
¿Cómo diablos se juega a la expansión de un videojuego sin el juego original? Siendo sincero, jamás me habría imaginado arrancar una reseña con semejante pregunta. Es más, habría considerado que era una estupidez de no haber conocido SpellForce 3: Fallen God, de Grimlore Games y THQ Nordic. Sin embargo, aquí estamos, analizando una franquicia de la cual no sabía —siquiera— de su existencia. Porque seamos claros, ni aquellos quienes dicen ser gamers, sabios o gurús saben o conocen de todos los títulos habidos y por haber… Y si alguien os dice lo contrario, dadle un golpe de remo; es un mentiroso.
Pero a lo que íbamos: Fallen God es la segunda expansión independiente de SpellForce. O lo que es lo mismo, que no es la primera vez que hacen algo del estilo. En cierto modo podríamos hablar de secuelas directas que no dependen de la historia original para establecer sus propias pautas y conclusiones. Curioso, ¿verdad? La realidad es que no es tan raro. Sino, pues que se lo digan a Zelda: Breath of the Wild y su extraña situación en la cronología de la saga.
SpellForce 3: Fallen God

En SpellForce 3: Fallen God nos pondremos al mando de una mermada tribu nómada de trols. Asolados por la desgracia, nuestro único objetivo será sobrevivir. Para ello, nuestro joven jefe Akrog acepta la imprevista ayuda de un enigmático elfo. Este, sin revelar sus verdaderos motivos, nos ofrece una vía de escape: resucitar a un dios caído. De una u otra forma, terminaremos aceptando su propuesta, ya que no tenemos otra alternativa. Así pues, la expansión se presenta como una desesperada prueba de supervivencia en donde el deber para con los nuestros nos guiará a través de las dificultades.
Siendo sincero, no sé de que manera se relaciona esto con el juego original. Nunca he jugado a Fallen God, la verdad, así que la experiencia ha sido muy nueva para mí. No obstante, eso no ha resultado en un impedimento para que pueda disfrutar de su narrativa; en efecto, es un lanzamiento que funciona de forma independiente. Entiendo que habrá cameos y/o referencias a los anteriores, mas no los he captado. En cualquier caso, he tardado unas 25 horas —aproximadamente— en completar la campaña, aunque es muy probable que un jugador experimentaría tardase menos.
Es más, me lo he tomado con mucha calma, pues quería comprender bien que estaba sucediendo. En consecuencia, me he encontrado con una historia bien planteada. Sin llegar a ser demasiado original, es sólida e interesante. La narrativa era curiosa, pues mezcla dos géneros: RTS y rol. Por desgracia, no aprovecha las fortalezas del segundo y se queda a medio gas. Nos habría gustado un enfoque mucho más práctico o directo, o bien uno más lento y relajado; intenta coger un poco de ambos y no sale del todo bien. Por poneros un ejemplo, no hay demasiados diálogos pese a ser un juego de rol.
Supervivencia en tiempo real

Y ahora, dejando a un lado el guion para dar paso a la jugabilidad, nos encontramos con la misma diatriba: la mezcla de géneros. Sí, es una idea interesante, mas se queda a medio camino en ambas. Aun con todo, también sus virtudes. Empecemos —o sigamos, según se considere— con esa temática rolera. Fallen God toma la idea de controla a un grupo de héroes a los cuales podemos personalizar (en parte) físicamente. Asimismo, cada uno tendrá su propio árbol de habilidades.
Por consiguiente, observamos una primera línea de personalización muy poco frecuente en los RTS. Por otro lado, incorpora no pocas líneas de diálogo e interacciones entre personajes, ya sea a través de los mismos héroes o con non-player characters. Como consecuencia, se potencia la narrativa, uno de los principales puntos débiles de los juegos de estrategia en tiempo real. Ahora, si lo comparamos con cualquier juego de rol típico, se queda muy por detrás. ¿Por qué? Los diálogos no son demasiado profundos ni destacan por su cantidad.
Y aunque tendremos diversas opciones con las cuales definir nuestra ruta o marcar la «personalidad» de nuestra tribu, se sienten insuficientes; Fallen God no llega a trasmitir lo que un juego de rol clásico consigue. Si ofreciésemos una primera conclusión, se potencia el argumento del RTS, lo cual se agradece, pero también se siente que no se ha puesto toda la carne en el asador y de que necesita un trabajo más profundo. Como se suele decir, una de cal y otra de arena.
Una extraña mezcla de géneros

Algo parecido pasa con el RTS, ya que no solo controlaremos a nuestro grupo de héroes. Para avanzar en la historia tendremos que aprender a gestionar una suerte de base central en la que podremos crear unidades, recolectar recursos, etc. Tendremos diferentes clases y tipos, pero su variedad es muy inferior a la de cualquier otro RTS del mercado. De la misma forma que sucede con el rol, no consiguen dotar a ninguna de sus dos variantes de la profundidad necesaria como para destacar en ninguna. Al final se queda en una especie de juego híbrido que, aun con todo, hace muchas cosas bien y logra ser divertido.
Volviendo al tema de la estrategia, podremos controlar a unidades de combate a lo largo del mapa. Fallen God será exigente a este respecto, pues tanto la macro como la micro serán muy importantes en todo momento; lo mismo te toca movilizar a una gran tropa al tiempo en que mueves de forma individualizada a diversas unidades en un combate para repartir el aggro de forma apropiada. Es complicado, la verdad. Será un RTS que se queda a medio camino, mas lo sigue siendo, y habrá que dominar el terreno y la información.
Entre otras cosas, se nota que han querido rebajar la dificultad a través de un sistema relativamente sencillo y cuya principal tara es la cantidad de información que debemos almanecear. Para que os hagáis una idea, la tabla de ventajas y desventajas es tan simple como que no incorpora en ningún momento más de cinco variables en la ecuación. En su favor, gana bastante protagonismo gracias al componente rolero, pues los héroes tendrás sus propias técnicas, virtudes y defectos. Es más, podremos especializarlos en un tipo de tarea u otra para afrontar la campaña de distintas maneras.
Gráfica, sonora y rendimiento

Todo esto se quedaría en algo más bien anecdótico de no haber sido por su tremendo despliegue gráfico. Y es que otra cosa no, pero SpellForce 3: Fallen God es un título realmente bonito. Sin llegar a los extremos de un triple AAA, consigue recrear un universo de fantasía precioso en donde la calidad de sus texturas y la definición de sus unidades son de notable. No he detectado pico de sierra alguno durante mis partidas y, en líneas generales, ha sido muy satisfactorio.
Se debe, en gran parte, a su rendimiento, ya que he podido jugar al máximo sin necesidad de hacer malabarismos. O lo que es lo mismo, está bien optimizado, pues mi ordenador no es que sea precisamente el monstruo más bestia del mercado. Si queréis que sea más concreto, os diré que la tasa de frames se ha mantenido estable siempre en los 60. No he visto tampoco grandes bugs y, en caso de encontrarme con alguno, no ha interferido con el desarrollo de mi partida.
Para terminar, su banda sonora. Es refrescante e intensa, aunque pierde impacto con el paso del tiempo. No diría que es mala, aunque tampoco es que sea espectacular. Me ha parecido resulta y con personalidad, aunque también se debe a que el doblaje es excepcional; los personajes destilan carisma y personalidad. Los efectos de sonido, así como la traducción, se suman a lo dicho anteriormente para conseguir una experiencia realmente inmersiva en donde todos y cada uno de los apartados suma a su modo.
Conclusiones

El mayor aspecto negativo que vais a encontrar en SpellForce 3: Fallen God es que se queda a medio camino del RTS y del rol. No despunta en ninguno de los dos, así que no contentará del todo a los fanes de uno u otro género. Por el contrario, quien busque algo novedoso en cualquiera de los dos, pues se encontrará con una premisa original y que sabe hacer muchas cosas bien. No destaca por su profundidad, pero sí por ser entretenido. Además, audiovisualmente es bastante potente, lo cual siempre se agradece. La historia no está mal y sus personajes tienen bastante personalidad. Como conclusión, pues sí os lo recomendaría, aunque siempre teniendo en cuenta que busquéis una experiencia híbrida algo más relajada.
Análisis SpellForce 3: Fallen God. Clave de juego parta PC cedida por Dead Good Media.