El anime, un medio que nos puede dar tantos sentimientos, pero que en el terror casi nunca me lo ha proporcionado. Por ejemplo, Midori: La niña de las camelias y las primeras 2 ovas de Pet Shop of horror me dierion miedo, y viendo el paronama actual de animes que me suponen dar miedo no logran dármelo hasta que descubrí este anime: Requiem from the Darkness.
Para resumirles la trama de este anime solo diré que trata sobre un escritor que busca historias de terror y en su camino se encuentra con un grupo de detectives que resuelven casos bastante especiales; o sea, cosas que involucran hechos «sobrenaturales».
Lo fantástico de este anime es su manera de decirnos que a veces los fantasmas u otros seres sobrenaturales no es a lo que más le debemos de temer, sino al mismo hombre. Hay capítulos donde realmente te dejan el alma cortada por las situaciones tan horribles que pasan, en especial el capítulo 4 que demuestra hasta qué punto uno puede manipular a las personas. Por lo menos si fueran seres sobrenaturales uno pensaría que es para divertirse o simplemente es su función, pero aquí son seres humanos en su más bajo nivel: asesinos, violadores, ladrones, caníbales y demás. Cierto es que no cuenta con la mejor animación del mundo, se da a notar el presupuesto modesto que tuvo, pero hace un trabajo en su apartado artístico para transmitirnos esas escenas bastante buenas que pueden causarnos pesadillas.
Si quieren pasar un poco horror y ver hasta qué punto un ser humano puede caer, este anime es para ti.
La historia transcurre en la Era Bakumatsu, cuando los cimientos del gobierno de Tokugawa empezaron a tambalearse. En la edad donde la «Oscuridad» se respiraba y la presencia de monstruos era muy temida, un escritor soñador, Yamaoka Hyakusuke, viaja por todos los países con la esperanza de publicar en todo el mundo su obra «Hyaku Monogatari». En el camino, se encontrará con criminales como Mataichi del Sufrimiento, Ogin de los Muñecos o Chouji de la Llamada de los Pájaros.
Son una banda criminal secreta, contratada para resolver casos que son enterrados en la oscuridad. Buscando al criminal, usando hábiles estratagemas, juzgarán el ego humano y cerrarán un caso tras otro, siempre acompañados por un sonido de campanas y la palabra «Go Koui Tatemasaru» (que significa «yo lo haré», en un japonés antiguo y refinado).
