
Es muy extraño que a estas alturas nos topemos con un mes en el que no se lancen algunos videojuegos del género metroidvania. Y no contentos con eso, también tenemos mensualmente muchos títulos souls-like. Ahora, nos llega un título que mezcla ambos subgéneros de los videojuegos, ¿el resultado? Afterimage, un título indie que a pesar de no ser lo más innovador del mundo, sí que me ha llegado a cautivar bastante.
En 2020 jugué a Hollow Knight y, desde entonces, he estado jugando otros metrodvania. Y sin estar conforme, quise jugar a Castlevania: Symphony of the Night y a Super Metroid, mismos que les dieron nombre al género. Tras esto, fui jugando título tras título hasta que acabé un poco saturado de tanto juego «igual», por lo que me di un pequeño parón.
Ahora, y después de unos meses sin tocar ningún juego de este género, he podido jugar de manera intermitente Afterimage, un juego que como he dicho, nos mezcla dos de los géneros más populares; los Souls-like y Metroidvania. Y hoy os voy a contar qué me ha parecido este juego tras haber probado decenas de títulos similares.
Análisis de Afterimage, un metroidvania a mitad de camino
Mi primer contacto con Afterimage fue en uno de los festivales de demos de Steam, los cuales se celebran a menudo para descubrir nuevos juegos. Estos eventos se suelen celebrar entre dos y tres veces por año, suficiente como para entrar a un juego nuevo que nos cautive. Al probar la demo, me metí en la cabeza que sí o sí debía analizar Afterimage, ya que me estaba gustando bastante lo que estaba viendo, aunque estas expectativas han ido teniendo ciertos altibajos conforme iba jugando el juego final.
Por desgracia, me he llevado un chasco tras jugar muchas horas y terminar el juego. El título a cada hora que pasaba me iba llamando menos la atención. De hecho, de no ser por este análisis probablemente no lo hubiera terminado. No me malentendáis, estoy seguro de que a muchos les va a gustar el juego, pero me he llevado una experiencia muy agria que ahora paso a contaros.
No es lo que parece

A pesar de que todos los metroidvania suelen innovar en algo (sí, acabo de generalizar), y de que el mercado está plagado de ellos, no es de extrañar que hay algún título que se cuele entre todos los que tenemos hoy en día y nos decepcione. El mundo de Afterimage está estructurado como cualquier otro metroidvania, es decir, por zonas. El juego está hecho en su totalidad a mano, siendo todos los sprites y fondos dibujos hechos a mano alzada. Los escenarios muchas veces son hermosos, eso no se lo quita nadie. El principal problema del juego son dos:
Su exploración y el hecho de que intente ser un juego de Hidetaka Miyazaki, o en otras palabras, ser un Dark Souls. Cuando hablamos de un metroidvania, debemos recordar que siempre será una fusión entre Metroid y Castlevania, dos clásicos y padres del género. Metroid aportó la parte de Search Action, mientras que Castlevania puso un toque de elementos de rol a la fórmula, y de ahí salió el género metroidvania, de los que nacieron algunos como Hollow Knight.
Nadie lo niega, este último título es simplemente perfecto, de diez en su máximo esplendor. Sin embargo, otros se intentan colar en la fila sin tener el nivel suficiente. Este es el caso de Afterimage, un juego que por mucho que lo intenta se queda en algo mediocre, con todo el respeto al estudio (el cual seguro que se han esforzado por intentar que este proyecto funcione).
El intento de ser un Dark Souls

No está mal intentar mezclar géneros, ya hemos visto cómo otros títulos como Ender Lilies: Quietus of the Knights o el mismo Hollow Knight se inspiran en obras como Bloodborne o Dark Souls. En Afterimage podremos encontrarnos varios elementos de la saga de FromSoftware, como lo son los puntos de guardado, donde reapareceremos si morimos y donde si interactuamos con ellos, los enemigos volverán a aparecer aunque los hayamos eliminado.
Esto ocasiona que cada vez que queramos farmear experiencia y hayamos matado a todos, podamos recurrir a estos puntos para que reaparezcan. En cuanto a las armas, podremos equiparnos espadas grandes, espadas, guadañas e incluso látigos, entre otras. Además, también podremos equipar accesorios que varían y mejoran los atributos o estadísticas de nuestra protagonista, Renee.
Esto nos puede recordar a Dead Cells, puesto que el tema de crear varios equipajes ya lo hacía a la perfección. Por otro lado, también podremos ir consiguiendo pergaminos que nos ayuden a acceder a distintas ubicaciones del mapa al obtener poderes con estos. De nuevo, algo que ya hemos visto en otros títulos del género. Si habéis llegado hasta aquí, os estaréis dando cuenta de que los elementos que mencionamos son todos inventados y solo se aplican sin darles ningún toque personal.
Análisis de Afterimage | Conclusiones

En lo personal, he sentido el mundo de Engardín muy genérico y «estándar». No sé si será por su estructura o por el estilo artístico, pero lo único que ha causado que vea tanto colorín colorado es que el cuento se haya acabado, o dicho de otro modo, que me acabe aburriendo. La exploración no te incita demasiado ni tampoco te hace darte una pequeña idea de adónde te puedes dirigir.
A fin de cuentas, en el camino te acabarás encontrando cada dos por tres zonas a las que no puedes acceder y te quedas como «¿En serio? ¿Otra vez?». Lo que al final hace que el jugador (en este caso yo) se acabe aburriendo. Aun así, insisto en que el arte del juego está muy bien logrado pese al estar hecho a mano.
Afterimage es un juego que se queda a medio camino de lo que podría haber sido si se le hubiese dado otro enfoque. Seguramente estéis pensando que si el juego es malo, pero lo cierto es que no. Como he dicho, es un juego suficiente. Vamos, que puede llegar a ser pasable por así decirlo. Sin embargo, si quieres adentrarte en él adelante, pruébate y juzga por ti mismo esta obra que, por desgracia, en esta ocasión no te puedo recomendar.


- El juego es entretenido hasta cierto punto.
- El diseño de los enemigos.

- El juego se siente repetitivo.
- No es nada innovador, todo te recuerda a algo que ya has visto antes.
- La historia no es interesante.