
Akane Tamura se hizo de rogar, pero por fin os podemos traer nuestra reseña de El amor de Mobuko n.º 8. Y es que, en efecto, ha pasado bastante tiempo desde que nuestra querida protagonista y su pareja, Irie, nos actualizaban el estado de su vida amorosa. Más concretamente, hemos tenido que esperar poco menos de seis meses para disfrutar de una nueva entrega del que dice ser uno de los romances más populares de Kitsune Manga.
Tanto es así que, para poder disfrutar con propiedad de sus nuevos episodios, me ha tocado retomar la lectura releyendo el volumen anterior. No del todo, pues solo me hicieron falta unos pocos capítulos para recuperar el ritmo, pero sí que me pareció necesario. Lo bueno es que es fácil reconectar con la trama. Lo malo es que este tipo de situaciones suelen hacer que la narrativa se sienta más dispersa, pues a veces cuesta conectar cientos eventos.
Cuando pasan tantas semanas, es normal que nos olvidemos de ciertas situaciones, especialmente cuando tenemos tantas lecturas a nuestro alrededor. Esto ha hecho que Mobuko pierda algo de fuerza, pero no es algo que en realidad deba preocuparnos. Teniendo en cuenta que la idea de adquirir cada volumen en formato físico es construir una colección, esto es algo que se «arregla» muy fácilmente agarrando el anterior. Vaya, que en realidad no hay drama alguno. Ni en retomar el manga ni en la historia, en realidad.
Reseña de El amor de Mobuko n.º 8 | Portada, sinopsis y edición

A Mobuko Tanaka nunca la han sacado a bailar. Siempre ha sido una chica callada y tímida, un personaje secundario en su propia vida. Pero ahora, con veinte años, Mobuko se ha enamorado por primera vez. El chico de sus sueños es Irie, un compañero del supermercado en el que trabaja. En este octavo tomo, llega el invierno y se acerca la primera navidad que Tanaka e Irie pasarán juntos como pareja. Los dos hacen planes para preparar juntos una tarta en casa de Tanaka. Ambos están un poco nerviosos: es la primera vez que ella invita a un chico y la primera vez que él está en la habitación de una chica. En medio de todo esto, Irie-kun se arma de valor y le pide que se besen por segunda vez…
Colección | El amor de Mobuko vol. 8 de 18 (en publicación) |
Autoría | Akane Tamura |
Traducción | Raquel Viadel |
Género | Drama, romance, slice of life |
Formato | Rústica con sobrecubierta |
Precio | 9,95 € |
Tamaño y páginas | 160 en 13 x 18 cm |
Maquetación | Futurbox Projet |
Fecha de publicación | 01/04/2024 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Kitsune Manga ha establecido una buena base de trabajo, subiendo la calidad de la mayoría de sus productos. Esto lo hemos visto con El amor de Mobuko, serie de Akane Tamura que ha gustado bastante en líneas generales. Por desgracia, el moiré sigue siendo algo que encontramos en no pocos fondos y grises, además de en el pelo en algunos momentos. Sigue siendo un fallo que les está costando resolver. Ahora bien, la maquetación ha mejorado, mientras que la traducción es de calidad. En general, podemos decir que es un producto de buena calidad que, en líneas generales, nos ha dejado un buen sabor de boca.
Un romance que funciona muy a su ritmo

Dicho esto, y volviendo al tema que nos acontece, debo decir que, una vez hemos recuperado el hilo, la sensación es que el manga continúa progresando de la manera adecuada. Aunque a veces puede ser un poco exasperante debido a la forma en la que los autores y autoras de origen nipón manejan el romance, por lo menos sentimos que Irie y Mobuko quieren avanzar juntos. Lo bueno de El amor de Mobuko es que, pese a que sus personajes van muy pasito a pasito, no echan el freno.
Al principio, ni Mobuko ni Irie eran capaces de confesar sus sentimientos. Mirarse a los ojos era casi una odisea, pero nos enseñaron que esto no era una cuestión de tópicos japoneses, sino una expresión de sus propias personalidades. Ambos son muy tímidos, pero tienen muchos sentimientos el uno por la otra, y viceversa. Esto les impulsa a buscar algo más. Una caricia. Una mirada. Un gesto cómplice. Un beso. Aunque les cuesta, no dejan que la vergüenza detenga sus avances, lo que nos va dejando varios momentitos muy interesantes.
No se puede decir, en cualquier caso, que sea una lectura esencialmente rompedora. Ambos siguen siendo relativamente paraditos y todavía necesitan progresar, pero van por el buen camino. Lo bueno es que este proceso es bastante disfrutable, puesto que de verdad sientes que quieren llegar a algún sitio. De hecho, este octavo tomo se centra muchísimo en todas estas cuestiones. Y lo cierto es que, si lo comparamos con casi todo lo que nos han ofrecido antes, el salto es importante.
Paso a paso

Esto no quita que sus reacciones sigan siendo excesivamente tímidas, sobre todo teniendo en cuenta que ya llevan un tiempo saliendo, mas lo aceptamos de buen grado hasta cierto punto. Sobre todo cuando recordamos que se construye como un slice of life y que, en líneas generales, no debemos esperar grandes giros de guion, dramas llevado al extremo o eventos inverosímiles que aceleren la acción de manera excesiva. El romance entre Mobuko e Irie es muy orgánico y natural.
Se mide por sus propias pautas y no se dejan llevar por lo que otros puedan pensar o decir. Tienen su forma de entender su relación y van al ritmo que a ellos les gusta. Lo bueno en ese sentido es que se nota que la complicidad entre ellos sigue creciendo, por lo que poquito a poco nos van regalando momentos cada vez más tiernos. Esto es algo bastante importante, pues hay muchas series en las que sientes que nunca ocurre nada.
En El amor de Mobuko esta sensación se daba un poco al principio, pero está desapareciendo poco a poco. De hecho, este tomo ha sido el más movido de todo, aunque —y es muy importante que no se os olvide— no podemos decir que sea una locura. Que sea algo más activo no significa que sea un nonstop ni que acelere en exceso. Mantiene las cualidades de la serie hasta ahora y, simple y llanamente, suben un escalón más. A modo de conclusión, diré que mantiene el nivel y te deja con ganas de más, por lo que el resultado final es positivo. La lectura es entretenida y eso es lo más importante.


- La sensibilidad narrativa de su autora.
- Es un amor bonito y sincero, sin grandes alardes. La historia es tierna y pura.
- El manga se toma su tiempo para desarrollarlo todo a su ritmo. No se siente apresurado.
- El dibujo es muy bonito.
- Es un romance muy orgánico y natural.

- La edición flojea en algunas partes.
- Los secundarios siguen sin aportar demasiado.