¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! El torneo de Caballeros reales sigue su curso y el primer duelo de la segunda ronda ha llegado a su fin. He de decir que los espectros del mal hacer pasado han comenzado a disiparse. Sin embargo, Pierrot sigue empleando una fórmula un tanto errática a la hora de plantear sus episodios. El estudio ha respetado el planteamiento del manga, pero los tiempos marcados no dejan de generar una sensación de relleno en una saga que debería ser principal. Porque, efectivamente, hemos vuelto a los flashbacks que ocupan demasiado tiempo en pantalla y que ralentizan la acción. En función de la serie esto puede ser un acierto, pero Black Clover necesita dinamismo. Su punto fuerte siempre ha sido su eléctrico sentido del ritmo.
Pero la serie ha caído en una extraño paroxismo que no le sienta nada bien. Si bien parecía que se había vuelto a retomar el camino correcto, siguen existiendo determinados baches que estropean ligeramente la experiencia audiovisual. Aun con todo, la progresión de la última saga sigue siendo adecuada y cada vez más disfrutable. Dicho esto, comencemos con el análisis. Recordad que el episodio ha sido emitido por la plataforma de streaming Crunchyroll. Si no habéis visto el capítulo tened cuidado, pues este análisis contendrá spoilers.
Vuelven los flashbacks a Black Clover
La analepsis siempre ha sido uno de esos recursos sometidos a escrutinio. Pueden ser una técnica narrativa con implicaciones imprescindibles o, por otro lado, arruinar el ritmo de una película o un episodio, por ejemplo. En el caso de Black Clover suele ser lo segundo; al menos así me lo parece a mí en su versión anime. Pierrot dedica mucho tiempo a estas escenas de carácter retrospectivo. En el episodio de esta semana sucedió con Sol, de quien pudimos observar algo más de su pasado. Una vez más sentí que es un banal intento de que empaticemos con un personaje que, aunque interesante, no ha tenido gran impacto en cámara. Por consiguiente, el flashback se percata como un recurso artificial que busca un mayor énfasis en un personaje concreto.
No fluye de forma natural con el resto del episodio y termina por romper su dinámica. Ajeno a esto, el resto del episodio, salvo por aspectos concretos, me ha parecido entretenido. Mimosa recupera el protagonismo que se merece y el equipo de Asta hace de las suyas en unos combates (no tan épicos) bien planteados. Magna demuestra que es algo más que un cabeza de chorlito y el trampero vuelve a hacer de las suyas. Por otra parte, Kirsch demuestra un enfoque un tanto más humano al ser derrotado. No obstante, no me terminó de cuadrar: tras demostrar un odio cuasi infinito hacia la plebe —repentinamente— parece aceptarla. Aquello que considera como lo más horrendo del mundo adquiere un cáliz de belleza inconcebible una vez es derrotado… ¿Por qué?
Personalidad desinflada
Siendo sincero, habría preferido que Kirsch se mantuviese en sus trece. No por nada hablamos de un personaje orgulloso, soberbio y arrogante. La derrota no debería ser un bálsamo para su corazón, sino una tóxica pócima de odio sempiterno hacia aquellos que osaron dañar su rostro. Porque, efectivamente, Kirsch considera que es tan bello como la vida misma… ¿Cómo acepta tan fácil ser «estropeado» a base de golpes por sus enemigos? Al mismo tiempo es demasiado débil. Lo que parecía ser un vicecapitán tremendo se convierte en una pantomima. El mago de los cerezos cae derrotado muy fácilmente. Habría aceptado de mejor manera el cambio si hubiese sido más progresivo en el tiempo.
Al final esto provoca que la trama pierda no solo en importancia, sino también en argumento. La solidez de sus sistema de rangos y jerarquías, al tiempo, se ve nuevamente desdibujada por unos baremos de poder muy mal planteados por parte de un autor que cada vez me convence menos en ese aspecto. De hecho, si recordáis, ya os hablé de ello en el anterior análisis.
Pero lo que sí me ha gustado ha sido el modo de proceder de Mimosa. La maga, lejos de grandes alardes de poder y nobleza, ejecuta un plan muy bien pensado. El gólem de Sol, al ser una criatura de tierra, pueden albergar vida vegetal. La maga de cabellos rubios aprovecha muy bien esta situación y decide plantar una semilla en su interior. Lentamente, sin que su rival se percate, logra obtener el control de la bestia de tierra y derrotarla exponiendo, así, el cristal enemigo. Simplemente genial; bien por Mimosa.
Conclusiones
No quiero hablar en todos y cada uno de los análisis de la animación, así que en esta ocasión seré breve. La ejecución sigue teniendo ciertos errores, pero la progresión sigue siendo adecuada. Poco a poco va recuperando la calidad de las primeras sagas a nivel de fluidez y definición, aunque los planos secundarios siguen siendo muy cuestionables. Por ende, las escenas en la que ciertos personajes son colocados en un segundo plano poseen un nivel de definición bastante bajo. Asimismo, las transiciones han mejorado y, a nivel general, el anime se ve mejor que en episodios anteriores.
A su vez, la trama continúa avanzando. No obstante, debo confesar que estoy un poco aburrido de la saga del torneo de los Caballeros Reales; se está convirtiendo en un arco demasiado largo y pesado. Aquello que debería ofrecer no está destacando demasiado provocando, inevitablemente, una sensación de relleno bastante molesta.
¡Y hasta aquí el análisis de la semana! Recordad que podéis consultar nuestros análisis de episodios anteriores en el siguiente enlace. ¡Nos vemos la semana que viene!