La segunda parte de la trilogía del Baztán escrita por Dolores Redondo también ha tenido su premiere en el Festival de Sitges. Nosotros ya hemos visto Legado en los huesos y a continuación os contamos qué nos ha parecido.
Legado en los huesos, en línea ascendente
Cabe preguntarse qué hay de cierto en el misticismo que rodea los pequeños pueblos. Historias de brujería, relatos de criaturas que pueblan frondosos valles. Y es que a veces la realidad es sólo una opción, un pequeño escenario en que lo cotidiano convive con lo fantástico.
Cuando El guardián invisible (Fernando González, 2017) llegó a nuestras pantallas la disfruté sin reparo. Gocé de sus bosques, de su pulida ambientación y del asesino que mataba a niñas con «edad suficiente» para ser calificadas como impuras. Quizá por ello me alegré cuando supe que su continuación, así como también la tercera entrega, habían tenido luz verde.
Precisamente hoy nos ocupa la segunda parte, Legado en los huesos (Fernando González, 2019). La trama arranca justo donde lo dejó su predecesora, con una inspectora Salazar a punto de dar a luz y con su reincorporación al cuerpo de policia en el horizonte. Un pretexto para cambiar la condición policíaca del film hacia algo mucho más dramático.
Un thriller que va mutando
De hecho, eso es lo que plantea Legado en los huesos, un thriller que va mutando hasta convertirse en un híbrido que mezcla la intriga de su vertiente policíaca con el drama de personajes más efectivo. Y es que si el peso del film ya recaía sobre la inspectora Salazar en la original, en esta entrega su rol es absolutamente primordial. Fernando González ha adaptado la obra de Dolores Redondo siendo consciente de que el relato no gira en torno a los asesinatos per sé, sino que se focaliza en las vicisitudes psicológicas de su protagonista.
Ahora la atmósfera no se tiñe solo del gris predominante en Elizondo, sino que se abre a una gama cromática que, como sus personajes, son un abanico de contrastes. El telón de fondo sigue marcado por la pesadumbre, las inquietud de una inspectora Salazar que vuelve a ser atormentada por los fantasmas de su pasado -los flasbacks siguen aquí presentes-.
Del mismo modo han evolucionado los propios personajes. Marta Etura, tras confirmar en rueda de prensa que participó en maratonianas jornadas de rodaje (19 semanas nada menos) para filmar las dos últimas entregas de manera simultánea, ha cambiado a la par que su inspectora. Salazar es ahora madre y la trama presenta nuevas coyunturas que la actriz sabe plasmar en pantalla. También están muy correctos Francesc Orella o Nené, siendo además acompañados por algunas incorporaciones de lujo como las de Imanol Arias o Leonardo Sbaraglia.
Veredicto
La epopeya de la inspectora Salazar sigue su camino a una velocidad vertiginosa. Legado en los huesos es una gran continuación que aprovecha todas las virtudes de su predecesora pero añadiendo además un nuevo terreno por el que moverse. El clifhanger final no sólo es un punto y seguido para el personaje encarnado por Marta Etura, sino que también deja al espectador con ganas de más.