¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! El arco de las pasantías sigue su curso y en este dieciseisavo tomo nos hemos sumergido en uno de sus momentos álgidos. Si bien el factor epicidad de duelos tan recordados como All Might vs. All for One no se puede emular, la historia ha logrado alcanzar un grado de madurez muy atractivo. Lejos del enfervorizado deseo de simplificar el argumento en pos de una narrativa más ligera, la obra ha evolucionado a un ritmo excelente. Y en esta ocasión contamos con un tomo de 192 páginas en blanco y negro traducido por Daruma. Como siempre, Planeta Cómic ha optado por una presentación rústica sin solabas y con sobrecubierta. ¡Atención! Alerta spoiler. Aunque siempre intento omitir los detalles más importantes, no siempre es posible. Avisados estáis.
My Hero Academia #16
Sinopsis
Parece que Midoriya, Kirishima, Uraraka y Asui van a participar en un plan de asalto junto a héroes profesionales. Kirishima, sé que tus compañeros pueden confiar en ti porque estás dispuesto a arriesgarlo todo por ellos. ¡¡Tú vales!! ¡Plus ultra (más allá)!
Shōnen
En no pocas ocasiones, algunos de los shōnen más emblemáticos de las últimas fechas fueron señalados por la crítica a raíz de lo superfluo del guion que decían protagonizar. Lejos de atentar contra la topicidad, hubo un tiempo en donde el miedo al fracaso hizo mella en un género —discusiones aparte, pues su definición de género me sigue pareciendo errónea— que parecía envejecer a pasos agigantados. Una consideración, cuando menos, refutable. A fin de cuentas, es muy complicado valorar un género cuya principal característica es el público al que se dirige: jóvenes varones de entre 12 y 17 años aproximadamente. Sin entrar en si la demografía es una forma adecuada de categorizar el manga —spoiler: no lo es— no pude evitar sentir una sintomática sensación de cansancio en las no pocas historias que leía y/o leo.
Por suerte, si aquella sensación suscitada en parte del público fue real, ahora ya no es más que un fantasma pretérito derrocado por la nueva generación de mangakas. Otrora ya sucedió con One Piece y momentos tan sonados como el rescate de Ace. Podría citar otros tantos ejemplos, mas no quiero andarme por las ramas. Lo que quiero decir con esto es que, finalmente, My Hero Academia se ha arrancado las cadenas que lo mantenían preso en aquella su demografía. El proceso ha sido largo, pues comenzó con el propio duelo de All Might y One for All y otros tantos momentos, pero ya está aquí. Lo que muchos pedíamos es ya una realidad: My Hero Academia ha madurado su argumento hasta el punto de escapar de los márgenes del arquetipo clásico del shōnen.
Un argumento cada vez más maduro
A lo largo y ancho de tomos anteriores hemos sido testigos de cómo, lentamente, Kōhei Horikoshi se expresaba de forma cada vez más adulta. Sin abandonar las características de un manga netamente juvenil, la atmósfera de la historia ha ido adquiriendo nuevos matices en su baile de luces y sombras. Ahondando en el pantano de la incertidumbre, se potenció el malestar de la sociedad y la diferencia de clases para ejecutar un guion cada vez más complejo. Si bien los héroes siguen siendo el estandarte del mundo actual, las semillas de la discordia han sido sembradas no solo en el pueblo llano, sino en aquellos que se hacían llamar desechos de la sociedad.
La consecuente aparición de diversos villanos cargados de razones emocionales y lógicas muy razonables permitió que el argumento se construyese sin necesidad de grandes giros de guion cargados del don de la inverosimilitud. La acción-consecuencia de los diversos eventos acaecidos se explica por sí sola; la historia es sencilla en términos de comprensión, pero también es profunda y compleja. A ello ha contribuido mucho la aparición de personajes tales como nuestro actual villano: Chisaki, más conocido como Overhaul. Emulando la base de X-Men: la decisión final, la creación de un arma capaz de borrar poderes comienza a sacudirlo todo. Así sucede, igualmente, con la droga que aumenta las capacidades de aquellos que sucumben a ella.
Empero, sus motivaciones siguen siendo un total misterio. Overhaul ha dejado tras de sí una cuerda de misterios que queremos tensar hasta su mismo final; es imposible no ser seducidos por lo que el villano nos ofrece. ¿Por qué? ¿Con qué motivo? Aun con todo, hemos descifrado la heráldica de Chisaki: es un caballero del caos. Sus acciones destruirán los cimientos del mundo, mas no le importa; quiere un mundo hecho a su imagen y semejanza. Para ello hará lo que tenga que hacer. El impío yakuza usará a quien tenga que usar y dañará lo que tenga que dañar con tal de cumplir sus metas. Pero lo más interesante de este personajes es cómo ha logrado crear, y eso se ve en este tomo, una sensación de lealtad inquebrantable en base al dolor y el abandono.
El poder de la lealtad
Comprendimos esto junto a los llamados Ocho Prescindibles. Tal y como indica su propio nombre, hablamos de una fuerza de combate carente de todo aprecio; su muerte, pérdida o derrota no supone nada. Son, a fin de cuentas, peones en el juego de Chisaki. Ellos lo saben, pero no les importa. Abandonados por la sociedad, golpeados por la crueldad del mundo, lo perdieron todo. Overhaul les dio un motivo para vivir, una razón para existir, aun a sabiendas de que son basura. El líder yakuza fue sincero y, aun así, logró hacer de ellos sus herramientas. En los diversos combates (a excepción de Rappa, quien se mueve por otros derroteros) protagonizados por los Prescindibles hemos sido testigos de esa rabiosa lealtad.
Sacrificio y dolor no importan cuando pueden ser útiles a quien les «rescató» del abismo. Lo más curioso de todo es que el propio Chisaki les desprecia. Siente asco de su presencia; las máscaras que portan no son un símbolo de estatus, sino que no quiere respirar el mismo aire que ellos… La construcción no solo de Overhaul, sino de su familia, me ha parecido impresionante. Son el opuesto al concepto de héroe y compañeros. Son, a fin de cuentas, la antítesis del modelo de sociedad heroica actual. No resulta extraño que, ante tal contexto, personajes como Kirishima hayan destacado bastante. Red Riot es un joven que valora a sus amigos por encima de cualquier otra cosa; Los Ocho Preceptos de la Muerte representan un concepto de camaradería insultante.
Tamaki «Suneater» Amajiki se encuentra en una situación similar. No quiero dar muchos detalles, ni concretar aspecto alguno, pues prefiero dejaros la sorpresa. Lo que sí puedo contaros es que My Hero Academia logra, una vez más, que su elenco brille con luz propia. El amplio plantel con el que cuenta el manga logra repartir el protagonismo de manera muy acertada logrando repartir los momentos de tensión, comedia y/o epicidad a partes iguales sin que se sienta forzado. Deku, por citar un ejemplo, abandona todo papel protagónico en el volumen dieciséis y cede cuasi por completo ante el carisma de sus compañeros sin que haya problema alguno en ello.
My Hero Academia #16 no sorprende con su increíble sentido del ritmo
Diría que la gran capacidad del manga para llevar toda acción a buen puerto con un ritmo adecuado (ni muy rápido ni demasiado lento) es un acierto que se debe resaltar por encima del resto de cosas, pero es que esto es algo que lleva sucediendo desde hace mucho tiempo. Una de las mayores virtudes de My Hero Academia —tomo 16 incluido— es el manejo del tempo. No tenemos tiempo de aburrirnos, pero tampoco se nos agobia con una secuencia interminable de momentos tensos y/o dramáticos. Todo es formulado en su justa medida. Puede que sea muy optimista, pero la obra de Horikoshi se está convirtiendo en una de mis preferidas.
Y esto no solo lo consigue con todo lo dicho con anterioridad, sino con un dibujo excelente y un sentido del espacio sobresaliente. La historia, por sus propias cualidades, debería ser confusa. El tomo 16 nos narra una incursión entre héroes y policías en una base mafiosa. Se enfrentan, entre otras cosas, a un enemigo capaz de separar a nuestros protagonistas en diferentes espacios físicos dentro de la base. Y, aun con todo, en ningún momento me he sentido perdido en mi lectura. He comprendido todo a la perfección sin necesidad de releer nada. Pese a su complejidad, todo es sencillo de entender. En ese sentido, de diez.
Conclusiones
Mención especial Daruma, cuya traducción siempre ayuda mucho en tales aspectos. Al tiempo, la edición de Planeta sigue rozando el sobresaliente. Por consiguiente, el tomo mantiene la calidad de antaño sin perderse por el camino. Sobre My Hero Academia #16… Me ha encantado. Y no solo el presente volumen, sino el manga en líneas generales. Además, aún no hemos llegado a lo mejor. Salvo catástrofe total, soy incapaz de concebir un bajón en la calidad de la obra. Mi único lamento, en estos momentos, es tener que esperar para seguir leyendo.