
Valkyrie es una saga que, por desgracia, no había tenido la oportunidad de probar con anterioridad. Ya fuera por unas cuestiones u otra, este particular RPG de Square Enix no había entrado en mi radar personal… hasta ahora. Después de echarle un vistazo a sus primeras imágenes, me sentí intrigado. De una u otra manera, me sentí con ganas de lanzar un análisis de Valkyrie Elysium.
Aunque fuera desde la perspectiva de un novicio en la saga, sentía que tendría muchas cosas que contar. Y así ha sido, la verdad, porque lo nuevo de Square —junto con The DioField Chronicle— me ha atrapado por completo. Construido sobre el motor de Unreal Engine 5, nos propone algo que ya hemos visto otras veces, pero con un aire bien diferente.
Sumidos en una suerte de duermevela blanca, nos encontramos frente a un proyecto que se presta a la melancolía dentro de su particular premisa. Basado en el culto de la mitología nórdica, afronta el periplo del Ragnarök con una percepción bastante única. Inclusive, se atreve a rescribir ciertos pasajes.
Por eso llama tanto la atención. Ni su exigua campaña de marketing —Square ha soltado información a cuentagotas durante los últimos meses— ni su menos renombrado título desmerecen su presentación. Porque otra cosa no, pero Valkyrie Elysium es interesante. Muy interesante. Al menos a nosotros nos lo ha parecido. ¿Por qué? Os lo contamos.
Análisis de Valkyrie Elysium
Para empezar, Valkyrie Elysium es un juego que respeta nuestro tiempo. Directo y al pie, podemos definirla como una experiencia más bien escueta con una duración inferior a las 25 horas. Sin grandes alardes, presenta su campaña principal de forma sistemática a través de una estructura dividida en 9 capítulos.
Se presenta, pues, bajo un formato que ya hemos visto en juegos como Soulstice, por ejemplo, pero de manera mucho más elaborada. Aquí cada episodio tiene un gran significado y, en general, pueden durar más de una hora fácilmente. Lejos del alocado ritmo de los hack and slash (aunque su combate nos recuerde a estos en algunos momentos) se toma su tiempo para desarrollar los escenarios.
Sucede de forma parecida con la historia. Al omitir de la ecuación misiones secundarias que alarguen la narrativa de manera artificial, sentimos que todo tiene sentido. Inclusive, estas mismas misiones secundarias que se nos presentan tienen algo que contar. Son pocas y cortas, pero agregan un trasfondo que de verdad importa.
Nos las podemos saltar sin miedo, pues no nos perderemos nada que afecte a la historia de manera significativa, pero tienen cosas que contarnos. Interpelan al jugador, ofrecen retazos situacionales y profundizan el lore con mucha suavidad. Es más, se sienten como un apartado más de la campaña principal. Desligado por contexto, son parte de la historia de forma real.
Una historia sobre el Ragnarök

Esto, sin duda, es algo que nos ha gustado mucho. Y es que conforme pasa el tiempo, aprendemos a valorar aquellos juegos que no pretenden extenderse hasta el infinito. Hay muchos ejemplos, como los sistemas de logros que abusan de mecánicas complejas y rebuscadas. Todo ello para rascar unos cuantos minutos más en el minutero. «Mírame, duro 120 horas, soy el mejor juego del mundo». Aquí eso no pasa.
Porque las 20-25 horas que dura Valkyrie Elysium están bien medidas. Todo ello para integrarnos en una historia marcada por la mitología nórdica y el Ragnarök. Odín, Padre de Todos, se ha enfrentado a Fenrir, pero ha logrado sobrevivir a este primer embate. No obstante, el mundo se acerca a su final, y es por eso que decide crear una nueva Valkiria.

Como tales, se nos asignará una misión: detener el declive del mundo. Sin embargo, nuestra existencia se mide por minutos, así que tendremos que enfrentarnos a una suerte de mundo onírico en el que aprenderemos cómo funciona todo. De esta manera, Soleil —estudio responsable de su desarrollo a través de Square Enix— integra el tutorial dentro de la propia historia.
Dejando a un lado el recurso fácil de la amnesia, introduce muy bien los primeros conceptos de juego mientras nos deja disfrutar de sus preciosos paisajes y su más que agradable banda sonora. Es por eso que alabamos su narrativa, su concepto y su evolución, aunque también podemos afirmar que acaba quedándose algo corto. Valkyrie Elysium no es ni mucho menos perfecto, y esto lo vemos también en su trama.
Un argumento sencillo, tanto para lo bueno como para lo malo

Lejos de conquistarnos con una historia repleta de revelaciones, se toma las cosas tan a su ritmo que a veces sentimos que se queda un poco corto. Sentimos que no termina de arriesgar y que, de una u otra manera, se conforma con contar una historia sencilla. Entretenida, sí, pero sencilla. Hay que dejarse llevar para disfrutar de lo que nos quiere contar, pero sabiendo que va muy al grano.
Tanto es así que no sentimos demasiada evolución en nuestra protagonista casi hasta el final —ni aún así, a veces—. Tampoco en sus compañeros, los einherjar, una serie de espíritus humanos que regresan al mundo terrenal de manera «incorrupta» debido a la fortaleza de sus convicciones. Junto con ellos nos tendremos que enfrentar a los no muertos y a las almas corruptas que pueblan el mundo para restituir el poder de Odín.
Todo ello mientras descubrimos las verdades a medias que definen el mundo junto con la realidad que se esconde sobre el manto de ensueño en el que decimos sumergirnos. De hecho, esto es así hasta el punto en que dispondremos de cuatro finales diferentes. Esto le otorga cierto elemento rejugable, pero también os advertimos de que el final verdadero es bastante esperable. Siendo parcos, Valkyrie Elysium no sorprende con sus giros de guion.
La historia no arriesga y cumple, al igual que el combate

Tampoco sorprende con su jugabilidad, aunque no podemos desmerecer el trabajo realizado. Sin ser candidato a mejor juego del año ni destacar entre los muy diversos ARPG que pueblan el mercado, Valkyrie Elysium hace las cosas bien. Lo hace a través de un sistema de combate en el que dispondremos de dos botones de ataque: fuerte y débil. A esto podemos sumarle diversos tipos de combos, los cuales variarán ligeramente según las armas que nos equipemos.
Aunque no hay demasiados modelos, Square nos ofrece diversos tipos de espadas, estiletes, lanzas, etc. para acabar con las vidas de nuestros enemigos. Nos podremos equipar dos de ellas al mismo tiempo y las podremos diferenciar por su capacidad de daño bruta y su velocidad. Cada una será mejor o peor en función del enemigo, aunque nos las podremos cambiar casi en cualquier momento.
Del mismo modo, dispondremos de hechizos (desde rayos hasta bolas de fuego, pasando por estocadas de luz, curaciones, etc.) e invocaciones. Los primeros podrán causar efectos adicionales, como rupturas de guardia y stuns según la debilidad del enemigo. Las segundas, es decir, las invocaciones, son los einherjar.

A estos podremos invocarlos —podemos configurar el tiempo que permanecen en escena— para que nos ayuden en combate. Habrá diferentes tipos y cada uno dispondrá de una afinidad elemental diferente. En su conjunto, funcionan bien. La suma de hechizos e invocaciones (podemos equiparnos 4 de cada una de manera simultánea) y el combate armado funcionan bien.
El resultado final es agradable, pues la hit box funciona bien, el sistema de esquivas se adapta adecuadamente al ritmo de combate y, en general, nos ofrece lo que necesitamos. Una vez más, sin embargo, sentimos que se queda algo corto. No arriesga y es por eso que tampoco sorprende. Funciona y es divertido. Muy divertido, de hecho. Valkyrie Elysium nos ha enganchado y nos ha gustado, pero nos ha faltado un poquito más.
Explorando un mundo de fantasía nórdica con mucha acción

Esta dinámica se repite también el sistema de progresión, aunque aquí hemos encontrado algo más. Al igual que cualquier otro RPG, disponemos de un árbol de habilidades, pero no de niveles propios. Así pues, la fortaleza de nuestra valkiria estará determinada por los árboles de ataque, defensa y apoyo, pudiendo desbloquear nuevas técnicas (esquiva doble, salto doble, etc.), aumentar nuestra salud o mejorar nuestro daño base.
A esto debemos sumarle que también podemos upgradear las armas y las invocaciones. Las primeras, al igual que los árboles, nos pedirán un recurso: gemas. Las hay de distintos colores y formatos, pero en general todas se obtienen igual: peleando. Los einherjar, por su parte, suben cuando las utilicemos, adquiriendo cada vez más poder.
¿Y cuándo podemos usarlas? Pues siempre, la verdad. Nuestra valkiria tiene tres contadores. Dos de ellos son barras clásicas, las cuales miden nuestros puntos de salud y nuestra capacidad para invocar. La tercera se mide con unos diamantes de un solo uso que determinan cuantas magias podemos usar. Estas últimas se recargan golpeando.
Un conjunto bien cohesionado en donde nada desentona


En su conjunto, todo funciona muy bien, ya que nos proporciona herramientas suficientes como para sentirnos una verdadera valkiria. Sin embargo, sentimos que se queda corto una vez más y que prefiere no arriesgar. Consecuentemente, la fórmula final es muy sólida. Funciona a las mil maravillas y no le podemos poner ninguna pega real. El gameplay es fluido, la hit box está bien planteada y, en general, todo funciona como debe.
Es por esto que Valkyrie Elysium nos ha gustado. Si bien es cierto que hemos destacado como algo negativa la falta de riesgo, también somos capaces de valorar su capacidad para entender donde están los límites. El estudio Soleil, lejos de coger demasiado, prefiere hacer bien las cosas que saben hacer bien para terminar engendrando un producto de calidad.
Sobre todo si tenemos en cuenta que la banda sonora sí que está a otro nivel. Motoi Sakuraba, compositor principal del juego, es un verdadero especialista en el género. Lleva años haciendo maravillas en el mundo de los JRPG y Valkyrie Elysium no es una excepción. Siendo uno de los compositores con más experiencia y reputación del país del Sol Naciente, no nos sorprende para nada.
Análisis de Valkyrie Elysium | El estudio juega sobreseguro a cambio de brindar una experiencia muy consolidada

Si a esto le sumamos la gran sensibilidad del equipo de diseñadores, pues apaga y vámonos. Sin ser una obra magna de la ingeniería, lo nuevo de Square es terriblemente —en el buen sentido— arrebatador. Sin más, sientes cómo te llama y te atrapa gracias a la muy sutil mezcla entre diseños en 3D y cartoon tipo anime.
No se introduce demasiado en estos segundos, sino que coge algunas de sus bondades y las convierte en la dulcinea de los juegos nórdicos-japoneses. Por desgracia, esa falta de riesgo de la que ya os hemos hablado coarta ciertos aspectos. De hecho, la variedad de armas, enemigos, eijengar y otros elementos es más bien reducida.
Eso sí, trazo grueso con el que ensalza ciertos elementos, así como la escenografía, sin ser especialmente rompedora, te captura. Tiene un aire mágico, excepcionalmente agradable, que te hace sentirte bien contigo mismo. Es extraño, pero cuando juegas eres capaz de sentir la tranquilidad del mundo mientras le zurras la banana a una horda de no muertos. Esto, sin más, es muy complicado.
Aunque sabe darnos momentos trepidantes cuando toca, es esta «magia» la que nos ha terminado de conquistar. Es por esto que nos ha parecido tan interesante pese a sus limitaciones. Bien adaptado para quienes no hayan probado nunca la saga, se centra en desarrollar un sistema de combate bien adaptado al entorno con el que podamos disfrutar durante una buena remesa de horas.


- Tiene una gran banda sonora.
- La dirección artística es sublime. El juego es precioso.
- El rendimiento es de notable; no tiene fallos técnicos.
- La premisa es interesante.
- El combate funciona a las mil maravillas y tiene bastante gancho.
- El diseño de escenarios es muy bueno, pudiendo explorar diferentes mapas, tomando atajos y rutas parcialmente alternativas.

- No termina de romperlo. Prefiere no arriesgar y se queda corto en diversos puntos.
- A veces va tan al grano que algunos personajes no se terminan de desarrollar.
- Se limita a sí mismo. Tienes que saber qué tipo de juego es, pues no parece hecho para todo el mundo en realidad.