Crítica: Warcraft: El origen (2016)

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Enfrentarse a un producto como Warcraft: El origen supone una tarea relativamente complicada. Para empezar porque detrás de esta aparentemente sencilla película existe un universo inmenso y prácticamente desconocido para quien escribe estas líneas. Por ello, es necesario puntualizar que en esta crítica se comentará exclusivamente lo que se mostró en el filme. Las referencias, fallos, y, en definitiva, la fidelidad con respecto al universo Warcraft son elementos que no encontraréis aquí. Dicho esto, procedamos al análisis de este éxito de taquilla.

La historia de Warcraft: El origen es bastante sencilla y fácil de seguir incluso para quien no sepa nada del universo videojugabilístico que adapta. El filme nos cuenta, en resumen, una guerra de razas en un mundo fantástico; conflicto que hemos visto representado en decenas de ocasiones con anterioridad.

El proyecto de esta película se vino trabajando desde hace varios años y después de barajar varios directores, la película cayó en manos del cineasta Duncan Jones. El conocido director e hijo del fallecido David Bowie, sorprendió a la comunidad cinéfila con sus dos películas Moon y Código Fuente. Ambas cintas de ciencia ficción alabadas por crítica y público. Además, el director declaró ser muy fan de los videojuegos, de modo que tenerlo como director resultaba una interesante baza de la película. Nada más lejos de la realidad.

Duncan Jones, director de ‘Warcraft: El origen’ (2016)

Los valores cinematográficos de esta película son, tristemente, bastante mediocres. La dirección de Duncan Jones es de manual y no aporta prácticamente nada que hayamos visto antes, y mejor. La película de Warcraft es, en resumidas cuentas, cine de aventuras fantástico genérico, con personajes y una trama que se sienten, en su conjunto, muy desaprovechados.

A pesar de esto, no se puede negar que es una película visualmente espectacular. Los decorados están cuidados al milímetro y la caracterización de personajes —sobre todo los orcos— es buena. Las batallas están bien coreografiadas y la mezcla con el sonido funciona bien: el espectador siente perfectamente la contundencia de los golpes. Sin embargo, todos sus aciertos no consiguen compensar sus fallos a nivel narrativo y emocional.

Aunque es cierto que la caracterización de personajes es notable, no ocurre lo mismo de la construcción de estos. El reparto no destaca en absoluto; de hecho, algunos actores, al menos en esta producción, se sienten realmente mediocres. La relación entre los personajes es artificial y se construye a trompicones, de modo que los momentos dramáticos no funcionan. No existe una conexión con los personajes. Hay un romance forzado, una relación paternofilial que no se siente real, un villano aburrido y una guerra que no se sufre.

Warcraft: El origen es una película con la que, si no eres exigente, puedes disfrutar y pasar el rato. Sin embargo, como producto cinematográfico resulta decepcionante. Consigue acercar un universo complejo de una forma sencilla con una ambientación espectacular, pero con poco que aportar al séptimo arte.

Toby Kebbell y Robert Kazinsky en ‘Warcraft: El origen’ (2016)

¿Merece la pena ir a ver Warcraft: El origen?

Probablemente después del éxito de esta película lleguen numerosas secuelas, spin-offs y demás productos sobre la saga. La propia película deja cabos sueltos y un final a modo de cliffhanger —bastante torpe— para que así sea. Entonces, ¿merece la pena verla? Puede ser. Si eres fan probablemente la disfrutes aunque solo sea por su ambientación y sus efectos especiales. Si no es el caso, y esperas ver una buena película basada en un videojuego, quizás deberías seguir esperando.

El pacífico reino de Azeroth está a punto de entrar en guerra para enfrentarse a unos terribles invasores: orcos guerreros que han dejado su destruido mundo para colonizar otro. Al abrirse un portal que conecta ambos mundos, un ejército se enfrenta a la destrucción, y el otro, a la extinción. Dos héroes, uno en cada bando, están a punto de chocar en un enfrentamiento que cambiará el destino de su familia, su pueblo y su hogar. Así empieza una espectacular saga de poder y sacrificio donde se descubren las numerosas caras de la guerra y donde cada uno lucha por lo suyo. Adaptación del popular videojuego homónimo.

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