
Cuando os dije que Cross Game es uno de los mejores spokon de la historia, no os mentí, y en esta reseña del tomo n.º 2 no solo no me voy a echar atrás, sino que lo voy a repetir: si te gustan los mangas deportivos, es una de las mejores opciones que existen, sea el año que sea.
Que el dibujo no haya «envejecido del todo bien» por su ‘simpleza’ o que la trama no sea tan espectacular como la de otros grandes trabajos —véanse Haikyuu o Eyeshield 21— no significa que no sea bueno. Simple y llanamente, procede de otra época.
A título personal, considero que eso le da hasta más encanto. Es más, diría que un dibujo más técnico o un estilo más puntilloso le habría sentado mal. A fin de cuentas, una de las grandes virtudes de Cross Game es lo fácil que es empatizar con sus personajes.
Adaptarse a su ritmo, pillarle el punto al argumento y entender qué está pasando a la primera de un vistazo es uno de sus grandes encantos. Eso, y que se sustenta en torno a un carácter dramático que dice estar hasta extinto en la actualidad.
La forma en la que maneja la trama o construye el núcleo de su historia en torno a la muerte, el ego o la avaricia de los adultos en un mundo de niños que solo quieren jugar al béisbol o estar con sus amigos es, sin más, brillante.
Kitamura, por ejemplo, solo es un muchacho que lleva años practicando su lanzamiento por una promesa. En esta fase, no sueña ni con ser profesional, pero sigue entrenando. Todo por una amiga que ya no está. Por supuesto, es más que eso, pues el gusanillo del deporte ya le ha picado, pero…
Reseña del manga Cross Game n.º 2 | Portada, sinopsis y edición

Han pasado cuatro años desde la muerte de Wakaba. Aoba ya cursa segundo de secundaria y, rodeada de chicos, lo da todo en el equipo de béisbol. Por su parte, Kô, que va a tercero, sigue entrenando a escondidas porque se lo prometió a Wakaba, pero cuando Nakanishi y los demás se enteran, quedan en que se apuntarán al Club de Béisbol cuando empiecen bachillerato. Pero la cosa parece torcerse para nuestro protagonista…
Colección | Cross Game vol. 2 de 11 |
Autoría | Harold Sakuishi |
Género | Deportivo, drama, comedia, romance |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13,2 x 17,9 cm con 280 páginas en b/n |
Precio | 16,95 € |
Traducción | Marc Bernabé (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 6 de marzo del 25 |
Poco a poco, Kitamura desarrolla un arma única en el mundo del béisbol, al menos desde la perspectiva del pueblo japonés y el deporte estudiantil. Para su edad, la velocidad a la que es capaz de lanzar una bola es simplemente espectacular. Y eso que ha estado entrenando él solo, sin el asesoramiento de nadie.
Desde que jugó por primera vez, ha sido «incapaz» de dejarlo. Curiosamente, no muchos saben cuál es su verdadero potencial, pues no se ha mostrado al mundo con asiduidad. Es por esto mismo que, dentro del conflicto interno que vive su equipo por culpa de los fichajes y la política del nuevo entrenador, se convierte en el arma secreta de los «rebeldes».
A grandes rasgos, han pasado cuatro años desde que Wakana falleció y Kitamura no ha dejado de entrenar. Nunca ha tenido la pretensión de competir y, más allá de echar un partido para divertirse, no muestra demasiada ambición. Pese a ello, sus compañeros lo descubren y le hacen una solicitud: entrar al equipo en bachillerato.
Una historia que va paso a paso

Piensan que este será el año en el que podrán jugar todos juntos y dejar atrás la mala situación del equipo. Por supuesto, las cosas no son tan sencillas, y más pronto que tarde la situación acaba enrevesándose. No obstante, en este tomo no llegamos a ver realmente nada.
Adachi, con mucha tranquilidad, va construyendo una trama que podría considerarse lenta. No hay grandes secuencias de acción ni momentos con un tremendo espíritu de equipo. En este segundo tomo no hay escenas que te quiten el hipo ni te arranquen una mueca de sorpresa.
Es relativamente tranquilo. Se limita a plantar algunas semillas adicionales y reforzar lo que ya vimos en la primera entrega. Pese a ello, tiene gancho. Es un manga que respira carisma y es capaz de atraparte incluso cuando no pasa nada.
Por supuesto, ocurren cosas, y es que no es un tomo irrelevante. Cuando digo esto, me refiero a que no tiene la tensión de un gran partido ni el drama de un duelo que marcará un antes y un después. «Solo» desarrolla la situación de Kitamura y agrega un ingrediente más a la fórmula: Aoba.
El nuevo entrenador se aprovecha de ella. Es una chica, así que no podrá participar en ningún torneo. La imposibilidad de disputar partidos oficiales la martiriza, pues es consciente de que es tan buena o mejor que casi cualquier chaval de su edad.
El nuevo entrenador se percata de esto y la pone a lanzar sin descanso contra sus bateadores. Las máquinas de lanzamiento son demasiado básicas y necesita un lanzamiento vivo. Y por eso lanza, lanza, lanza y lanza sin descanso. Es más, no le importa que se lesione.
Un drama deportivo que va más allá del campo

Tanto es así que, cuando le avisan de que la está forzando demasiado, no le importa. Entiende que solo es una herramienta, al igual que otros miembros del equipo. Su actitud es la de un déspota y la de un ser humano despreciable, capaz de ver a chavales de instituto como objetos. Lo único que le importa es su éxito.
Gracias a esto, Adachi crea a un primer rival fuera de lo común en el mundo del spokon. Es alguien a quien queremos ver caer y estamos deseando que Kitamura le haga morder el polvo. Por eso te engancha pese a que no «ocurre nada». Logra despertar algo en nosotros… y es solo el principio.
Una de las grandes bazas de Cross Game es que va más allá del deporte. Este tiene un puesto nuclear en la historia, pero no siempre es lo principal. El drama humano y el modo en que maneja las relaciones interpersonales de sus personajes son su verdadero eje.
Ver cómo Kitamura, Aoba y el resto crecen, aprenden qué es lo que quieren realmente, desarrollan sus sentimientos, se enfrentan a obstáculos y se sobreponen a las dificultades es lo que hace que sea tan buena lectura. Por supuesto, ver a tu personaje preferido hacer un gran lanzamiento también es muy entretenido, pero no se basa solo en eso.
Por eso es tan entretenido y por eso me gusta tanto. Lo mejor de todo es que, como ya conozco la obra original, sé que irá a mejor y que funciona de principio a fin. Es por esto mismo que, aunque pueda pecar de simple en muchas fases, es una historia que recomendaré en el 100 % de las ocasiones a quienes gusten de los spokon y los dramas deportivos.


- Es un clásico entre clásicos.
- La edición es realmente buena.
- Funciona como spokon, drama y romance.
- La historia es entretenida desde el minuto uno.
- Tiene bastante personalidad.

- Si gustas de historias más complejas, a veces es demasiado simple.
- El dibujo puede no ser tan atractivo si prefieres estilos más definidos.
Hola, ¿qué tal?
Una cosilla: me gustaría saber qué opinais sobre la rotulación, tanto de este tomo como del anterior. Yo me he encargado en concreto de esta, y hay algunos cambios que pidió la editorial respecto al primero; que está genial y ha sido una buena guía para currar. Me encanta trabajar en esta obra y disfruto mucho); y también es de gran ayuda conocer la opinión de los lectores sobre tu trabajo. Gracias mil!