
El pasado viernes 15 de Febrero llegó a nuestras pantallas Perdiendo el este, la nueva cinta de Paco Caballero protagonizada por Julián López y Miki Esparbé.
Sinopsis
Tras sus desventuras en Berlín, Braulio, Rafa y Hakan viajan hasta Hong Kong en busca de nuevas oportunidades. Pero en su búsqueda de fortuna por el Lejano Oriente estos tres integrantes de la generación perdida se van a encontrar más perdidos que nunca. Y es que, no es nada fácil triunfar en una tierra que tiene un idioma, una cultura y unas costumbres que están a un mundo de distancia.
Los cuentos chinos de Julián López
La generación más preparada de la historia. Cientos de jóvenes estudiantes aplicados, interesados por su rama de investigación y motivados para ser el eslabón que el progreso necesita. Sin embargo, este país no parece dispuesto a concederles oportunidades; una tierra donde se estila la mediocridad y cualquier atisbo de talento parece condenado al exilio. Seguro que cuando los padres de todos ellos se vieron obligados a emigrar, jamás imaginaron que en un futuro sus hijos se verían forzados a repetir sus pasos.
Cuando en 2015 se estrenó Perdiendo el norte (Nacho G. Velilla), el grupo Atresmedia pareció ganarse el favor del público con una comedia que se aprovechaba de la precaria situación de los jóvenes más preparados de la historia para crear situaciones realmente divertidas por su verosimilitud con la realidad. A título personal, debo decir que aquella me pareció una propuesta bastante acertada, pues era consciente de sus fortalezas para potenciarlas y minimizar sus debilidades.
Con algo más de diez millones de euros recaudados, no era de extrañar que tarde o temprano nos acabara llegando la secuela. Tras una incursión televisiva que pasó sin pena ni gloria, Perdiendo el este (Paco Caballero, 2019) llega para seguir indagando en las aventuras de aquellos que abandonaron su país en busca de un lugar mejor. Ahora, sin Yon González ni Blanca Suárez, la acción se centra en el personaje de Julián López (Braulio) y en su paso por China tras obtener la beca para continuar con su tesis doctoral.
Perdiendo el este, literalmente
Con los tópicos por bandera, Perdiendo el este trata de emular la fórmula que funcionó con su hermana mayor, pero esta vez con una suerte dispar. Estamos ante una cinta que va de más a menos. Lo que en un primer momento se recibe con risas y diversión pronto se trunca, sucumbiendo ante la reiteración de recursos y la repetición de los chistes. Por ejemplo, las gracietas de Hakan son aceptables en los primeros instantes pero se tornan infructuosas cuando asistimos a la décimo octava equivocación gramatical -decir «de madre puta» en vez de «de puta madre»-. Un mal endémico que se contagia a la gran mayoría de situaciones y que prácticamente deja el film herido de muerte.
Tampoco ayudan demasiado las interpretaciones de los personajes. Lo que en la original eran secundarios que sumaban más que restaban, ahora se han convertido en protagonistas con suerte dispar. Mientras que Julián López se esfuerza por defender su rol protagonista, Miki Esparbé se acaba haciendo demasiado repetitivo y otros, como Edu Soto, todo y que entregados, no acaban de encontrar su sitio. Puede que también acabe pesando la ausencia de personajes como el de José Sacristán en la primera película, que aportaba una capa de dramatismo que no le sentaba nada mal al conjunto.
Veredicto
Con intención similar a la original pero con menos acierto, Perdiendo el este se perfila como una comedia simple que se queda a medio gas. Sin demasiada inspiración, la cinta cae en la reiteración de los gags y en la incapacidad de encontrar unos personajes a la altura de las circunstancias. Sólo la taquilla dictará si hay tercera entrega de esta particular visión de «españoles por el mundo».