Reseña manga: ‘Dragon Quest: Emblem of Roto’ #4

Análisis e impresiones

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¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! El guerrero sagrado y sus compañeros los maestros están, una vez más, junto a nosotros. Prosiguen las aventuras de Dragon Quest: Emblem of Roto con su cuarto volumen; no os preocupéis, que el final queda aún muy lejos. Con un total de 288 páginas en blanco y negro e interiores a color, se nos vuelve a presentar un volumen de formato rústico sin solapas. Una vez más la traducción ha corrido a cargo de Daruma. Al igual que sucedió con Dragon Quest VI: Los reinos oníricos #3, no haré especial alusión a aspectos tales como traducción, edición o dibujo. Más concretamente, no les dedicaré apartado concreto alguno, mas sí que realizaré aquellas alusiones que consideré necesarias. Dicho esto, comencemos con la reseña de la licencia de Planeta Cómic. Aviso: esta reseña contendrá spoilers.

Dragon Quest: Emblem of Roto #4 y el maestro de la sabiduria

Dragon Quest Emblem of Roto #4 - Ficha de Datos

Sinopsis

Arus y sus amigos, ahora acompañados por Poron, un bufón aparentemente inútil, están en el mar para llegar a la ciudad de Aliana para continuar su aventura… pero en el camino son atacados por una enorme criatura sin forma que una vez fue rey de los mares, ahora poseídos por el dios del Terror… la situación parece desesperada, ¡pero reciben la ayuda inesperada de la antigua compañera del rey de los mares que desea ayudar a su amado a recuperar su conciencia!

La realidad oculta tras los monstruos

DQ Emblem of Roto 4

Uno de los aspectos más significativos de Dragon Quest: Emblem of Roto es su sentido homenaje a los amantes de la franquicia. Su historia, muy bien cimentada en todas y cada una de sus bases, revive los recuerdos del jugador más enfervorizado de su ya mítica franquicia. Chiaki Kawamata, Junji Koyanagi (guion) y Kamui Fujiwara (arte) defenestran la idea del monstruo como origen del mal y traen a coalición una serie de atípicas incógnitas dentro del mundo de la fantasía épica. Dentro de tal cualidad narrativa entran Poron y Arus. El primero, callejero por definición propia, viaja al lado de un pequeño grupo de monstruos de carácter amistoso.

El segundo, entonando una de las mejores cualidades que un héroe puede tener, es capaz de comprender que el término «monstruo» es un mero vocablo con el cual enumerar a todo aquel ser vivo que no entra dentro de las cualidades fisionómicas de los animales —seres humanos incluidos—. Aunque es cierto que el antagonista principal es un monstruo, no todos son malvados. Mediante el arco de Leviatán y los monstruos del mundo marino que somos capaces de comprender esto.

Es a través del enfrentamiento del Rey del Mar y su posterior derrota, muerte y reencarnación que comprendemos algo mejor cómo funciona la sociedad de los monstruos. Lejos de ser bestias sedientas de sangre y sin capacidad de raciocinio, sienten y padecen. El orgullo, el honor o la lealtad son rasgos que forman parte de la personalidad de no pocos seres. Al igual que el ser humano, los hay buenos y los hay malos. Tal idea no es nueva y, de hecho, se fraguó en tomos anteriores, pero es en este cuarto volumen cuando esas ideas subyacentes terminan de confluir en una única realidad: la coexistencia entre humanos y monstruos es posible. Es más, es tan importante en este manga que ya hablé de ello en reseñas anteriores.

Los guerreros sagrados hacen suya la tensión dramática

Dragon Quest Emblem of Roto 4

Otra de las grandes virtudes de Dragon Quest: Emblem of Roto es el trasfondo del protagonista y sus compañeros de aventuras. Lejos de la madurez, hablamos de un elenco compuesto mayoritariamente por niños y/o adolescentes. Arus, por un lado, vuelve a demostrar que no ha alcanzado la adultez; es un tanto inmaduro, pues las decisiones más difíciles se le resienten. Así queda expuesto cuando no logra dar muerte al Rey Leviatán al comprender que no es malvado. Sus actos de destrucción son culpa de Imajin, quien logró vencerle años atrás y ahora ha consumido su cordura. Pero Leviatán es poderoso, y en su interior sigue siendo el mismo. Rey y reina deciden sacrificarse por el bien de su pueblo. Arus duda en darles muerte, aunque al final cumple con su deber con lágrimas en los ojos.

Me ha gustado ese deje de realismo dentro de la personalidad de un héroe que sigue formándose no solo como guerrero, sino como persona. Lo mismo sucede con Poron, quien demuestra —de forma inconsciente— el poder latente de su interior. Al mismo tiempo, Killia, el espadachín del grupo, continúa su viaje en solitario. En ese contexto se enfrenta a los fantasmas del pasado y la pérdida. Aunque un tanto forzado en cuanto a explicación, su familia regresa de entre los muertos con la ayuda de su hermano, caído en la desgracia y la oscuridad, para enseñarle las técnicas de su linaje. La tragedia se manifiesta a través de una despedida repleta de sentimientos de plenitud y tristeza; el joven guerrero llora por la marcha de su familia, pero en su interior el orgullo y la felicidad se entremezclan al poder despedirse de ellos de forma apropiada.

Yao, por diversos motivos, no goza de gran protagonismo en este cuarto tomo, pero ya tuvo momentos importantes en el anterior. Es Poro, otrora payaso, ahora gran mago heredero de Kadal, quien se hace protagonista. Arus, siempre en el eje de toda trama, es capaz de adoptar un segundo plano por momentos para dejar que el resto destaque. Si bien es cierto que el protagonismo del heredero de Roto es demasiado predominante, se agradece que sea capaz de echarse a un lado de cuando en cuando.

Kadal sigue entre nosotros

Dragon Quest Planeta Cómic

Poron, cuyo verdadero nombre es Norop, recupera parte de sus recuerdos, aunque no sabíamos que los había perdido. Tal y como sospechábamos, en realidad el callejero era el maestro de la sabiduría. De hecho, fue Kadal, en su sacrificio, quien le golpeó en forma de meteorito para trasmitirle sus conocimientos. Parece raro, pero en el manga queda más claro y tiene bastante sentido. El joven, quien comprende el valor del sacrificio, aprende de sus errores y no solo acepta quién es realmente, sino que da un paso al frente. Su crecimiento queda marcado por el deseo de proteger a los demás al saberse débil, pero es a través de esa debilidad y su afán de defender a los más débiles que desbloquea su poder latente.

A través de una serie de flashback conocemos algo más de su pasado y ahondamos, de nuevo, en esa idea de coexistencia entre humanos y monstruos. Puede que sea un poco pesado, pero quiero reincidir en ese concepto. Me parece bastante revolucionario teniendo en cuenta la fecha de su publicación original; es una forma de concebir la fantasía muy distante de la del monstruo clásico y malvado. Los monstruos tienen su propia personalidad y conciben el mundo de una forma u otra. En su gran mayoría los humanos son incapaces de comprender esto, pero Arus y Poron lo hacen y pregonan.

La madurez como herramienta narrativa

Volviendo al tema que nos acontece. Poron, finalmente, acepta quién es. Tras esto decide presentarse al grupo una vez más, pero esta vez como maestro de la sabiduría. Aunque ya eramos conscientes de que Kadal había muerto de alguna forma, no comprendíamos el porqué de sus actos. Por fin hemos sido capaces de cerrar ese pequeño círculo de momentos anteriores. Es más, era necesario aclarar dicho punto. Era un tanto extraño y carecía de mucho sentido. ¿Por qué no acompañar al héroe en su aventura y sacrificarse sin motivo alguno? Ahora ya lo sabemos.

Todo esto forma parte del crecimiento de nuestro grupo. Los más jóvenes son capaces de aprender de sus errores siendo este uno de los ejes centrales del argumento. Su viaje no solo persigue reunir aliados, sino hacer de ellos verdaderos héroes capaces de enfrentarse al mal que los rodea. Como herramienta narrativa me parece una opción inmejorable y muy lógica.

Conclusiones

Dragon Quest: Emblem of Roto #4 es una fantástica continuación a lo mostrado en volúmenes anteriores. Conserva un ritmo un tanto rápido y pregona por una historia sencilla, pero lo hace bastante bien. A diferencia de otras series, sus autores son capaces de exprimir el potencial de su obra de manera adecuada. No hay grandes giros ni contratiempos exagerados. El manga se compone de pequeñas aventuras que, en su conjunto, tejen un entramado un tanto más complejo. Un muy buen tomo y una serie que, hasta el momento, roza el sobresaliente.

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