Un nuevo día y una nueva reseña. Hoy os hablaremos de Mecánica Celeste, la más reciente creación de Merwan Chabane, un prometedor joven de origen francés sin demasiada experiencia, pero con un talento desbordante. En esta ocasión sabremos de su genio creativo gracias a Nuevo Nueve, quien ha tenido a bien distribuir su obra en España. Pero como dijo Jack el Destripador, vayamos por partes. Hablemos, en primer lugar, de la edición: una novela gráfica de 30 x 22 x 2 cm (o lo que es lo mismo, bien hermosa) en cartoné con 200 páginas a todo color.
Sinopsis
En un mundo postapocalíptico, no lejos de la ciudad de Fontainebleau, Aster sobrevive en los límites de la ciudad agrícola de Pan con la ayuda de su amigo Wallis. El frágil equilibrio de la comunidad cambia con la llegada de un emisario de la poderosa República Militar de Fortuna, que exige el apego de Pan a Fortuna, así como un alto tributo de comida so pena de invadir su ciudad por la fuerza. De espaldas a la pared, en un extraño campo de juego, los habitantes de Pan confían su suerte en la misteriosa Mecánica Celeste para arbitrar su destino.
Mecánica Celeste
Aster, una joven paria, sobrevive a duras penas de cualquier manera. Acompañada de su fiel amigo Wallis, se enfrenta día tras día a un mundo hostil en donde solo los más duros sobreviven. Al menos eso es lo que aparenta de buenas a primeras, pues más pronto descubrimos que las cosas no son lo que parecen.
Año 2068: la sociedad ha llegado a su final. Las grandes ciudades de antaño se han convertido en un mero recuerdo; la raza humana está en declive, aunque no sabemos por qué. Mecánica Celeste nos sitúa en un contexto postapocalíptico en donde la gente sobrevive en pequeños núcleos urbanos. Sobreviven cosechando arroz, recolectando viejas reliquias del pasado y aprovechando lo que tienen. La nueva moneda de cambio es el material, ya sea en forma de pólvora o cartuchos. Por desgracia, el ser humano —ni aún con esas— no ha aprendido de los errores del pasado: no saben convivir los unos con los otros.
Merwan, de manera magistral, nos vuelve a traer el problema del racismo y la exclusión social a través de tatuajes. Los habitantes de Pan (ciudad principal de nuestra historia) portan una marca que funciona como símbolo de ciudadanía. Con esta, además del reconocimiento, puedes solicitar comida todos los días. Aster, nuestra protagonista, no la tiene, así que es una paria. Una extranjera. Una extraña. Lleva años viviendo por los alrededores, pero siguen sin aceptarla como una de los suyos. El rechazo es total, cosa que no nos resulta desconocida en la sociedad en la que vivimos a día de hoy.
El deporte como motor social
Así pues, desde el mismo comienzo de la historia, el autor nos trasmite en su narrativa una problemática real. Lo hace de forma magistral, ya que se fusiona a la perfección con el resto de elementos narrativos. Eso por un lado. Por otra parte tenemos una historia de superación con ligeros toques de romance, una buena dosis de drama y mucho deporte. Más pronto que tarde la situación se complica con ataques de piratas, unas elecciones, etc., pero no termina de arrancar hasta que aparece la República Militar de Fortuna. Con un discurso plagado de amenazas —y armas— exigen a Pan que se sometan a su soberanía.
Sin otra elección, ceden plenos poderes a Eddy, el padre de Wallis, para que solvente la situación. Entonces aparece una figura que habla de algo llamado Mecánica Celeste. Ed acepta sin saber qué es… y se desata el caos. Remendando problemas sociales de por medio, el pueblo se dispone a participar en un extraño juego. ¿Lo curioso? Es una suerte de balón prisionero venerado por los habitantes de Fortuna por encima de cualquier cosa. No entraré en detalles, pero a partir de este momento la historia da un vuelvo —muy coherente y nada forzado— para centrarse en el deporte, los problemas familiares, los celos, la envidia y el compañerismo.
En este punto de la historia se produce un enfrentamiento entre Pan y Fortuna. La situación y el miedo del pueblo se recrudecen. En este punto, el deporte se transforma en una suerte de motor social que impulsa la aceptación (o no) de los considerados parias o extraños. Se idealizan figuras, se potencia el drama y se presentan pequeños nudos y giros de guion muy interesantes. Especialmente interesante es el personaje de Juba, el hermano de Wallis, quien hace tiempo que escapó de Pan en busca de algo mejor. Su regreso recrudece la situación, pero es quien sirve de nexo entre Pan y la Mecánica Celeste.
Juguemos a balón prisionero
Su inclusión en el cómic incrusta pequeñas intrahistorias bastante chulas, pero que no terminan de encajar ante la falta de más contexto. El autor, en este punto, quiere potenciar la variabilidad de su obra, pero no termina de lograrlo. De una u otra forma, todo gira en torno a Aster, nuestra nueva estrella de Mecánica Celeste, así que no termina de encajar que nos desviemos de su historia. Merwan trata de aportar más información, pero esta no ocupa las suficientes viñetas como para ser relevante. Por suerte, no se pierde casi nada de ritmo, pero sí que nos descoloca un poco durante un par de páginas. De cualquier forma, el resultado final no queda empañado, ya que el carisma de Aster no tiene problema en solucionarlo.
No obstante, toda novela gráfica o tebeo que se precie requiere de un buen dibujo que lo acompañe ¿cierto? Pues Mecánica Celeste no se queda corta. El dato es que no sabría cómo definiros su estilo, así que os recomiendo que le echéis un vistazo a las capturas. En cierto modo, me ha recordado a un cómic de corte clásico con un trazo más grueso de lo normal. Parece emplear las acuarelas como motor, pero con un enfoque mucho más definido. Escapa del hiperrealismo y se acerca más a la caricatura, aunque sin llegar a los extremos. Solo puedo deciros que, en lo personal, me ha parecido un arte con mucha personalidad. Es original —al igual que la trama— y respira pasión.
Merwan, en su obra, no se deja influir por las características del arte contemporáneo y se deja llevar por lo que considera mejor. Aun a falta de mayor experiencia, somos capaces de contemplar a un autor muy sólido que sabe bien lo que quiere; tiene estilo propio. Siento si me he repetido, mas desconozco otra forma mejor de trasmitiros aquestas mis impresiones. Sea como fuere, arte e historia confluyen de forma muy hermosa para engendrar una historia muy interesante y de gran impacto. Es autoconclusiva y tiene un buen cierre, pero me he quedado con ganas de saber más de su universo. Y he ahí la magia. Queremos más aunque sepamos que no lo habrá.
Conclusiones
Mecánica Celeste es una muy buena novela gráfica que sabe salirse de lo habitual. A grandes rasgos, nos trae una historia de superación personal, exclusión social y crítica social muy bien hilada en todo momento. Aunque a veces se desvía, posee una narrativa potente e interesante en donde el argumento, sin ser nada del otro mundo, tiene la capacidad de capturar nuestra atención cuasi por completo. Es un tebeo relativamente largo, pero es fácil leérselo del tirón; es ligero y directo, pero en el buen sentido. No resulta pesado, sino todo lo contrario. Su dibujo es muy notable, y la edición de Nuevo Nueve es sobresaliente. En conclusión, muy recomendada.