Persona 4 Arena Ultimax regresa para volver a controlar a los personajes de Persona 3 y 4 más conocidos y enzarzarnos en el género de lucha una vez más con ellos. Un título que llegaba en sus inicios para PlayStation 3 y Xbox 360 y que ahora aterriza en PC, Nintendo Switch y PS4 con algunos ajustes nuevos y las mismas dosis de acción.
Análisis de Persona 4 Arena Ultimax
Actualmente, desarrollar un juego de lucha debe ofrecer algo diferenciador con la gran cantidad de títulos que tenemos en el mercado. Este era el reto al que se enfrentaba Atlus en su momento y que supo resolver aplicando toda la complejidad de la saga aportando un toque distintivo a un simple juego de peleas. Más tarde, el título evolucionó a Ultimax con nuevo contenido que nos ha llegado hasta el día de hoy en un resurgimiento que en su día pasó un tanto desapercibido en occidente.
El primer impulso cuando tocamos un juego de lucha por primera vez es probar un combate suelto. Ahí es donde nos hacemos las primeras ideas de cómo funciona el sistema. Sin embargo, dicen que no nos dejemos llevar por las primeras impresiones en general y en este caso todavía más, ya que un solo combate no haría justicia al título.
Hablamos de que Persona 4 Ultimax es un juego que cuenta con una gran cantidad de contenido, tanto si jugamos solos como en compañía. Así lo demuestra en sus múltiples modos como el arcade o supervivencia. Y no penséis que por ser un juego de peleas está absuelto de historia, como tal vez Tekken que cada título es más vago en su desarrollo. No, aquí tenemos toda una trama que gira en torno a los personajes de los dos juegos trabajando en común dividida en tres capítulos.
Toda experiencia de lucha suele mejorar cuando jugamos en compañía, fomentando nuestra parte más competitiva y así será. Si eres algo ducho en juegos de pelea es posible que de forma intuitiva te encuentres haciendo cosas, pero para lograr entender el sistema, sobre todo cuando entran en juego elementos del RPG, vamos a tener que echarle unas cuantas horas. Como siempre, cada personaje es único, mejor, ya que aquí encontramos un plantel algo corto, por lo que siempre es recomendable investigar con quién nos vamos a sentir más cómodos.
Una vez en la pelea, los combates se desarrollan en 2D habiendo cierto timing característico de los juegos de lucha de anime clásicos, por lo que podemos sentir la sensación de falta de fluidez, pero lo compensamos aprendiendo las distancias correctas y con una rapidez apabullante. De hecho, hablamos de combates dinámicos donde pasan muchos cosas simultáneamente y a veces tenemos que tirar de intuición para saber qué está ocurriendo. Si habéis jugado a Dragon Ball FighterZ para vosotros es pan comido.
Entre las novedades más importantes, destaca la función S Hold, que nos sirve para dar más potencia a los ataques y que aporta cierto componente de sorpresa para el rival como si se tratara de un as bajo la manga. También se han añadido nuevas animaciones y se han reequilibrado los personajes en cuanto a escala de poder.
El broche de oro
Todo ello acompañado de uno de los broches de oro de la franquicia: su banda sonora. Seguramente no existan temas más reconocibles que estos y no sabéis la delicia que supone estar jugando con temazos. De la misma manera, ¿qué decir visualmente que no se haya dicho del apartado artístico y del diseño de personajes si ya sabemos que son maravillosos? Los escenarios son particulares, detallados y variados.
Si es cierto que en otras plataformas el juego ha sufrido algunos problemas con el port, sin embargo, en PS4 no hay ningún error a nivel gráfico. Funciona fino, tal y como se espera de un juego de este género. Como jugadora de juegos de pelea que soy desde niña, encuentro en este título algo especial que lo hace único con una narrativa cuidada, un buen diseño y jugabilidad cómoda. Aporta un «algo más» al género que me ha parecido muy interesante y que además, considero que hace justicia a una saga prácticamente intachable.
