Análisis de ‘Ace of the Diamond act II’ (episodios 21-33)

Impresiones de la serie entre los capítulos 21 y 33

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¡Hola, muy buenas amantes de la animación! Tiempo atrás ya estuvimos comentando aquellas nuestras primeras impresiones de Ace of the Diamond act II. Temiendo caer en la redundancia, me resulta imposible no hacer mención una vez más al cualitativo salto de calidad protagonizado por el, para muchos, spokon del año. La serie, producida por el estudio de animación nipón Madhouse, está inspirada en el manga Yūji Terajima. Con anterioridad se produjeron y emitieron dos temporadas más, compuestas de 75 y 51 capítulos respectivamente. A día de hoy, está confirmado que Ace of the Diamond act II contará con 52 episodios. Nos acercamos al final. Por último, recordemos que la serie ha sido licenciada por la plataforma Crunchyroll.

Evolución constante

Me gustaría, en realidad, ser breve y conciso. Todo aquello que dije en mis anteriores impresiones se mantiene. Al menos en lo respectivo al componente narrativo y calidad de la animación. En resumidas cuentas, Madhouse —como siempre— está ofreciendo un producto muy notable en donde ya sean las transiciones, las imágenes estáticas o las escenas a gran velocidad están realmente bien hechas. Y no solo eso, sino que la forma en la que utilizan recursos tales como el narrador omnisciente para aligerar la carga de partidos es simplemente genial. Ace of the Diamond act II es el claro reflejo de cómo hacer bien las cosas, y no necesariamente en el género spokon.

Porque la serie hace muchas cosas bien, y entre ellas está el cómo contar una historia mil veces vivida de forma que resulte entretenida. Seamos sinceros: el género deportivo está muy trillado. Al final es casi siempre lo mismo: historias de superación personal, rivalidades sanas y compañerismo. El camino difiere, el final es distinto, pero la esencia es siempre la misma. Con todo, la historia de Terajima está narrada de forma magnifica. Desde el estudio de producción han sabido rescatar la esencia del guion original pese al cambio de formato. No tengo más que palabras buenas para el que, desde una perspectiva subjetiva y de carácter netamente personal, está siendo uno de los mejores animes de 2019.

La lucha de los dorsales

Análisis Ace of Diamond act II episodios 21-33
Análisis Ace of the Diamond act II episodios 21-33

Uno de los principales instigadores del buen estado de salud de Ace of the Diamond act II es Sawamura. El otrora pitcher suplente ha demostrado ser lo que el equipo necesita, aunque todavía no sabemos si se alzará con el dorsal de la estrella. Lo que está claro es que su rivalidad con Furuya —Kawakami de por medio— está en su punto álgido. Pero lo más interesante es que su crecimiento, así como su importancia dentro del equipo, no queda marcada única y exclusivamente por su nivel de habilidad. El guion reflexiona sobre las cualidades de sus jugadores y resalta la necesidad de ser fuerte a nivel mental. Y no hay nadie más fuerte, en este momento, que Sawamura. Partido tras partido ha demostrado tener una entereza digna de elogio.

Sus compañeros, quienes valoran su buena actitud, comienzan a ver en él a una verdadera estrella. A sus capacidades como pitcher se unen su estabilidad, su capacidad de levantar la moral y la seguridad que trasmite. Sea cual sea la situación, lo da todo, pero no desde una perspectiva egoísta, sino como compañero de equipo. Ante tal situación, el propio Furuya comienza a madurar como jugador. Se abre al resto, comprende su posición e intenta mejorar a nivel general. Se vuelve más consciente de su entorno, de sus capacidades y de lo que puede hacer. Entre tanto, Kawakami comprende que puede aportar mucho con su experiencia y su particular estilo de lanzamiento. Los chicos están madurando.

Y no hablamos solo de los lanzadores, inevitables protagonistas de esta nuestra historia. Los novatos comienzan a apretar. Los novatos muestran el hambre de quien quiere ser importante en el equipo y jugar y los veteranos aprietan más que nunca. Al tiempo, Miyuki comprende —al fin— su papel como capitán. Con la ayuda de Maezono y Kuramochi se convierte, por fin, en el líder que todos necesitan. Y lo hace a través de la introspección y el ansía de la victoria. Es su último año como jugador de Seidō, y está claro que quiere disfrutar del momento al máximo.

La elección está a la vuelta de la esquina

Y en ese clímax argumental de crecimiento personal se desarrollan los entrenamientos y partidos no oficiales. Seidō está en racha y sus jugadores lo saben. El cuerpo técnico empieza a apuntalar las posibles titularidades, pero no hay nada decidido. Ego y compañerismo entran en un épico duelo que pocas veces ha causado tal sensación. Porque, lejos de otras tantas series en donde los suplentes y descartes son un desconocido, aquí todos tienen nombre y rostro. Seidō es uno de los favoritos. Es un equipo grande con no menos de cien jugadores. La premisa del equipo pequeño que lucha contra viento y marea es historia. La vieja gloria ha renacido y, como tal, está en el centro de los focos.

Es inevitable que ciertos jugadores con protagonismo en escena cedan su posición. Y he ahí la magia de Ace of the Diamond act II. La victoria requiere sacrificios humanos. Hablamos, al final, de niños. Muchachos de no más de 18 años que verán sus sueños de triunfar en el estadio, junto a sus compañeros, frustrados. No podrán jugar y no sentirán el peso de la derrota o la alegría de la victoria en el campo. Lo harán desde la grada. Todos luchan. Todos sienten, sufren y padecen. La serie apela a las frustraciones y al sentimiento como recurso narrativo para poner de relieve la importancia de darlo todo por los que están en el campo y por los que no han podido llegar.

Por suerte o por desgracia, estamos a punto de descubrir quiénes serán los titulares. Los hay indiscutibles o muy claros, pero otros no tantos. Los nombres importantes están inscritos desde el día uno, pero los que no son tan buenos, no. Y es que un equipo necesita de todo. Y es ahí donde entran los entrenadores, que trabajan codo con codo. La lucha por el puesto desapareció al comienzo de la misma temporada, pero es ahora cuando de verdad vemos que funcionan como uno solo. Ambos persiguen lo mismo: la victoria.

Conclusiones

Análisis Ace of Diamond act II episodios 21-33
Análisis Ace of the Diamond act II episodios 21-33

Ace of the Diamond act II está en su mejor momento. La serie no es solo divertida o entretenida, sino que engancha. La animación sigue siendo increíble y la narrativa no decepciona. Pese al elevado número de entrenamientos o partidos disputados, el guion no es para nada pesado o aburrido. De hecho, es todo lo contrario. Queremos saber más y ver más del grupo de muchachos que aspiran a conquistar la cima del béisbol de institutos japones. A estas alturas de la película solo puedo deciros que, si no habéis visto esta última temporada —o las anteriores—, no sé a qué estáis esperando.

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