Un ambiente cargado y tenues luces de neón. Repiqueteos metálicos, sonidos de carácter futurista y tintineo de monedas. Si os suena esta descripción, es muy posible que pertenezcáis a una de las generaciones que, de una forma u otra, disfrutó de la magia de las máquinas recreativas y los arcade.
Sin duda, un tiempo pasado que maravilló a muchos. Sabor a nostalgia. Sensación de juventud. Manos sudorosas perfumadas con el aroma de una moneda con un agujero en el centro. Pesetas. Muchos no sabréis de qué os estoy hablando, aunque lo cierto es que da igual. Los videojuegos, le pese a quien le pese, no tienen edad, y cualquiera puede disfrutar de ellos.
No importa si cataste la experiencia original o si es tu primera incursión en el género. El power disc y la estética neonoventera es apta para quien busque algo diferente… Y está más viva que nunca. No importa que el origen de estas palabras se remita a un juego nacido en 1994. Tampoco importa que el inconfundible ruido de presentación de Neo Geo sea una reliquia cuasi extinta. Todo eso da igual. Sobre todo si tenemos en cuenta que, en realidad, hoy no hemos venido a hablar de Windjammers, sino de Windjammers 2.
Análisis de Windjammers 2: el power-disc vuelve a estar de moda
Desarrollado y distribuido por Dotemu, hace las veces de secuela de un juego que ha envejecido peor de lo que nos gustaría admitir, pero que ha encontrado a un sucesor espiritual perfecto en su segunda parte. Porque, en efecto, no es un remake ni un remaster, sino una producción netamente original que recupera, eso sí, casi todos los aspectos que definieron a la primera entrega.
Bien. Sabiendo esto ¿qué nos podemos esperar de Windjammers 2? A bote pronto, se define como un juego de deportes de vista elevada. O lo que es lo mismo, vista de pájaro o perspectiva top-down. ¿Y qué vemos a través de ella? Pues una suerte de pista deportiva separada en dos secciones por una red en donde dos porterías dividas por zonas de puntuación. Como jugadores, nuestra misión será intentar lanzar un frisbee en las zonas de anotación rival mientras defendemos las nuestras.
Un deporte muy singular
Sencillo ¿verdad? La verdad es que no es necesario sumar mucho más para describir Windjammers 2. Solo debemos añadir que podemos anotar puntos golpeando en las zonas de anotación y/o provocando que el frisbee caiga al suelo. Bueno, eso y que la red de algunos campos puede disponer de obstáculos que alteren la trayectoria de nuestro lanzamiento.
Esto, aunque pueda parecer irrisorio, es muy importante, ya que el frisbee puede rebotar en las paredes todas las veces que queramos. Dependerá, cómo no, del ángulo y la fuerza de lanzamiento, aunque no es lo único a lo que debemos prestar atención. No por nada, la fuerza de nuestro lanzamiento, el timing, los especiales o el tiro definitivo (vía barra de carga) abrirán bastante un gameplay que, de buenas a primeras, parece soso, pero no lo es.
Teniendo todo esto en cuenta, somos capaces de entender el concepto de power-disc. Más aún si le sumamos los lanzamientos con efecto, los tiros en el aire, los dashes in extremis o los disparos que pueden stunnear a nuestros rivales. Es deporte, pero con una ligera dosis de violencia muy, muy divertida. Es, siendo parco en palabras, simple, pero cumplidor. Sucede algo parecido con su banda sonora. Es muy noventera, pero no tiene temas memorables. Lo mismo ocurre con el apartado gráfico. Es bonito, aunque demasiado simple.
La fuerza de los tiros especiales
Esa es otra de las características de Windjammers 2. Visualmente, es un juego muy resultón en donde el diseño de los 11 personajes jugables es lo que más destaca. No obstante, el estudio apenas arriesga en el arte y se limita a eso. Hablamos, a grandes rasgos, de un juego bien orquestado en donde la paleta de colores —bastante chillona, todo sea dicho— y el arte de los escenarios está bien pulido… dentro de unos límites. Es agradable, pero no deja de ser un juego humilde en donde la mayoría de animaciones son más bien cándidas.
Ofrece poco, pero funciona. Es extraño. Podríamos haberle pedido más, y nos habría encantado ver unas animaciones corporales más pulidas. Sin embargo, aún con todo, logra engendrar una dinámica audiovisual atractiva gracias a su enfoque arcade. Recuerda mucho a las recreativas originales. Lo más interesante es la diferenciación en los diferentes tipo de lanzamiento, así como en las habilidades de los 11 personajes, pero…
Bueno, digamos que a medio plazo se queda bastante corto. Más allá de la velocidad y sus ataques definitivos, tardamos muy poco tiempo en desgranar las bondades y deméritos de los participantes. La variedad de lanzamientos termina siendo bastante parca, aunque entendemos que es un rasgo necesario para evitar que el multijugador y las clasificatorias (que las tiene) no sean una locura. Es una característica necesaria, pero que duele cuando toca enfrentarnos a la IA y su muy escueta campaña.
Análisis de Windjammers 2. Conclusiones
Con su modo versus local, su modo online (casual y «competitivo») y su campaña, Windjammers 2 cumple con las expectativas. No funcionará como uno de los grandes del mercado ni tendrá la opción de desarrollar un competitivo especialmente profundo, pero ofrece las herramientas necesarias como para echar un buen par de horas de cuando en cuando. Sobre todo cuando busquemos disfrutar de un deporte diferente.
No podemos hacer una crítica concreta a ninguno de sus apartados, pues dispone de un buen apartado audiovisual, una buena curva de dificultad y un diseño muy sobrio, pero… Bueno, digamos que su mayor defecto es que no aspira a más y se queda algo corto. Es, en cualquier caso, una característica bastante consecuente con la propia estructura del juego. Su función principal, si es que te gustan este tipo de videojuegos, la cumple. Es decir, es divertido y entretenido. Y te hace sudar más de lo que aparenta; necesitarás buenos reflejos.