Continuamos profundizando en el amplio catálogo de Netflix. Hoy nos detenemos en la recientemente estrenada Sergio (Greg Barker, 2020), un drama protagonizado por Wagner Moura y Ana de Armas.
Sergio, en tierra de nadie
¿Cuál es el precio de la diplomacia? Probablemente esa sea una pregunta que ningún diplomático se formule. El carácter humanitario y desinteresado de quienes la ejercen suele privarles de todo lo demás, anteponiendo siempre la causa por encima del resto. Y eso es loable. Sin embargo, cuanto más te expones más vulnerable te vuelves.
Netflix sigue imparable en este 2020, un año en que la empresa parece ser la única que resiste el envite de la Covid-19. Hoy nos centramos en Sergio, un drama centrado en la figura del diplomático de las naciones unidas Sergio Vieira de Mello.
La historia arranca en 2003, cuando la organización envió una comitiva a Bagdad para interceder en el conflicto armado entre Irak y Estados Unidos. Un mero pretexto que funciona como hilo conductor para una historia que se narra desde el pasado. Porque Sergio funciona a medio camino entre el biopic y el documental, narrando los acontecimientos que tuvieron lugar hace ya casi 20 años.
De este modo, lo que en un principio podría intuirse como un thriller político (esos vídeos de Bush al inicio parecen presagiarlo), se diluye entre un drama totalmente enfocado en la figura de su solidario protagonista. Una decisión que convierte la cinta en un producto desangelado, sin una pretensión clara acerca de los terrenos por los que quiere transitar.
Una cinta para dos, casi en exclusiva
Tratando de hacer un extenso retrato de su protagonista, obviando por completo cualquier atisbo de intriga política, el film se convierte pronto en una propuesta para dos. Wagner Moura y Ana de Armas toman el control para adueñarse de la función con un romance que todo lo puede.
Pese a que sus interpretaciones son bastante modestas, su relación es de lo poco salvable de la cinta. Disfuncional en lo emocional, la labor de Moura y de Armas consigue que el espectador empatice (ni que sea un poco) con la misión de sus protagonistas.
Más allá de eso, un mensaje con el que quedarse: la esperanza por un mundo mejor, lleno de personas implicadas o que, al menos, les conmueva lo que hacen. Una problemática interesante, que no es precisamente la única que se aborda en la película, pero que se acaba perdiendo ante la pasividad del conjunto.
Veredicto
Sergio es un drama con poca personalidad. Aún con su bien intencionada premisa, la cinta es incapaz de sobresalir entre tantas otras de corte similar. Simplemente prescindible.
