
Imagina una isla perdida en medio de la nada, un analizar lugar donde el sol brilla sobre campos verdes, el mar te susurra promesas de pesca fácil y, de repente, alguien te roba el campamento mientras duermes. Eso es Longvinter, el juego que Uuvana Studios lanzó en su versión 1.0 el pasado 21 de febrero de 2025 tras tres años de acceso anticipado.
Disponible en Steam por unos 19,50 euros, este título promete un sandbox multijugador sin reglas donde puedes ser un pacífico granjero, un astuto mercader o un asesino sin escrúpulos. ¿Suena bien, verdad? Pero, como todo en la vida, no es tan sencillo como parece. Vamos a sumergirnos en esta aventura insular para ver qué tiene de especial y por qué, a veces, te dan ganas de tirar el teclado por la ventana.
Longvinter, un mundo abierto con aroma a Animal Crossing y un toque de Rust
Cuando aterrizas en Longvinter, lo primero que te golpea es su estética. Es como si Animal Crossing y Rust hubieran tenido un hijo raro, pero adorable. El juego te suelta en una isla ficticia con un objetivo difuso: investigar qué hace especial este lugar.
No hay una historia épica con cinemáticas ni un narrador que te guíe; aquí mandas tú. Empiezas en un campamento de investigación con lo básico: un hacha, unas ganas locas de explorar y la certeza de que alguien, tarde o temprano, va a intentar quitarte lo que consigas.
El arte es minimalista, colorido, casi coqueto. Los árboles se mecen con una brisa digital, los animales corretean con ese aire de caricatura y el mar parece sacado de una postal. Pero no te dejes engañar por la estética kawaii: bajo esa fachada tranquila hay un mundo donde la supervivencia manda.

Pescar un pez te da una satisfacción inmensa, pero también te drena energía. Construir una choza para guardar tus cosas es un triunfo, hasta que descubres que en los servidores PvP cualquier despistado puede saquearte. Es esa mezcla entre calma y caos lo que le da su encanto… y también su dosis de frustración.
La libertad es el rey aquí. ¿Quieres pasar el día recogiendo bayas y vendiéndolas en el mercado del campamento? Adelante. ¿Prefieres cazar un ciervo, hacerte un abrigo y montar una tienda para comerciar? También puedes.
¿O tal vez te va más el rollo de unirte a un grupo y asaltar búnkeres llenos de mercenarios NPC por loot jugoso? Todo está sobre la mesa. Eso sí, no esperes que el juego te tome de la mano: Longvinter es un lienzo en blanco, y lo que pintes depende de ti.
La vida en la isla: entre la pesca relajada y el grind interminable

Hablando de lo que haces en Longvinter, el día a día es una mezcla de tareas relajantes y momentos de tensión pura. Pescar, por ejemplo, es casi terapéutico: lanzas la caña, esperas, y cuando pica, sientes que has conquistado el océano.
Luego está la agricultura, que te permite cultivar desde zanahorias hasta flores exóticas para vender o decorar tu base. El sistema de crafting es sencillo, pero efectivo: combinas cosas en una mesa de trabajo y listo, tienes un arma nueva o una silla pintoresca. Todo eso suena idílico, pero hay un pero grande: el grind.
La energía es tu peor enemigo. Caminar, talar, pescar… Todo consume energía. Es como si fueras un móvil con la batería al 5%. Si no estás cerca de una fogata o no tienes comida a mano, te toca quedarte quieto viendo cómo tu barra se rellena a paso de tortuga.

Esto, que en teoría fomenta la estrategia (¿dónde pongo mi campamento? ¿Qué priorizo?), a veces se siente como un castigo innecesario. Y luego está la moneda del juego, un aspecto clave para comprar mejores herramientas o desbloquear especializaciones para tu base. No obstante, conseguirlo puede ser una tarea durísima.
En los servidores PvE, la cosa es más tranquila. Puedes tomarte tu tiempo, explorar bunkers con mercenarios (que, ojo, no son un paseo) y construir sin miedo a que te roben. Pero en PvP… ¡Ay, amigo! Prepárate para el drama.
Hay alianzas, traiciones y tiroteos por un pedazo de terreno con buena pesca. La comunidad es un reflejo de esa libertad sin reglas: algunos son majos y te ayudan a levantar una aldea; otros te disparan en cuanto te ven con un saco de patatas. Es caótico, pero también es lo que le da vida.
No es oro todo lo que reluce

Tras su salida del acceso anticipado, Longvinter no se ha quedado quieto. Uuvana Studios ha metido caña con parches y contenido nuevo. Las plataformas petrolíferas, por ejemplo, son un añadido reciente que te invita a arriesgarte por recompensas gordas.
Lo malo es que actualmente sus servidores están teniendo algunos problemas y el rendimiento no está siendo del todo óptimo. Aunque divertido, no es demasiado intuitivo, por lo que si no tienes experiencia en los juegos de supervivencia, la puerta de entrada es dura.
Incluso cuando la tienes, cuesta, puesto que no se explica demasiado bien en muchos momentos. Por si fuera poco, el menú no está demasiado bien planteado y es poco intuitivo. De cara al futuro probablemente mejore, pero es un área en la que flaquea con fuerza.
En su más reciente actualización han agregado muchas mejoras. Se nota que el equipo escucha a los jugadores, pero hay errores demasiado importantes. Por ejemplo, hay jugadores a los que les ha crasheado el juego en mitad de una construcción y han perdido todo.
Además, es complicado hacerte un sitio cuando en el servidor hay gente, y en determinadas ocasiones he sentido que mi gráfica sufría más de la cuenta pese a que el juego no es tan puntero a nivel técnico. Este tipo de fallos molestan en pleno 2025, ya que son cosas que se deberían haber revisado antes del lanzamiento completo.
Pero… ¿Y merece la pena?

Entonces, ¿qué tal está Longvinter? Depende de lo que busques. Aunque tiene errores, el juego tiene bastante potencial y creo que tiene margen para llegar a ser algo bastante interesante. Si te gustan los sandbox donde tú pones las reglas, este juego te va a enganchar. Tiene ese rollo de ‘una partida más’ mientras pescas o planeas cómo ampliar tu base.
La estética acogedora y la posibilidad de jugar con amigos (o contra ellos) son puntos fuertes. Pero no es perfecto: el grind es agotador, la energía te frena más de lo que debería y en PvP a veces gana el que tiene más tiempo para farmear, no el más listo o el más hábil.
La relación calidad-precio no es mala tampoco, pero tiene que mejorar algunos de sus errores si quiere aspirar a más. No es un triple A, ni lo pretende. Es un indie con sus virtudes y sus defectos bien a la vista. Si tienes paciencia y te gusta improvisar, Longvinter te da una isla donde perderte.


- Su estilo visual minimalista y colorido crea un ambiente acogedor y atractivo.
- Te permite jugar a tu manera.
- La interacción con otros jugadores crea momentos únicos, ya sea cooperando o enfrentándose.
- Siempre hay algo nuevo que descubrir, desde bunkers ocultos hasta zonas de alto riesgo con grandes recompensas.
- Puedes diseñar tu base a tu gusto, añadiendo elementos decorativos y funcionales

- La necesidad de recolectar recursos constantemente puede volverse agotadora
- Algunos jugadores experimentan caídas de FPS y crasheos en momentos clave.
- Las restricciones de energía ralentizan demasiado el ritmo del juego y pueden ser frustrantes
- Los menús y algunas mecánicas no están bien explicados, dificultando la experiencia inicial.