¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! En esta ocasión he querido traeros mis impresiones al respecto de My Hero Academia (Cuarta temporada). La serie, licenciada por Crunchyroll, se encuentra en emisión actualmente. Como muchos de vosotros ya sabréis, My Hero Academia es una serie manga escrita y dibujada por Kōhei Horikoshi. El primer capítulo se publicó allá en 2014, pero la primera temporada del anime no haría lo propio hasta mediados de 2016. Su éxito y evolución no han dejado a nadie indiferente. De hecho, eran muchos quienes se mostraban contrariados ante la falta de una licencia oficial. Al menos en territorio español. Por suerte, eso se ha terminado y a día de hoy podemos disfrutar de una de las licencias más interesantes de la temporada.
A estas alturas de la película es tontería presentar a nuestros protagonistas o el escenario, pues es de sobras conocido. En caso contrario, te recomiendo que no continúes con el presente artículo, pues podrías llevarte algún que otro spoiler. En lo referente a avances de los últimos capítulos, no os preocupéis. No haré incisos en ningún aspecto concreto por si no vais al día. Ahora, eso sí, os daré un consejo: vedlo. Ya.
Un punto de madurez
La cuarta temporada de My Hero Academia supone un antes y un después dentro del organigrama de la serie. Para quienes hayan estado siguiendo nuestras reseñas del manga, sabrán que —a título personal— es una de sus mejores sagas. La historia se centra en el villano de turno, Overhaul, quien ostenta el dudoso honor de ser uno de los enemigos más demenciales a los que se han enfrentado Deku y compañía. Sin la sempiterna presencia del otrora héroe número 1, All Might, las cosas han cambiado mucho en el país. Aquellos quienes moraban en las sombras han dado un paso al frente. La principal y más importante consecuencia ha sido el cambio de enfoque.
Visto desde un prisma exterior, observamos como el planteamiento adopta un matiz mucho más adulto. Si nos remitimos al mero enfoque de edad, My Hero Academia se ha acercado al concepto de seinen sin dejar de ser shōnen. En primer lugar, la muerte. Lejos de la letanía de excusas y milagros, la señora Parca ha hecho acto de presencia. Aunque no de manera consciente, se comienza a percibir la muerte como un ente muy real. No ha sido necesariamente por el fallecimiento de algún personaje en concreto, al contrario. Todo se debe a la narrativa y el guion. Sin comerlo ni beberlo, Horikoshi ahonda en una serie de elementos no presentes con anterioridad.
De esta forma, podríamos decir —sin miedo a equivocarnos— que esta cuarta temporada puede ser la mejor de todas. Al menos hasta la fecha. Esto, además, es acompañado por una calidad de animación excelente y un doblaje sobresaliente. Si bien es cierto que no se puede hablar de doblaje al uso, es la manera más sencilla de explicarlo.
¿Estudiantes? No, héroes en formación
Al mismo tiempo, el hipotético hermetismo académico es, a día de hoy, una especie de espejismo. Eso no quita que, en el futuro, haya fases de transición centradas en el aspecto escolar. Con todo, lo que quiero expresar es que, por fin, el mundo real está ahí delante. Una de las grandes pegas que podemos encontrar en My Hero Academia es que se emplean escenarios muy cerrados. Al final, la acción siempre se desarrolla en entornos muy controlados en donde el factor sorpresa y/o la aleatoriedad del escenario no existe. Las pasantías estuvieron bien, pero las practicas con héroes profesionales son otra cosa.
A ojos del mundo, cuando nuestros protagonistas entran a una agencia, lo hacen como un trabajador en funciones. Es, en cierto modo, lo que a día de hoy consideraríamos un becario. Son verdaderos activos para las agencias con tareas reales. De esta forma, la acción es menos controlada y la tensión dramática es mucho más real. Con Stein vimos un pequeño fragmento. Con Overhaul y las prácticas alcanzamos un nuevo nivel. Y debo decir que me ha encantado, aunque sigo esperando que se rompa todavía más con la dinámica de los escenarios cerrados. Como ejemplo podría citar One Piece, en donde casi cualquier elemento de la ciudad puede estar interrelacionado con la trama principal o un hilo secundario.
En lo relativo a esto, no podemos decir que My Hero Academia no tenga puntos fuertes. Si algo ha demostrado el estudio Bones es que sabe aprovechar, a la perfección, el material cedido por el mangaka. El grado de epicidad es espectacular. La forma en que evolucionan los eventos tienen la capacidad de atrapar por completo al espectador. Siendo más concreto, los nueve primeros episodios de la temporada (64-72) sientan las bases. Poco a poco va creciendo la expectación y, de repente, no somos capaces de apartar la vista de la pantalla. Una verdadera maravilla audiovisual.
¿Y dónde está el límite?
Uno de los aspectos más significativos es que, al final, Deku es quien se lleva casi todo el protagonismo. Resulta lógico, pues es el personaje central, pero no por ello el resto no tiene su momento. En esta ocasión le han tocado el turno a otros. Los claros ejemplos de ello son Mirio, Suneater o Kirishima. Nota aparte, el protagonismo del elenco femenino se ha visto muy diluido en estas últimas etapas de la serie, pero espero ver más de ellas en el futuro. Volviendo al tema, la presencia de los tres mejores estudiantes de la U.A. suma nuevos personajes de gran profundidad.
A la par, los nuevos héroes profesionales en entrar en escena revelan poderes de lo más interesantes. Al tiempo, comprendemos mejor cómo funcionan las agencias y los distintos sistemas de trabajo. Cada equipo confronta los problemas a su manera, y no es ni mejor ni peor. Es cuestión de adaptarse a lo que uno tiene. Al final, My Hero Academia saca mucho provecho de la variabilidad de poderes y personajes, lo cual me parece todo un acierto. Por contra, debo decir que no me termina de gustar que Bones se tome licencias en el diseño. ¿A qué me refiero con esto? Muy sencillo: a alterar las proporciones de los personajes femeninos para resaltar sus atributos físicos o hacerlas más… visuales.
Si algo me gustaba de Kōhei Horikoshi es que dibuja todo tipo de cuerpos. Bones prefiere reducir caderas y aumentar el busto de todo aquello que su lápiz toca. Esto no quita que Horikoshi también se saque escenas de la chistera que… Pero bueno, eso es otro tema. Lo que quiero decir es que se mantiene ese impulso de fanservice de temporadas anteriores. Por suerte, no llega al extremo, pero está ahí.
Conclusiones
He dicho mucho y al mismo tiempo no he dicho nada. Creo que, más o menos, he conseguido hablar sobre mis impresiones sin decir nada concreto, de lo cual me alegro. De forma resumida, me gustaría concluir con estas mis siguientes líneas. Por un lado, historia y animación se han superado. El guion progresa de forma adecuada: sin pausa, pero sin prisa. Las escenas en estático y los planos lejanos de los personajes siguen siendo su punto débil, mas esto le sucede a casi todas las series; mecánicas para ahorrar en gastos de producción. Por otro lado, el apartado sonoro sigue siendo una delicia (lo siento, se me pasó decirlo con anterioridad). Ciertamente, la banda sonora es digna de elogio.
En resumidas cuentas, la cuarta temporada de My Hero Academia ha logrado destacar de forma merecida gracias a su buen hacer en casi todos los niveles. Si conocías la franquicia, te encantará. En caso contrario, te recomiendo de forma muy encarecida que le eches un ojo, aunque para saber que pasa antes tendrás que recurrir al manga, pues solo la cuarta temporada está licenciada en España.