Aunque era muy difícil mantener el ritmo y los estándares de calidad con los que había empezado, la obra de Yumi Tamura ha logrado empezar con buen pie. Superada la sorpresa inicial de los dos primeros tomos, durante mi reseña de Don’t call it Mystery n.º 3 me he dado cuenta de que ha dejado de ser un manga «tan» rompedor. Ahora, como es lógico, ha establecido sus bases… Y estas son bastante buenas. Algo muy importante si tenemos en cuenta que hablamos de una obra de misterio construida alrededor de un único personaje, siendo esta su mayor baza y su principal defecto.
Así pues, en estos momentos podemos decir que ese impacto inicial ha sido sustituido por una sensación de sempiterna curiosidad que nos mantiene fuertemente atados a la lectura. Algo muy meritorio, sin duda, pues no es nada fácil lograr algo así mediante un manga de misterio cuyo protagonista no tiene nada de especial más allá de su empatía y su capacidad de observación.
No es un agente de la ley retirado, un justiciero que trabaja al margen de las fuerzas del orden ni un investigador privado. No es un joven superdotado ni un genio del disfraz. Tampoco se define como un adulto atrapado en el cuerpo de un niño ni un inventor adelantado a su siglo. Totonô es un tipo muy normal que, por azares del destino, termina en algunas situaciones bastante disparatadas.
Tal vez es por eso que resulta tan llamativo y, al mismo tiempo, anodino. Su existencia no tiene nada de particular, pero es precisamente por eso que acaba atrapándonos. Porque es un tipo cualesquiera que no se calla ni debajo del agua. Dice lo que piensa, presta atención a los detalles y te psicoanaliza tanto que hasta resulta impertinente. Es capaz de ver lo que nadie más ve y de descifrar hasta nuestra alma.
Reseña de Don’t call it Mystery n.º 3 | Portada, sinopsis y edición
Durante varias generaciones, la familia Kariatsumari se ha estado peleando por una enorme herencia y, según dicta la tradición, siempre se salda con la muerte de una víctima. Shioji, una de las candidatas a la herencia, ha pedido a Totonô Kunô, un joven detective de lo más perspicaz, que la acompañe a la apertura oficial de la disputa por la herencia de su abuelo. En total son cuatro primos, pero solo uno puede heredar toda esa inmensa fortuna. Un juego mortal que hará que Totonô salga de su zona de confort mientras pone su vida en riesgo…
Colección | Don’t call it mystery vol. 3 (en publicación) |
Autoría | Yumi Tamura |
Género | Josei, drama, misterio |
Formato | Tapa blanda con sobrecubierta |
Tamaño y páginas | 13,1 x 18 cm con 192 páginas en b/n |
Precio | 8,95 € |
Maquetación | Yellowkidworks |
Traducción | Maite Madinabeitia (Daruma) |
Fecha de lanzamiento | 07/09/2023 |
Reseñas | Volúmenes anteriores |
Para variar, Distrito Manga ha presentado un producto de nivel con una buena maquetación, traducción e impresión. En general, la editorial ya nos tiene muy bien acostumbrados en ese sentido, por lo que este tercer volumen no iba a ser distinto. Y aun a riesgo de sonar repetitivo, puedo decir que es un producto de calidad que cumple con nuestros estándares de calidad en la mayoría de ámbitos, por no decir todos.
Cuando perder impacto es algo bueno y te hace todavía mejor
Ahora bien, ¿por qué he dicho que ha perdido impacto? Aunque esto pueda parecer algo negativo, me gustaría aclararlo. En general, cuando empiezas una nueva saga literaria, un manga, un anime que nunca habías visto, etc. el principio siempre es lo más llamativo. A fin de cuentas, es ahí cuando se presentan el mundo y sus personajes. Todo es nuevo, por lo que llama mucho la atención de buenas a primeras.
Don’t Call it Mystery ya ha pasado por ese momento. En apenas dos tomos, Yumi Tamura nos ha explicado todo lo que necesitaba presentar para crear su propio universo. Así pues, ya sabemos quién es Totonô y qué es lo que le hace especial como individuo. Ya conocemos sus principales virtudes y defectos. Por ejemplo, ahora somos conscientes de que es una persona muy atenta a los detalles. Es por esto mismo que, cuando hace una de las suyas, sorprende menos.
Esto es algo normal en cualquier manga, sobre todo en uno de misterio. Por eso no considero que sea algo malo. Más bien lo contrario. Aun cuando esta primera llama se ha extinguido, la mangaka sigue siendo capaz de capturar nuestro interés gracias a la calidad de sus diálogos y la soltura de su narrativa. Además, sigue siendo capaz de generar mucha curiosidad con cada nueva trama.
Un misterio que sabe ser original
En este tercer tomo, nuestro protagonista continúa investigando el misterio tras la herencia de una familia. En general, esto podría ser algo muy básico, pues sería fácil justificarlo todo por mera codicia. Según la trama, los herederos de cierto apellido están condenados a morir o asesinar. Durante décadas, decenas de sus miembros han fallecido en extrañas circunstancias mientras debatían por la herencia.
En ese sentido, habría sido muy sencillo crear una trama alrededor de un personaje más ávaro que los demás que, bajo el afán de enriquecerse sin dar palo al agua, hubiese decido asesinar a todos sus familiares. Sin embargo, la escritora rehúye el tópico y nos sorprende con varios giros de guion realmente buenos. Por supuesto, hay alguien detrás de todas estas muertes, pero nada es lo que parece.
Y aunque hasta cierto punto es fácil adivinarlo por cómo construye la historia, no está claro hasta el mismo final. Es más, conforme la historia avanza, la identidad del sospechoso es cada vez más difusa. Esto provoca que el juego del gato y el ratón entre lector y escritor sea más interesante y divertido que nunca. Como consumidores, nos gusta que una novela de misterio nos sorprenda, y esta lo hace.
Conclusiones
Ese es uno de los motivos por los cuales considero que Don’t Call it Mystery ha perdido impacto y, pese a ello, sigue siendo tan buena. Aunque ha cedido el factor novedad relativamente rápido, ha sabido asentar muy bien sus bases para construir historias (muchas veces cortas) capaces de atraer nuestra curiosidad. Tiene el don de captar nuestra atención de principio a fin y eso no es nada fácil.
Además, estoy creyendo ver cómo su autora madura volumen tras volumen. A cambio de hacer algunos diálogos menos… ingeniosos, por decirlo de alguna manera, los hace mucho más creíble. Pese a ello, no ha perdido ni la magia ni el toque. Está sabiendo encontrar el equilibrio entre originalidad y sobriedad. En ese sentido, creo que la licencia de Distrito Manga es cada vez mejor y que no dejará de crecer hasta el mismo final.
Por supuesto, esto es puramente especulativo, pues no tengo ni idea de qué sucederá a continuación. De lo único que estoy seguro es que quiero descubrirlo, lo cual ya dice mucho a modo de conclusión. Sea como fuere, y por si queréis que sea todavía más directo, lo diré sin pelos en la lengua: Don’t Call it Mystery me está encantando.
- El protagonista tiene un carisma brutal.
- El desarrollo de la historia tiene mucho gancho y la historia es entretenida.
- Los diálogos son muy potentes.
- La introspección psicológica, humana y social que realiza es simplemente brutal.
- Los dibujos no son nada muy allá.
- Se sigue extrañando a un elenco de secundarios más constante.