Reseña manga: ‘Capitán Tsubasa’ #2

Genzō y Tsubasa se enfrentan a su primer gran desafío, pero el destino no les pondrá las cosas fáciles por culpa de un... incidente

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Hay series que, por un motivo u otro, siempre tienen un hueco especial en nuestro corazón. Capitán Tsubasa, mayormente conocida como o Súper Campeones en Hispanoamérica y Campeones: Oliver y Benji en España, es una de ellas. Siendo uno de los mangas más representativos de la cultura, supuso un antes y un después en la occidentalización del arte nipón. Licenciada en multitud de ocasiones, llegó a España variando el formato, pero nunca el contenido: una panda de chavales que disfrutan del fútbol como nadie. Una de sus más recientes adaptaciones fue el videojuego, pero lo que hoy nos ha reunido ha sido el manga.

Allá en septiembre de 2020 llegó a nuestras estanterías una edición en formato kanzenban de la celebérrima serie de Yōichi Takahashi. Ya os contamos qué nos pareció, pero no íbamos a quedarnos solo con eso, ¿verdad? Por eso mismo hemos continuado con nuestros análisis y reseñas. Da igual que hayan pasado cinco meses: Oliver Atom es eterno. Así pues, de la mano de Planeta Cómic, os contamos qué nos ha parecido el segundo volumen de Capitán Tsubasa.

Empecemos, como no podía ser de otra forma, con la edición. En formato rústico sin solapas y con sobrecubierta a color, nos llega un tomo de 344 páginas en blanco y negro. Nuevamente traducido por Daruma, se sigue estableciendo en el marco de una publicación bimestral si la COVID-19 lo permite. Recuperando el formato, hablamos del ya mencionado kanzenban, presentado —en esta ocasión— en un 12,8 x 18 cm. Siendo un tema recurrente, seré breve: la calidad del volumen es excelente.

Sinopsis

Tras una intensa lucha de una hora de duración, el primer enfrentamiento entre Tsubasa y Wakabayashi termina en tablas. Después, se decide conformar una selección de la ciudad de Nankatsu para participar en el campeonato nacional: Tsubasa, Misaki y Wakabayashi, entre otros, consiguen plaza en el equipo y se preparan para la fase preliminar prefectural.

Reseña manga de Capitán Tsubasa 2

Reseña manga Captain Tsubasa 2 portada
Reseña manga Capitán Tsubasa 2

El partido entre ambas escuelas está a punto de llegar a su final. Con el empate en el marcador, y tras una charla entre el entrenador y Genzō, el portero regresa al campo y restituye la moral del equipo. En lo que parece ser un acuerdo táctico entre los jugadores, dejan atrás la estrategia de la jaula después de adelantarse una vez más. Así pues, Shūtetsu y Nankatsu se baten en singular duelo final. Siendo sincero, la nostalgia ha conseguido que me emocione por momentos. Inclusive, la narración del locutor y su «gol, gol, goool» sonaba en mi cabeza mientras leía.

Sea como fuere, la historia avanza con relativa velocidad dejando a un lado el torneo entre escuelas e iniciando una nueva saga: los malos, a un lado. La liga, en una decisión sin demasiado sentido dentro de la coherencia del fútbol infantil, unifica a los equipos de la prefectura para tener un combinado más potente. O lo que es lo mismo, solo los mejores van a poder disfrutar del fútbol de primaria mientras los demás animan. Curiosamente, personal docente y padres no ven problema alguno en esta decisión.

Dejando a un lado la ética y la moral, el manga mejora en estos segundos compases al introducir las primeras decisiones dramáticas. Disputando algún que otro partido complicado entre medias, el equipo se enfrenta a la dolorosa lesión de su capitán. Desvelando que —en algunos casos— todo vale para ganar, la situación se complica. Siendo un giro inesperado si no has leído con anterioridad el manga, refleja la necesidad de reducir el nivel del equipo: Genzō es demasiado bueno y junto a Tsubasa habría sido imparable.

El auge del fútbol japonés

Reseña manga Capitán Tsubasa 2 final
Reseña manga Capitán Tsubasa 2

Curiosamente, el éxito de Capitán Tsubasa estuvo ligado a un crecimiento exponencial del fútbol en la tierra del sol naciente. Sea como fuere, la progresión de la historia destaca por su sobriedad. Sin adelantar acontecimientos, sabe medir adecuadamente el ritmo; a diferencia del anime, aquí los campos no son infinitos. Sin dejar a un lado que dota a los jóvenes de unas cualidades técnicas, físicas y mentales irreales, no deja de ser entretenido. Los partidos de trámite son bastante cortos y el autor solo se alarga cuando lo cree necesario. Para mi sorpresa, el manga no ha envejecido tan mal como esperaba, aunque estaba claro que palidecería ante la solidez narrativa de obras contemporáneas.

Hay que valorar a Capitán Tsubasa por lo que es: un tebeo de los años ochenta que logró imponerse al transcurso del tiempo y destrozar eras a golpe de balonazo. En ese sentido, su valor nostálgico es igual o más potente que antaño, ya que la edición y la maquetación son muy buenas. Aparte, el diseño de las viñetas o la definición de los dibujos es superior a la de lanzamientos anteriores, por lo que el grado de legibilidad es superior. Siendo una historieta algo desordenada, sigue destacando por su sencillez. Es, en cierto modo, ese tipo de libros que cogeríamos cuando queremos echarnos un rato a leer sin complicarnos demasiado, pero subiendo un peldaño. No es una trama sin fundamento.

Es ligera. Sin más. Divertida y entretenida, con un alto valor sobre su pasado, y un factor de coleccionismo excepcionalmente elevado. En mi caso, aunque me repito respecto a mi reseña anterior, sigue siendo un agregado a mi estantería que valoro y aprecio muchísimo. Es una colección que, sin lugar a dudas, querré completar por todo lo que supone. Si eres de esas personas que disfrutan de decorar su estantería y valoras las obras de culto por su valor más allá —no siempre— de su evolución en el tiempo, Capitán Tsubasa no te defraudará.

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