¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! Hoy quiero hablaros de uno de los juegos más relevantes de los últimos años: Hellblade: Senua’s Sacrifice. Allá por 2017, Ninja Theory tuvo el bendito descaro de arriesgar con algo a lo que no estábamos para nada acostumbrados. Con una ejecución tremenda, el estudio engendró una experiencia narrativa sin parangón. Junto a Senua fuimos capaces de trazar un viaje sin retorno; una introspección psicológica del ser humano tan profunda como el mismo abismo que tuvimos la osadía de afrontar. Por diversos motivos, para mi desgracia, no tuve la oportunidad de catarlo. No obstante, el tiempo ha querido darme una segunda oportunidad con la versión de la gran N. Senua ha regresado, pero bajo el amparo del estudio QLoc.
Aunque bien es cierto que podría detenerme para narrar cada detalle, no lo haré. El viaje que he protagonizado ha sido pérfido y cruento. Lo he pasado junto a Senua, pero he disfrutado como pocas veces del juego. Me encantaría hablar sobre la guerrera picta y las implicaciones de su llegada al mercado, los recursos narrativos empleados por el estudio o la importancia de su argumento, pero no es eso lo que habéis venido a leer, ¿cierto? El gran público ya es sabedor de lo que Hellblade ofrece, pero no tanto de lo que nos depara su versión de Switch: ¿Merece la pena? ¿Hace justicia a las versiones de PS4, PC o Xbox? ¿Da la talla a nivel técnico? Ahora lo comprobaremos. Antes, eso sí, me daré el lujo de recordar sus puntos fuertes con algo más de detalle… Solo por si acaso.
Hellblade: Senua’s Sacrifice, un breve repaso a la historia que nos enamoró
Si bien ya es sabido por todos que Hellblade destacó gracias a su potente narrativa es igual de cierto que fue su protagonista quien nos terminó por conquistar. Senua, una joven guerrera picta, vive carcomida por los demonios de su interior. Atormentada por la psicosis, es perseguida por los recuerdos de un cruento pasado y un triste presente: su amado ha caído presa de la muerte, mas ella ha jurado rescatarle del abismo. Para ello iniciará un viaje al reino de los muertos y se enfrentará no solo a ella misma, sino a extrañas entidades del más allá. Empero, nuestro peor enemigo seremos nosotros mismos; las voces de nuestro interior se encargarán de encogernos el corazón. El sentimiento de incomodidad será constante, al igual que la tentación y la sensación de ser observados, pues La Oscuridad nos persigue. Senua piensa que está maldita y que sus trastornos psicológicos son alguna clase de enemigo invisible.
Ninja Theory nos deleitó con una experiencia sin igual en la que llegamos a sufrir por nuestra protagonista. El mensaje trasmitido es muy potente y no deja a nadie indiferente; no quieres seguir jugando, pero al mismo tiempo no puedes apartar la mirada de la pantalla. Por suerte —gracias a un amigo he podido comparar la versión de PC con la de Switch— la consola de Nintendo mantiene eso. Eso sí, recomiendo encarecidamente jugar con unos buenos auriculares y, a ser posible, con el dock. El modo portátil también logra un gran impacto, pero es algo menor. Por consiguiente, la primera interrogante es resuelta con nota: Switch es una buena plataforma en el ámbito narrativo.
Hellblade mantiene la esencia narrativa
El juego no se siente fuera de lugar. La experiencia no pierde ni un ápice de intensidad con el cambio de plataforma; bien por QLoc. Recursos tales como que Senua nos desvíe la mirada al cambiar el enfoque de la cámara siguen estando ahí. La sensación de desamparo continúa como uno de sus puntos fuertes. Nos sentimos muy pequeños e inofensivos frente a un mundo hostil y oscuro. Porque, efectivamente, la oscuridad todo lo consume. La sensación de pérdida es total y esto se ve muy potenciado por la gran capacidad de inmersión que ofrece el juego en cualquier plataforma.
Pocas veces una mirada ha trasmitido tanto como la de Senua.
Hellblade: ¿Un imposible para Nintendo Switch?
Las propias especificaciones de la consola sembraron no pocas dudas en aquellos quienes, azarosos, esperaban la llegada del título. La incógnita se erigió cuan sempiterna e irreductible efigie. No por nada, no es el primer gran título que aterriza en la consola. Por suerte, Hellblade en Switch roza el notable. Por un lado, hay que tener en cuenta que, obviamente, sale perdiendo al trazar una comparativa con PS4 y XBox, pero sobre todo con PC. La llamada master race goza de un potencial técnico infinitamente superior al de Switch; las diferencias son insalvables. Por consiguiente, resulta lógico que la calidad gráfica del producto sea inferior. No es algo sorprendente ni criticable; la consola tiene unas limitaciones que todos conocemos de sobra.
No obstante, debo decir que el juego se ve bien muy bien. Senua no pierde expresividad en Switch, lo cual es importantísimo en un título de tales características. Los escenarios están bien cuidados y, en líneas generales, el trabajo ha sido bien realizado. Aun con todo, hay ciertas deficiencias: el pelo de Senua, por ejemplo, sale mal parado. Hay momentos donde se nota que la gráfica es notablemente inferior e, inclusive, que han tenido que recortar en ciertos aspectos. El juego está muy logrado, pero palidece al ser comparada con su versión de PC. Con todo, la adaptación sigue siendo notable.
Jugabilidad y resolución de Hellblade en Switch
Al final, en ese sentido, lo importante es la jugabilidad y la resolución. Hellblade no destacó por poseer un gameplay innovador o muy lúcido. El sistema de combate sigue siendo igual de simple que antaño y los puzles igual de sencillos. No hay un verdadero cambio en ese sentido, así que encontraremos lo mismo de antes. A nivel de resolución el cambio es obvio: el modo portátil está limitado a los 720p, por lo que la diferencia respecto a un monitor y una resolución 4K… No hay que ser un genio para saber que Switch pierde notoriamente.
Si usamos el dock, el juego aumenta hasta los 1080p con un reescalado automático, pero la resolución es menor a la de PC. Por consiguiente, la versión de PC sigue siendo muy superior a cualquier otra concebida. Al tiempo, cuando la acción se vuelve muy frenética o aparecen muchos enemigos se nota una baja de resolución importante. Al tiempo, los escenarios pueden llegar a sobrepasar la potencia de la consola produciendo que se recurran a recursos tales como el emborronamiento de la escena para superar las limitaciones técnicas. Por suerte, está muy bien planteado y se siente, muchas veces, como un verdadero recurso narrativo del juego para que nos sintamos más perdidos.
¿Soporta Switch a Hellblade? Demonios, sí. El juego luce muy bien en Switch; sigue siendo muy disfrutable y una opción más que considerable para ampliar nuestro catálogo portátil. El juego no pierde a nivel de narrativa y/o entretenimiento, por lo que sigue siendo un título muy interesante.
Conclusiones
No me arrepiento, para nada, de haber explorando el mundo junto a Senua a lomos de mi fiel Nintendo Switch. Tristemente, no pude disfrutar del juego en su lanzamiento ni en meses posteriores, pero la espera ha merecido la pena. He disfrutado del juego como un niño recuperando esa inquietante necesidad de seguir jugando un ratito más hasta alcanzar altas horas de la noche. Debo remarcar, eso sí, que al compararlo con su versión de PC es inferior a nivel técnico, mas no por ello despreciable. Switch ha sabido ofrecerme otras cosas como, por ejemplo, poder jugar a oscuras, con los auriculares, tumbado en la cama e inmerso completamente; en PC eso no es tan fácil.
El punto fuerte de su lanzamiento en Switch es que sabe mantener la esencia del título original y no pierde fuelle a nivel narrativo; su historia, y la forma de contarla, mantienen el listón muy alto. Las carencias técnicas, aunque han estado ahí y me han descolocado en algún que otro momento, no han sido un verdadero impedimento para disfrutar de Hellblade: Senua’s Sacrifice. Esta inferioridad no reduce al juego a un segundo plano, sino que destaca en otras facetas distintas. No puedo decir que sea mejor o peor, solo que sale reforzado en la capacidad inmersiva y pierde fuerza a nivel técnico.
En lo que a mi parecer respecta, un juego muy notable y recomendable para Nintendo Switch. Si no lo has jugado, tal y como me pasó a mí, no sé a qué estás esperando.