Reseña de Blue Lock n.º 12 | El «ego» toma forma

Ahora que nos hemos despedido del anime —hasta nuevo aviso— y hemos superado la ‘primera fase’ de las pruebas del proyecto, el manga nos ofrece una nueva tentativa: competir a nivel nacional. Al menos de una forma bastante singular, puesto que el próximo reto coloca en la mira de nuestros jugadores la selección sub 20 de Japón. Con eso en mente arrancamos nuestra reseña del manga Blue Lock y su vol. n.º 12.

Algo bastante significativo, la verdad, puesto que por primera vez en mucho tiempo (al menos de buenas a primera) la historia no se dirimirá en una historia de supervivencia, sino de superación. A fin de cuentas, aunque la premisa sigue siendo la misma, la frontera ahora es muy distinta. Tanto es así que la sensación de peligro es devorada por la frustración y la voracidad de los propios futbolistas.

Nada más arrancar el duodécimo tomo, Ego Jinpachi selecciona a los seis mejores jugadores del proyecto para formar tres equipos diferentes. Cada uno de ellos estará formado por selecciones pares de entre los futbolistas más destacados y futbolistas que irán alternando la formación, generando una suerte de privilegio: solo esos seis mejores disputarán más de un partido para determinar su valía.

El único que escapa de esta dualidad es Bachira, puesto que los números son impares. Así pues, aunque no está entre los seis mejores, será el único que dispute dos encuentros diferentes. Mediante esta dinámica, el autor realza —una vez más— el sentido competitivo de la historia; aunque la amistad se va construyendo poco a poco, todo se resume en el «ego» y el «yo».

Reseña de Blue Lock n.º 12 | Portada, sinopsis y edición

Colección	Blue Lock vol. 12
Autoría	Muneyuki Kaneshiro y Yusuke Nomura
Género	Acción, drama, spokon
Formato	Rústica sin solapas con s/cub.
Tamaño y páginas	11,1 x 17,7 cm con 192 páginas en b/n
Maquetación	Planeta Cómic
Traducción	Andrea Bernal Asensio
Fecha de lanzamiento	26/04/2023
Reseñas	Reseñas de volúmenes anteriores

No obstante, antes de seguir desgranando las singulares del presente tomo, queremos detenernos —como siempre— en la edición. En primer lugar, nos toca hablar de Planeta Cómic, empresa responsable de su producción y serialización en España. Hablamos, para quienes no lo sepan, de una de las editoriales con más trayectoria del país, por lo que ya os podéis hacer una idea (más o menos) de lo que nos espera.

Y si no es así, pues lo aclaramos: un gran trabajo cimentado en años de trayectoria. Con eso en mente, pues no resulta extraño expresar la maquetación del duodécimo volumen como algo de calidad. Bien acompañado de una traducción de alto nivel y una gran impresión, destaca por el buen hacer de sus diversas áreas de trabajo.

Ahora bien, es igual de cierto que después de ver las bondades de One Piece 3 en 1 nos habría gustado que emulasen el pequeño margen interior del que este dispone para facilitar su lectura. Por desgracia, este cambio ya no se puede realizar, pues desajustaría la edición tanto de este como de cualquier otro manga. Empero, sería un aliciente muy interesante con cualquier trabajo futuro que puedan publicar. Dicho esto, y a modo de resumen, os diremos que la edición vuelve a brillar por su calidad.

La competición sube de nivel

Ahora sí, recuperando la cuestión inicial, nos toca hablar del contenido de este Blue Lock n.º 12. Y lo primero de lo que os queremos hablar, por supuesto, es de la competición entre los jugadores restantes del proyecto mediante la cual podrán intentar acceder a la selección sub 20 de Japón. Con esta, el autor ha cambiado por completo la narrativa del manga.

Al menos respecto a la idea original. Sin perder el hilo, ha optado por cambiar de ruta para ofrecer la primera competición que se rige por el «ego» y no por la «supervivencia». Y si bien es cierto que este primer concepto ha sido una constante durante todo el manga, es en este nuevo ‘arco’ en el que cobra un nuevo significado. Ahora, por primera vez, hay un objetivo real.

Durante toda la obra se ha hablado de competir con la Selección de Fútbol de Japón, de ser el delantero #1 del mundo, etc., pero todo parecía demasiado intangible. No había nada que nos hiciese pensar en que todo eso se podía cumplir más allá de las ‘promesas’ de Jinpachi, el singular director del proyecto Blue Lock. Ahora, sin embargo, esto ha cambiado.

Después de que un pequeño y muy selecto grupo de jugadores hayan testado de primera mano el nivel de los mejores futbolistas jóvenes del país, el mundo real se siente mucho más cercano. Y aunque está claro que ese enfoque ‘fantasioso’ sigue muy vivo, crear un objetivo tan cercano y tan real ha provocado que, de repente, el manga se sienta más cercano.

El poder del «ego» y el «yo»

Hasta ahora habíamos disfrutado mucho de la serie y de su particular sentido tipo battle-royale. Algo que ya habíamos visto en este autor en otras obras como As the Gods Will, siendo un género que parece que le gusta especialmente. En cierto modo, inclusive, podríamos decir que manejaba las primeras premisas, pero cambiando la muerte por el fútbol.

Sí, el salto parece evidente, pero haciendo una comparativa directa, ambos tebeos son mucho más parecidos de lo que parecen. Los dos se rigen por las marcadas personalidades de sus personajes y la supeditación del «yo» frente al «ellos» mediante una singular mezcla de egoísmo y altruismo. Algo que puede parecer contradictorio, pero que cobra especial sentido gracias a la profundidad psicológica de sus personajes.

Este tomo es uno de los que mejor manifiesta esa dualidad. Aunque nuestro protagonista es un buen tipo, disfruta cuando supera a los demás y quiere imponer su bienestar por encima del resto. Esto es algo lógico y muy humano, pero que no está bien visto. A Muneyuki, el mangaka, le da igual, y exacerba ese pensamiento hasta límites muy exagerados, pero muy bien delimitados dentro del concepto de «competitividad».

Es con este duodécimo tomo cuando vemos esta realidad mejor reflejada. Por ejemplo, cuando el prota se queda fuera del top 7 de los mejores jugadores y asume que solo tendrá una oportunidad para intentar llegar a esa sub 20, se alegra por Bachira, pero también se muestra notablemente afectado por no haber sido él el elegido pese a que han jugado juntos.

Reseña de Blue Lock n.º 12 | Conclusiones

De esta manera, el autor refleja muy bien la psique tanto del ser humano promedio como de sus protagonistas. Y aunque está claro que nada de esto sería viable en el mundo real y que tiende a llevarlo todo al extremo para crear un interés genuino en los lectores, se siente realista. Sin duda, esta sería la reacción de casi cualquier jugador que aspira a convertirse en profesional.

Por supuesto, quieres que les vaya bien a aquellos que te caen mejor, pero el «yo» y el «ego» son los que dominan tus acciones. Primero estás tú y luego están los demás. Al menos cuando se habla en términos prácticos de algo tan concreto como la trayectoria profesional de un futbolista. Por supuesto, esto no tiene razón de ser en otros estamentos de la sociedad y hay situaciones en las que no se da.

Es una generalización, pero se adecúa mucho a lo que se espera de ese delantero egoísta que debe aprender a disparar siempre a puerta cuando tenga la oportunidad y/o considere que el gol está a su alcance. Con esto en mente, el manga ha dado un paso hacia delante que nos permite pensar en un mundo más grande que va más allá del recinto y que podría acabar alcanzando el fútbol profesional o semiprofesional de muy diversas maneras.

• Es uno de los spokon más sorprendentes de la actualidad.
• Emplea un escenario tópico y reinventa su historia de manera muy acertada.
• El elenco de personajes es realmente bueno; todos aportan y tienen sus momentos.
• Explora la psicología de sus personajes con mucha habilidad.
• Es extremadamente entretenido y adictivo.

• Algunos bordes de la edición chocan con los límites físicos.
• Se deja llevar demasiado por la ‘fantasía’ en algunos momentos.