Han pasado ya 3 años de aquel reveal legendario en el E3 2019. Shinji Mikami, el mítico creativo responsable de títulos como Resident Evil 4 o The Evil Within, presentaba su nuevo proyecto, Ghostwire: Tokyo. Una breve introducción de la propuesta dio paso a la puesta en escena de una persona que marcaría el evento para muchos, por su entusiasmo y su buen hacer: Ikumi Nakamura. Como directora creativa del proyecto, Ikumi consiguió que un reveal con un tráiler CGI llamara muchísimo la atención, y eso que ya tenía detras a Bethesda y Tango Gameworks.
Ya han pasado tres años de aquello, y con algún retraso, Ghostwire: Tokyo llegará muy pronto a las tiendas. Os contamos por qué este título en el panorama AAA resulta refrescante y por qué no debéis pasarlo por alto.
Análisis de Ghostwire: Tokyo: episodio paranormal
Akito tiene un accidente de moto en el cruce de Shibuya, pero el concurrido lugar no es el mismo que siempre. Una extraña niebla lo cubre todo, y la conmoción le permite discernir a duras penas figuras espectrales con paraguas que pueblan la escena. Las calles están vacías de humanos, y animales como perros o gatos son lo único normal que queda. Un extraño espíritu le pide su ayuda, y sin comerlo ni beberlo, Akito se verá envuelto en una trama en la que salvar a su hermana y a la ciudad junto a KK, un espíritu que le confiere poderes sobrenaturales.
De primeras la historia es sorprendente, con un planteamiento curioso, y aunque cae en tópicos a veces, consigue tenerte pegado a la pantalla intentando averiguar quiénes son los que están causando todo el caos y por qué lo están haciendo. Sin embargo, he encontrado difícil que sus personajes me llegaran a importar lo suficiente, sobre todo el protagonista. Es el típico que tiene una buena moral y está dispuesto a todo por su familia, y su profundidad no es la que a uno le gustaría respecto a todo lo demás.
En sí la trama se siente extraña, con un ritmo algo irregular, y resulta incluso difícil de seguir en algunos momentos debido al poco contexto que se da hasta el final. Con todo esto, y pese a que su historia principal no deja de estar mal, no es lo que particularmente más me ha llamado la atención del título.
Sistema de combate arriesgado
En presentaciones recientes se pudo ver como se movía el gameplay final, y era normal pensar que iba a caer en repetitivo. Pero no os preocupéis, es entretenido todo el rato. El combate es en primera persona, y dispondremos de diferentes habilidades mágicas de viento, agua y fuego con la que lidiar contra los enemigos. Estos son muy variopintos, aunque siguen una estética muy parecida, impersonal y espectral, destacan. Personalmente, encuentro sus diseños muy conseguidos, aunque se repiten más de lo que deberían. Aunque cuando vemos algunos más poderosos, la cosa cambia.
Hay que saber cómo moverse en todo momento, y el flow del combate está bien medido. Tendremos que saber cómo posicionarnos y cómo ir gestionando los diferentes enemigos que nos pongan por delante, y en ese aspecto veo que cumple.
El combate se potencia con obtención de experiencia, con la que conseguiremos puntos para mejorar nuestras habilidades. El árbol es bastante sencillo, carece de profundidad, pero será importante que vayamos mejorando estadísticas de cara al final de la partida. Tendremos también la típica visión con la que ver a través de las paredes para saber donde están los enemigos y objetos relevantes del escenario.
La verticalidad
Algo que sorprende es su mundo y su ambientación. Es brutal la recreación de Shibuya y parte de Tokio en un mapa que tiene el tamaño justo para que uno se pierda sin resultar excesivo. Si que se siente algo vacío en algunas zonas, pero el atractivo al final no está en que sea un mundo abierto. La oscuridad de todo, y las criaturas espectrales que pueblan las calles son fascinantes, y algunas asustan algo más de la cuenta pese a que el tono al final se mantenga en aventura con toques sobrenaturales.
En este punto me gustaría lanzar una frase un poco lapidaria, pero es algo en lo que he estado pensando constantemente mientras jugaba, y creo que es la realidad: Ghostwire Tokyo tiene la verticalidad que Cyberpunk 2077 prometía. Los polacos no paraban de dar declaraciones con que su ciudad en lo vertical estaría repleta de contenido, y es que al final lo que hemos tenido son 2-3 edificios en los que se puede subir uno y poco más. Los japoneses, en cambio, no han hecho más que sorprenderme.
Puedes subirte a cualquier edificio de todo el mapa. Y todo está pensado para que lo hagas. Hay tengus (yōkai del folclore japonés) que te permitirán impulsarte rápidamente a los tejados, pero también podremos planear astralmente algunos segundos de un edificio a otro. Además, no existe daño por caída, por lo que podremos caer al vacío desde alturas insospechadas, potenciando la exploración al máximo. Iremos desbloqueando poco a poco el mapa con las puertas torii, que disiparan la niebla y nos permitirán acceder a nuevas zonas sin perder salud.
Explorando todo
Respecto a lo que podemos recolectar, tenemos espíritus de los habitantes de Tokio, así como coleccionables y otros objetos de curación o de apoyo en combate. Lo primero será nuestra labor principal, y es que hay una cantidad de espíritus ridículamente numerosa por todo el mapa. Al almacenarlos, podremos llevarlos a cabinas de teléfono que nos darán experiencia y dinero. Sí, tiene poco sentido, pero es necesario que consigamos los máximos posibles.
Al menos os puedo garantizar que no os vais a cansar, y es que todo el ciclo de juego explorando no cansa y resulta muy divertido gracias a esa verticalidad y movilidad del personaje. Me desviaba muchísimo de objetivos principales por cogerlo todo, el juego te anima mucho a hacerlo. Como te anima a hacer misiones secundarias. Para mi sorpresa, son de lo mejor del título.
¡Llamemos a Los Cazafantasmas!
Jugar con un niño espíritu al escondite, resolver el misterio de una melodía a piano maldita, explorar una parada de metro en la que desaparecen personas… las historias secundarias que se platean son de lo más originales. En cierto modo (aunque no llega, pero se queda cerca) me han recordado a las de The Witcher 3, con ese intento de darles un trasfondo entretenido, eliminando completamente misiones de recadero típicas de juegos de mundo abierto.
Aquí las misiones están cerca de ti y se resuelven rápido, y con tu buen hacer eres en la mayoría de las ocasiones un caza fantasmas que debe salvar el día. En general son entretenidísimas, y perdérselas muchas de ellas me parece un poco delito, le quita encanto al conjunto.
Gráficos y sonido
La ambientación de su universo es sobresaliente. Explorar los escenarios con esa sensación de incertidumbre y esa corrupción que puebla, todo es magnífico, y está muy conseguido. El apartado gráfico es bueno, con un acertado diseño de arte y un rendimiento bueno. Tengo un PC con una GTX 1060 (que cumple los mínimos y ya) y he podido moverlo la mayoría del tiempo a 50-60 fps, con alguna bajada ocasional.
La música más que nada acompaña a la ambientación, y los efectos de sonido casan perfectamente con la atmósfera en conjunto. Es genial ir en sigilo, intentando eliminar a los enemigos de un golpe certero por la espalda, y que sepamos dónde está por su entrecortada respiración. Hay un gran diseño de sonido detrás para todo.
Análisis de Ghostwire: Tokyo | Conclusiones
Que en la industria AAA tengamos un título como Ghostwire: Tokyo me hace esbozar una sonrisa. Cae en tópicos y no revoluciona con su mundo abierto, pero es excesivamente divertido y sus 15 horas de duración me han parecido puro disfrute. Sin duda podría haber sido mejor, pero creo que ha cumplido con las expectativas que tenía, sobre todo por su ambientación y por una verticalidad muy bien llevada. Lo tendréis el próximo viernes 25 de marzo en Playstation 5 y Steam.
Análisis de Ghostwire: Tokyo. Clave de juego para PC cedida por Ziran.
