
A lo largo de los últimos años hemos podido disfrutar de una buena remesa de historias de horror gracias a Hill House Cómics, una línea editorial del sello DC Black Label. Bien es sabido por muchos que la gran mayoría de las historias de esta pertenecen, de una forma u otra, al gran Joe Hill, uno de los mayores exponentes del género de terror contemporáneo. Más en concreto, en el universo de los cómics y los tebeos. No es ninguna novedad, pues ya disfrutamos de su narrativa en obras como Un cesto lleno de cabezas o La familia de la casa de muñecas.
Curiosamente, no todas han nacido de su puño y letra, pues Hill House Comics también acoge otra suerte de historietas supervisadas por el heredero del maestro del terror. Y es que, para quien no lo sepa, Joe Hill es hijo de Stephen King, uno de los autores más reputados de la historia. Curiosa familia la suya, todo sea dicho, aunque no estamos aquí para hablar de eso. Hoy quiero ofreceros una nueva reseña. Se trata de Inmersión, un relato de terror construido sobre las profundidades del mar.
Destaca, como viene siendo costumbre, por una edición a la altura de las expectativas en la que la relación calidad-precio vuelve a ser excelsa. Si solo valoramos el trabajo de impresión, maquetación, edición, etc. Inmersión merece los 19,95 € que cuesta. Si lo que quieres es disfrutar de una buena historia de terror, probablemente todavía más. No obstante, no adelantemos acontecimientos. Vayamos, tal y como diría Jack el Destripador, por partes.
Reseña de Inmersión

Inmersión arranca como una historia marítima cualesquiera. Tras un tsunami, un barco de origen americano detecta una señal de socorro. Nada del otro mundo, si obviamos el hecho de que la señal procede de un navío que se hundió hace 40 años. Esto es solo el prólogo, pues Joe —antes, siquiera, de darnos cuenta— ya nos está presentado a los protagonistas de su historia. Empieza con una narrativa relativamente ágil que apenas se detiene en los pequeños detalles, pero que resume muy bien al elenco. Pronto descubrimos que una corporación busca recuperar el barco, y para ello contrata a la bióloga marina Moriah, y a una tripulación de ávidos buzos y marinos. Por desgracia, cuando parten en su misión, lo que se encuentran no es un simple barco abandonado y un montón de cadáveres.
Lo curioso es que, una vez arrancas con la lectura, notas una sensación de déjà vu. Normal. Una vez concluyes con la lectura y te sumerges en la imprescindible —figura como material adicional— entrevista de Joe Hill, descubres que el guionista se ha inspirado en La cosa de John Carpenter. Sorprende, aunque no tanto si recuperamos el nombre del capitán del barco protagonista: Carpenter. Capitán Carpenter. El homenaje es claro y directo. Joe no se anda con medias tintas y ensalza la figura del cineasta solo para, segundos después, iniciar una secuencia magistral de horror marítimo.
Hill, desde el mismo comienzo, nos deleita con una narrativa con un ritmo cuasi perfecto en donde cada viñeta tiene sentido propio. Siendo parco en palabras, Inmersión es un cómic corto que destaca por la gran habilidad como narrador de su escritor; cuenta bien las cosas. A su ritmo justo. Sin adelantarse, pero sin poner una pausa excesiva. Y es por eso mismo que no puedes dejar de leer aunque no esté sucediendo «nada» que te vuele los sesos. Porque, más allá de ciertas sorpresas, no hay un gran cliffhanger que desbarajuste la narrativa. Hay ciertas secuencias y giros de guion que marcan la historia, pero no hasta el punto de alterar la narrativa de forma demasiado exagerada.
Una narrativa experimentada

Joe Hill maneja muy bien los tiempos. Nos da un par de trazadas sobre los protagonistas y nos permite desmenuzar muy sutilmente sus personalidades, pero sin que nos entretengamos demasiado en explorar su psique. De hecho, diríamos que este sería uno de los errores del cómic; no llegamos a empatizar del todo con ninguno de sus personajes. Me habría gustado, de hecho, que echase un poco el freno en ciertos pasajes, ya que de esa forma habría entendido algo mejor las motivaciones del elenco. No obstante, la principal preocupación de Hill es desgarrar la trama poco a poco. Los nombres no son importantes. Aquí lo que interesa es la intriga y el misterio.
En todo momento se nota que es un autor muy experimentado: lleva las cosas por el camino que quiere. Hay ciertos elementos que pueden gustar más o menos, como ha sido mi caso, pero tienen una razón. Más que un error, es una decisión creativa determinada por el bien de otros factores. En el caso de Inmersión puedo presentar diatribas subjetivas, mas no minusvalorar el trabajo del que, a día de hoy, es el mejor cómic del sello Hill House Comic que he leído. La historia, por méritos propios, es notable, entretenida y adictiva. Engancha y te mantiene en vilo. Te incita a leer y descubrir sus misterios.
Un estilo sombrío que encaja a la perfección

Sea como fuere, esto no sería posible sin la gran habilidad al pincel de Stuart Immonen. Siendo sincero, no le conocía y/o no le recordaba, pero me ha demostrado que es todo un virtuoso del cómic. En cualquier caso, acompañado de Dave Stewart como colorista, Immonen nos ofrece un estilo muy sobrio al más puro años 80. Emplea una paleta de colores fría y con muchos tonos apagados. Abusa, en ciertos momentos, de las sombras, pero en este caso es un acierto. Pose un estilo más bien oscurantista… y encaja a la perfección con el guion. Tal vez su manejo de las expresiones faciales deje un poco que desear, aunque se maneja excepcionalmente bien con los cambios de ritmo y las secuencias de misterio.
Quienes hayan jugado a rol pensarán, inevitablemente, en Cthulhu. Y no porque maneje entidades extrañas (que también), sino porque aborda casi todas las escenas a través de entornos cerrados. Llegados a este punto, la colaboración entre Hill e Immonen consigue trasmitir la sensación de que estamos atrapados, siendo este uno de sus principales atractivos. Y todo esto lo consigue a través, como ya he dicho con anterioridad, de una historia corta. Seguramente, este sea su mayor defecto: que es corta. De haber dispuesto de unos pocos números más, esa falta de desarrollo de personajes se habría solventado con la misma maestría que el resto de elementos.
Conclusiones

En su conjunto, Inmersión es una historia de terror-horror marítimo muy bien desarrollada en donde tanto el dibujo como el guion como la paleta de colores juegan al mismo ritmo para ofrecernos una buena narrativa en casi todos sus niveles. Interesante y atractiva, la lectura es tremendamente adictiva. Sobre todo si eres de esas personas que disfrutan de los tebeos alternativos que se alejan de la imagen del héroe todopoderoso que se enfrenta al mal. Sigue siendo, eso sí, un cómic con un público objetivo reducido, pues está enfocado para aquellas personas que disfruten del horror. De cualquier manera, es una obra muy notable que recomendaría a casi todo el mundo.