin Ginsburg (Armie Hammer), cambió el curso de la historia con un singular caso sobre discriminación de género que abrió el camino para la igualdad en los Tribunales.
Empoderamiento femenino
El 17 de octubre parece una fecha señalada para alumbrar a gente con carácter. Más allá de quien suscribe estas líneas, ese día también trajo al mundo personalidades de la talla del finlandés Kimi Raikönen, el rapero estadounidense Eminem o la reivindicativa Felicity Jones. Y es que en un alarde de decisión impropio de muchos actores, Jones declaró para Fotogramas que durante su carrera había rechazado muchos papeles porque no le agradaba lo que transmitían o por considerarlos demasiado sexistas. A fin de cuentas, ella siempre fue más de «alianzas rebeldes» -¿alguien ha dicho Rogue One?-.
Porque Una cuestión de género (Mimi Leder, 2019) es, ante todo, una propuesta de empoderamiento femenino. Su historia, dejando de lado lo puramente penal, es un grito a la igualdad, un relato que, pese a englobarse entre los 50 y los 70, sigue siendo hoy rabiosamente contemporáneo. Una cinta necesaria, como todas aquellas que abordan la crítica social, y que satisfará a los amantes del drama con poso de Ley y Orden.
Entrando en materia, el film se divide en dos partes bien diferenciadas. La primera se encarga de presentar a los personajes y situar a la protagonista en un mundo de hombres que no parecen dispuestos a perder su lugar de privilegio. La segunda se centra en su cruzada contra el sistema estadounidense, enfatizando en su litigio y en la incoherencia de ese entorno social que aún se resiste al cambio.
Una cuestión de género, drama efectivo
Todo y que Una cuestión de género no se postulará como la quinta esencia del género (ni lo pretende), debo decir que funciona de manera tremendamente efectiva. El libreto escrito por Daniel Stiepleman, curiosamente es el sobrino de Ruth Bader Ginsburg -mujer en la que se basa el relato-, resuelve de manera acertada el conflicto central y pasa de puntillas por el biopic, mostrando variedad y un interés que se mantiene a lo largo de todo el metraje.
A su vez, la labor de los intérpretes ayuda a darle continuidad a ese drama que se percibe como algo absolutamente natural. En parte, eso es gracias a la gran actuación de Felicity Jones, que proyecta las inseguridades de una mujer cohibida pero también de aquella con la suficiente enjundia como para cambiar las cosas. A su lado encontramos un acertado Armie Hammer, deleitando con otra dosis de ternura casi más propia de lo visto en Call me by your name (Luca Guadagnino, 2017). Cierran algunos nombres de la talla de Justin Theroux, Kathy Bates o Cailee Spaeny.
Veredicto
Tan acertada como necesaria, Una cuestión de género es una película que pone de manifiesto que la igualdad de sexos, aunque no siempre sea acertado expresarlo así, no es sólo un derecho sino que también es un deber. Un drama que funciona y que aclara el concepto de «empoderamiento femenino» a aquellos que todavía no han acabado de entender su significado.