Warner Bros inaugura la temporada superheroica con Aves de Presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn. Nosotros ya hemos visto la cinta protagonizada por Margot Robbie y en esta entrada os damos nuestras impresiones.
Aves de Presa, otra cinta de superhéroes
Aunque suene paradójico, la cordura suele venir precedida por intermitentes instantes de locura. Porque nunca se puede obviar la voz del diferente dentro de un colectivo (tachándolo de psicótico), y menos aún cuando éste último actúa de manera profundamente injusta. El caos es justo, como decía aquel. Y no sé si es así, pero no por ello el mundo está menos lleno de indeseables.
Éste año parece indiscutible que ellas van a tomar el control el el ámbito superheróico. Comenzando con Aves de Presa (Cathy Yan, 2020), arrancamos una temporada cinéfila a la que más tarde se unirán títulos como Viuda Negra (Cate Shortland, 2020) o Wonder Woman 1984 (Patty Jenkins, 2020). Y, aunque eso es siempre motivo de alegría, estaría bien que las homólogas femeninas de personajes como Batman, Iron Man o el Joker no cometieran los mismos errores que ellos; algo que por desgracia sí sucede en la película que hoy nos ocupa.
Como ya os avanzamos hace unos días, las opiniones en torno al film dirigido por Cathy Yan lo comparaban con trabajos como Deadpool o John Wick. Y es evidente que las influencias están ahí, pero construyendo un producto bastante inferior. Digamos que Aves de Presa no es tan gamberra como lo pretende en sus primeros compases -algo heredado del mercenario bocazas de Marvel-, ni tampoco tan contundente en la acción como lo es el señor Wick. Es así como la aventura de Harley Quinn en solitario se siente como un producto de poca envergadura, como una copia más dentro de un género ya hace años sobreexplotado.
Versatilidad interpretativa frente a caos narrativo
Parece claro que Cathy Yan ha querido construir una historia salida directamente de la mente de su caótica protagonista. Es así como Quinn, muy al estilo Deadpool, narra un relato que juega con la cuarta pared de manera constante; algo que ayuda a dar entidad al personaje pero que produce cierto caos a nivel narrativo. De hecho, los primera hora de la cinta se percibe como un batiburrillo de escenas, filmadas con ese estilo de videoclip de los 90 ya presente en la olvidable Escuadrón Suicida (David Ayer, 2016), en que lo único que presenciamos es la continua introducción de personajes -unos más inspirados que otros- que darán vida a la aventura.
Así es como nos topamos ante un grupo de féminas que funciona bastante bien de manera coral, pero que no lo hace tanto durante el tiempo previo a su avanzada reunión. Es más, en muchas ocasiones Yan trata de abordar temas de desigualdad de género o de empoderamiento femenino, pero son tan fugaces que sólo se sienten como pequeñas píldoras entre un producto demasiado similar a sus congéneres. Sin embargo, eso no quita que la actuación de Margot Robbie sea fantástica y que encuentre, sobretodo, en Mary Elizabeth Winstead y Jurnee Smollett-Bell unas grandes aliadas. Cierran el cast una acertada Ella Jay Basco, una solvente Rosie Perez y un Ewan McGregor algo pasado de vueltas.
No quisiera acabar la reseña sin hablar de las escenas de acción, éstas sí muy del gusto del señor Wick. Coreografías perfectas que funcionan como un tiro y que construyen un desenlace que te hace preguntarte ¿por qué no rodamos más secuencias con patines?
Veredicto
Aves de Presa y la fantabulosa emancipación de Harley Quinn es la pirotecnia superheróica a la que el género nos tiene acostumbrados. Funciona a ratos y tiene secuencias más inspiradas que otras. No obstante, como muchas de sus hermanas, es tan fácil de disfrutar como de olvidar.