Suenan los tambores y el suelo tiembla: los vikingos regresan con no otro objetivo más que el de continuar con la expansión de su territorio. Assassin’s Creed Valhalla, uno de los juegos más destacados de todo 2020, ha regresado por todo lo alto con Assassin’s Creed Valhalla: Wrath of the Druids, su nueva expansión de pago o DLC. Tal y como ya adelantamos, en La ira de los Druidas viajaremos a Irlanda y desentrañaremos los misterios de un antiguo y misterioso culto druídico. Todo a través del ya conocido sistema de rastreo y exploración de Valhalla. Lo haremos junto a Eibor, quien se sumergirá en los mitos y folclores gaélicos mientras se abre camino a través de bosques encantados y paisajes deslumbrantes mientras gana influencia entre los reyes del lugar.
Para quien esté interesado, os recuerdo que Wrath of the Druids estará disponible a partir del día 13 de mayo. De antemano os adelanto que continúa la experiencia original del juego a través de las mismas mecánicas, pero en un escenario completamente nuevo: Irlanda.
Assassin’s Creed Valhalla: Wrath of the Druids
La primera impresión de La ira de los Druidas es que es un DLC continuista que busca revivir los buenos momentos de Valhalla sin alterar la experiencia original. No considero que sea un error o un acierto, sino más bien una decisión creativa que los jugadores deben tener en cuenta. Lógica, eso sí. Es una decisión muy lógica, ya que apostar por un gameplay esencialmente distante no parece lo más adecuado. Si me preguntáis por mi opinión personal y subjetiva, creo que ha sido un acierto. Lo he podido disfrutar de principio a fin sin mayores dificultades gracias a que me sentía familiarizado con los controles, la exploración o la misma narrativa. De hecho, y en cierto modo, se siente como una secuencia de misiones adicionales más que un contenido aparte.
En consecuencia, la cohesión de los elementos es total salvando las distancias geográficas. Que esa es otra, la geografía. Irlanda es preciosa y desde Ubisoft han sabido alégranos la vista con un conglomerado de paisajes (desde grutas secretas hasta ciudades pasando por bosques, praderas y montañas) preciosos. Sigue siendo un juego muy bonito aun con las carencias de PlayStation 4, consola con la que hemos jugado. Así pues, Assassin’s Creed Valhalla: Wrath of the Druids se desarrolla adecuadamente. No obstante, muestra cierta falta de «valentía» por parte del estudio. Lejos de innovar, vuelven a utilizar las disputas territoriales como foco de acción.
De esta forma tendremos que ir ganando influencia y reputación en Irlanda mientras colaboramos con los distintos reyes y monarcas del lugar. El conflicto nos acercará a uno y nos alejará de otros de la misma que sucedía en Valhalla. Favorece la interacción si ha pasado mucho tiempo, aunque se siente algo más pesado si se juega de forma continuada respecto al juego original. Sea como fuere, es una expansión de contenido en toda regla que suma muchísimas horas de juego, amplia el lore de la franquicia, nos permite saber más sobre Eibor y su pueblo y examina con meticulosidad los bellos parajes irlandeses.
Druidas y chamanes
Uno de los puntos más interesantes de la expansión es la presencia de los druidas y los chamanes, quienes harán las veces de magos. Aportarán mucha información contextual sobre los diversos ritos que estos hacían, aunque en muchas ocasiones pueden ser… agresivos. Será mejor que andéis con cuidado. También tendréis que prestar atención —y este ha sido uno de nuestros aspectos favoritos— con dos novedades. En efecto, Assassin’s Creed Valhalla: Wrath of the Druids incorpora dos sistemas de juego inéditos que tienen por objeto potenciar la de ya por sí amplia gama de posibilidades de Valhalla. La primera de ellas son las rutas comerciales. Funciona con una suerte de puntos que podremos invertir, a través de la recogida de recursos, en rutas comerciales. Estas solo funcionarán en Irlanda.
El resultado final de nuestras accione será dinero… y artefactos especiales. Algunas rutas ofrecerán recompensas especiales que serán vitales para el transcurso de misiones concretas o, simplemente, para disfrutar de la experiencia con nuevas variantes. Si buscáis una analogía, se parecen a las misiones que tenemos que cumplir para Reda. Aquí es menos directo, pero se parece. Más o menos. En realidad es la segunda novedad la que más nos ha recordado al joven comerciante. Son las llamadas peticiones reales, o lo que es lo mismo, misiones secundarias que tendrán diferentes recompensas. A mayor sea nuestra efectiva y cuantos más objetivos cumplamos, pues mejores recompensas. No hay mucho más.
Conclusiones
No quiero alargarme mucho más, la verdad. Si queréis revisar con profundidad como funciona Assassin’s Creed Valhalla os recomiendo que visitéis nuestro análisis. Ahí está todo. Con Wrath of the Druids prefiero ser más conciso e ir al grano. Así pues, voy a responder a la pregunta que más de uno se estará formulando en estos mismos momentos: ¿Merece la pena? Sí. Creo que es un contenido interesante, aunque también es verdad que yo dispongo del season pass desde hace tiempo. Comprendo que sus 39,99 € puedan parecer caros en estos momentos.
Aún no hay suficiente contenido para justificar su precio. En el futuro sí, pero ahora le cuesta un poco más. Dadle tiempo. Hay Valhalla para rato. Y habrá más. Dejando eso a un lado, Wrath of the Druids cumple con las expectativas. Podemos concluir que es una expansión muy digna (la primera de las dos que han sido confirmadas) con un contenido interesante y una secuencia de misiones atractivas. La duración es más que digna y amplía la experiencia en varias horas. Irlanda es un lugar precioso y he disfrutado mucho explorando sus misterios. ¿Lo recomiendo? Sí. Encarecidamente.
Análisis de Assassin’s Creed Valhalla: Wrath of the Druids. Clave de juego para PS4 cedida por Ubisoft.
