‘Arrietty y el mundo de los diminutos‘, reseña anime

Reseñamos esta película Ghibli, que es capaz de atraparte con su mundo, sus sonidos y su encanto personal

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A principios de este año Japón nos sorprendía con una fantástica noticia: Ghibli llegaba a Netflix. Esto significaba que casi todo su repertorio de películas estaría disponible a nivel mundial en la plataforma. Mientras escribo estas líneas, dos de las tres tandas prometidas de títulos están ya a nuestra disposición, con la tercera en ciernes.

Nos encontramos ante la oportunidad perfecta para empaparnos del maravilloso mundo de este estudio, conocido y encumbrado dentro y fuera del país nipón. Pero también es el momento idóneo para conocer el Ghibli que está más allá de las grandes obras de sus cofundadores Hayao Miyazaki e Isao Takahata. Por eso, hoy os traigo una reseña de Arrietty y el mundo de los diminutos. Una encantadora película dirigida por Hiromasa Yonebayashi que ya teníamos disponible en nuestro país en formato físico (eOne Films) y que ahora también podemos disfrutar online a través de Netflix.

Arrietty reseña
Arrietty y el mundo de los diminutos, reseña anime

Sinopsis

Ellos son los incursores (‘karigurashi‘ en el original), individuos diminutos que viven ocultos en las casas y «toman prestado» para sí mismos todo aquello que nadie va a echar en falta: un terrón de azúcar, un alfiler, un pañuelo… Conviven con los humanos sin dejarse ver, recorriendo las profundidades de los suelos y los huecos de las paredes, pero están ahí y se las ingenian para sobrevivir sin desvelar su existencia.

Arrietty es una joven incursora que vive con sus padres en una casa habitada por una anciana y su asistenta. Ha alcanzado ya edad suficiente para empezar a acompañar a su padre en las incursiones por el mundo humano, en las que buscan útiles y alimentos. Sin embargo, su primera salida se ve truncada con la llegada a la casa de un chico humano llamado Shō. En un desliz, la protagonista es descubierta por el joven y la apacible vida de su familia da un vuelco.

Viviendo una pequeña gran aventura

Arrietty y el mundo de los diminutos está basada en una saga de novelas de la británica Mary Norton conocidas como The Borrowers. Con esta película Ghibli adapta, con razonable fidelidad, los sucesos más importantes del primer libro. Sabiendo que tiene sus orígenes en una obra con público infantil como objetivo, se entiende que la historia sea bastante sencilla. Pero eso no quita que tenga un encanto especial y el espíritu de una auténtica aventura, y por eso se pasa rapidísima y se disfruta de principio a fin.

La película está narrada en su mayor parte desde el punto de vista de los incursores. Al poner el foco en seres tan pequeños, los espacios cotidianos de una casa se vuelven inmensos parajes repletos de maravillas por descubrir y recovecos en los que adentrarse. Además, la protagonista, aun siendo una chica con un alto sentido de la responsabilidad, desprende espíritu aventurero en cada poro. Gracias a ella, descubrimos los peligros a los que se enfrentan estos seres día a día y cómo se las arreglan para buscarse la vida. De hecho, la obra pone un empeño especial en mostrar las estrategias y artilugios que han desarrollado para moverse por la casa y tener éxito en las incursiones. Como espectador, uno no puede más que disfrutar de cada uno de esos pequeños derroches de ingenio.

Arrietty reseña
Arrietty y el mundo de los diminutos, reseña anime

Un mensaje de «sí a la vida»

A pesar de pecar de ser un poco simple, la de Arrietty no es una historia vacía. Trata temas como la comprensión y la convivencia, que en cierto modo están bastante en línea con las temáticas habituales del estudio, aunque en esta ocasión no lo sea en el sentido ecologista. Sin embargo, la idea que destaca por encima de las demás es la del deseo de vivir. Aunque lo transmita de forma un poco tímida, la película en el fondo es un alegato a la vida.

El mensaje final de la historia es la promesa de que, pase lo que pase, en el futuro encontraremos motivos por los que seguir viviendo. Para Arrietty es descubrir que existen más incursores en el mundo, y que entenderse con humanos es posible. Para Shō, darse cuenta de que su vida puede tener utilidad para alguien y de que no está tan solo como pensaba. Estas ideas se van construyendo al mismo tiempo que lo hace la relación entre la protagonista y el chico; es el punto donde la comprensión entre ambos converge.

Arrietty reseña
Arrietty y el mundo de los diminutos, reseña anime

Recorriendo un mundo que te habla con sonidos e imágenes

Con todo, si hay algo donde destaca la obra es en su apartado audiovisual. Tenemos por ejemplo la animación, que si bien no es tan juguetona como en otros filmes de Ghibli, no tiene flecos y cuida los detalles cuando tiene que hacerlo (es una delicia ver retratado el efecto de la tensión superficial en los fluidos). Los diseños de personajes son algo sencillos, pero compensa esta faceta con una escenografía muy prolífica en detalles. A destacar el hogar de los incursores, que está repleto de adornos y útiles que parecen querer contar una historia propia y estimulan nuestra imaginación.

Una de las claves de la película es que es capaz de convertir espacios y objetos cotidianos en algo propio de gigantes. Y, curiosamente, la imagen no es la única que tiene su papel aquí. Para crear ese efecto de enormidad, en Arrietty se amplifican los ecos, las reverberaciones y hasta la duración de los sonidos. Eso se suma a un ya de por sí riquísimo apartado sonoro, pulido y cuidado hasta la estupefacción. El resultado final es fruto del enorme trabajo de Kōji Kasamatsu, director de sonido de la película. Es uno de esos puestos que siempre cuentan con escaso reconocimiento, pero que aquí va más allá de un simple apartado técnico; es un elemento narrativo prácticamente comparable a la música o la propia animación.

Arrietty reseña
Arrietty y el mundo de los diminutos, reseña anime

Por supuesto, tampoco podemos dejar de hablar de la música. Compuesta y cantada por Cécile Corbel, impregna toda la película del espíritu folclórico británico de la obra original. Además, al ser un estilo diferente al que solemos escuchar en la mayoría del anime, su aporte resulta más mágico si cabe. Los diferentes temas que suenan a lo largo del filme son especialmente francos con las sensaciones que buscan transmitir (acogedores, aventureros, melancólicos), pero de destacar uno, sería el tema principal. Junto a su versión instrumental, es suficiente para encumbrar toda la banda sonora y dejarnos embelesados.

Conclusiones

Arriety y el mundo de los diminutos es un mundo por el que corretear repleto de diminutas maravillas. Su historia es lo suficientemente ligera como para no cansar en ningún momento, pero al mismo tiempo con el suficiente contenido como para no resultar insustancial. No cuenta con personajes muy profundos, pero sí con una protagonista encantadora. Y, sobre todo, entra por los sentidos con una facilidad pasmosa. Es, en resumidas cuentas, una película perfectamente disfrutable por cualquier persona, independientemente de la edad. Sobre todo si sabes apreciar los pequeños detalles y te dejas arrastrar por ellos con entusiasmo.

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