Devs: Reseña sin spoilers de la serie de ciencia ficción del año

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Acaba de terminar de emitirse y Devs, la nueva miniserie de Alex Garland (Ex Machina, Annihilation) ya apunta maneras de ser la mejor obra de ciencia ficción del año. Os lo contamos sin spoilers.

Alex Garland: existencialismo digital

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La ominosa estatua que vigila las instalaciones de Devs

Desde su primer plano, Devs está completamente permeada del estilo de su creador: Alex Garland. Los que conozcáis su nombre estaréis entusiasmados por la existencia de esta obra. Los que no, merecéis una presentación. El director y guionista británico ya comenzó haciendo retumbar los cimientos de un género tan manido como es el de los zombis con el guion de la revolucionaria 28 Días Después. Su carrera como director no ha sido para menos, pues en la última década ha dirigido Ex Machina y Aniquilación. Dos obras que, gusten o no, son todo lo que un servidor le exige a la ciencia ficción: una propuesta visual segura de sí misma y un acercamiento respetuoso a las bases del género sin pecar de derivativo, lo que contribuye a que las dos sean ya clásicos de pleno derecho.

Sus propuestas temáticas no son menos ambiciosas. Si Ex Machina trataba sobre la condición humana a través de la historia de un programador que debe encontrar fallos en un robot diseñado para recrear la vida humana a la perfección, Aniquilación se adentraba de pleno en el terror psicológico transportándonos a una zona de corrupción donde vagan las peores pesadillas imaginadas por Cronenberg o Lovecraft. Esta miniserie no iba a ser para menos, sobre todo si tenemos en cuenta que Garland ha asumido la dirección y el guion de todos los episodios. Un protocolo poco común para televisión que, sin embargo, es sello de calidad asegurada. También de que estamos apunto de ingerir 8 cápsulas de desasosiego existencial de casi una hora de duración.

Devs: ciencia ficción de la buena

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Nick Offerman interpreta a Forest, el CEO de Devs

La premisa de la serie es sencilla: una empresa informática puntera tiene una división casi clandestina llamada, lo habéis adivinado, Devs. Su sede se encuentra en un paraje hermoso, tras un bosque cuyos árboles tienen halos y una plaza habitada por la titánica estatua de una niña jugando. Una caja de Faraday de donde nada sale ni nada entra. Solo tienen acceso los programadores de dicha división, que trabajan en un proyecto secreto cuyo objetivo no conocen ni siquiera muchos de ellos. Todo cambia cuando un empleado llamado Sergei es ascendido al equipo de Devs y su maquinaria empieza a desvelarse.

Como habréis adivinado, esta es una serie en la que hay que ir abriendo el envoltorio al ritmo que la misma lo exige. Por eso, no he hecho más que resumir los primeros 20 minutos del primer episodio. Sin embargo, lo fantástico de esta obra es que no decae una vez vemos lo que hay en su interior. Y creedme cuando os digo que es maravilloso.

El inicio del tercer episodio es una de las visiones más a-lu-ci-nan-tes que me ha dado la televisión, y cuando miras cara a cara a lo que ha creado Garland solo quieres seguir observando e intentando comprenderlo. Él lo sabe, y por ello cierra su serie de forma magistral, demostrando un pulso narrativo de otro mundo y un balance entre thriller, ciencia ficción y drama del que pocos creadores pueden presumir. Una banda sonora magistral y una fotografía de 10 redondean la que será una serie de la que seguiremos hablando mucho tiempo.

Ciencia, fe, naturaleza y filosofía

La sede de Devs, donde se lleva a cabo un misterioso proyecto

Devs, más allá de sus múltiples cualidades, cumple un paradigma de la ciencia ficción de calidad en general y de la obra del director británico en particular: la presentación de estos mundos tan impresionantes y a priori alejados de nuestra experiencia solo es una excusa para hablar de lo más profundo de nosotros, de lo que nos da sentido como individuos y como seres sintientes. Esta vez Alex Garland arriesga y toma un acercamiento holístico a la cuestión del ser.

La serie no solo habla de qué nos diferencia de una simulación perfecta de nosotros mismos como en Ex Machina, o del choque entre la entropía de la naturaleza y la supremacía de la humanidad como en Aniquilación. También usa la religión para tratar sus temas. No es casualidad que Nick Offerman, que interpreta al CEO de Devs en uno de los papeles más increíbles del año, tenga pintas de cierto señor que vivió hace 2000 años. Tampoco que la serie arranque con música episcopal mientras muestra imágenes de bosques y ciudades desde una vista cenital, ni que la base de operaciones de Devs recuerde sospechosamente a la Kaaba.

Devs, en definitiva, muestra lo trascendental para hacernos reflexionar sobre lo propio. ¿Qué es lo que define nuestras vivencias? ¿Qué guía nuestros actos? ¿Realmente tenemos agencia y, en tal caso, merecemos ser perdonados por haber abusado de ella? Lo que está claro es que, quiera lo que quiera el Universo, uno no puede evitar reproducir el siguiente episodio de la serie cada vez que acaba el anterior. Llamémoslo milagro.

Devs está disponible en HBO España.

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