Aunque Ichiban Kasuga ha tardado muy poco tiempo en adoptar el papel de estrella, lo cierto es que la saga Yakuza lleva mucho tiempo haciendo de las suyas. Otrora franquicia de nicho, hoy día dice haber crecido mucho. Y aunque está claro que sigue lejos del concepto de «fenómeno de masas», ya no es ese título con impacto residual en Occidente. Es por esto mismo, entre otras cosas, que le tenía tantas ganas al análisis de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name.
A fin de cuentas, su lanzamiento ha supuesto no solo el regreso de Kazuma Kiryu, sino que, además, es otra gran apuesta de Ryū ga Gotoku. Recordemos, pues, que se trata de un spin-off de Like a Dragon. O lo que es lo mismo, no es un título tan grande ni tan ambicioso como el anterior y/o cualquier otro numerado de la saga. De hecho, si lo comparamos con estos, es relativamente corto. La historia es mucho más sencilla y, en general, dispone de menos contenido.
Y no lo digo como algo negativo. Aunque parece que la cantidad es sinónimo de calidad en la industria del videojuego, no siempre es así, y Like a Dragon Gaiden nos lo ha demostrado. Por supuesto, no es el único, pues otros grandes lanzamientos recientes —tales como Marvel’s Spider-Man 2, por ejemplo— también lo han hecho. Sea como fuere, es un detalle que debemos tener en cuenta.
Ahora bien, no os asustéis. Aunque The Man Who Erased His Name es más corto, no significa que no tenga horas de juego. Cuando hablo de su duración, lo hago teniendo en cuenta la historia principal. Esta sí que es más directa y más parca, mas el juego contiene una gran cantidad de minijuegos. Cuando los sumamos, puede superar las 40 horas fácil.
Análisis de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name | Un juego a la altura de la leyenda
Por lo tanto, lo primero y lo más importante es entender cuál es la idea detrás de este nuevo spin-off. A grandes rasgos, podríamos decir que es una historia complementaria de Like a Dragon. A fin de cuentas, las desventuras que protagoniza el Kyryu, alias el Dragon de Dojima, son simultáneas a las de Kasuga Ichiban. De hecho, en ciertos momentos de la historia se cruzan de manera indirecta o directa. ¿Cómo?
Durante gran parte de la historia, a través de diálogos y narraciones. Por ejemplo, una noche, un grupo de vagabundos nos habla de un hombre herido de bala. Durante otra tarde de cualesquiera, un niño nos pide ayuda capturando un bogavante porque conoció a un indigente que tenía uno por mascota y le daba envidia. Y así con otras muchas referencias. ¿Y esto qué significa? Pues que si no has jugado a Like a Dragon te perderás un montón de referencias.
De hecho, si no has jugado nunca a la saga Yakuza, te pasará más de lo mismo, aunque el juego se puede seguir disfrutando de manera independiente. Pese a ello, os recomiendo encarecidamente que superéis antes Like a Dragon, ya que de otra forma pierde casi toda la gracia. Esto es algo que, en realidad, podemos inferir si tenemos en cuenta que es un «gaiden». Existe por y para la saga principal, así que no es lo mismo.
Una historia contemporáneo a Like a Dragon
Tanto es así que, de buenas a primeras, el estudio consideró no lanzar un título independiente con The Man Who Erased His Name, sino que fuera parte de Like a Dragon: Infinite Wealth. La idea era que fuese un contenido extra, una historia complementaria dentro del juego, etc. No obstante, al final decidieron darle alas al Dragón de Dojima con una nueva historia protagónica antes de su siguiente aparición. Por suerte, este cambio de paradigma no afectó a la historia.
En general, podemos decir que Like a Dragon Gaiden funciona bastante bien gracias a su narrativa. Directa y parca, va al grano. Esto nos deja dos sensaciones. Por un lado, que todo funciona demasiado rápido y que nos dejamos muchos detalles. A diferencia de los Yakuza originales, no hay tanta cinemática o diálogo. Se deja muchas cosas en el tintero, lo que le resta profundidad. A cambio, nos ofrece un juego mucho más emocionante.
Aunque podemos distraernos con secundarias, siendo una trama tan rápida, no tenemos tiempo para aburrirnos. Escrita de manera secuencial mediante misiones largas acompañadas por otras tantas cinemáticas, logra cumplir con sus principales objetivos. En consecuencia, no solo es entretenida, sino que además logra complementar el lore de Like a Dragon contándonos que pasaba entre bambalinas mientras Kasuga luchaba por recuperar el honor de su antiguo maestro.
Una historia más cruda y menos paródica
Entonces, ¿te ha gustado? Pues sí, la verdad es que sí. Podría deciros que he disfrutado del juego en su mayoría. Pese a sus defectos, Like a Dragon Gaiden se siente como un Yakuza en pleno derecho. Insertando alguna que otra secuencia de humor, eso sí, tiene un carácter mucho más oscurantista que su predecesor. O lo que es lo mismo, cuando Kyriu entra en escena, sentimos que la historia es mucho más cruel. Mientras que Ichiban lo ve todo de manera muy positiva, siempre bajo el amparo de su imaginación, el Dragón de Dojima tiene los pies muy en la tierra.
Esto nos deja con un desarrollo bastante más duro, tal y como podemos ver en los combates. Estos beben directamente de otros títulos de la saga Yakuza, por lo que se asemeja mucho a los títulos originales o al muy reciente Like a Dragon: Ishin! Lo que esto significa es que pelearemos en tiempo real a puñetazo limpio con diferentes estilos. Las batallas, eso sí, son bastante simples. Lejos de complicarse, Ryū ga Gotoku lo resume todo en un golpe normal y un golpe fuerte que podemos combinar mediante diferentes combos.
Orquestado mediante un sistema con diferentes estilos de combate, podremos ampliar nuestras opciones con diferentes herramientas y habilidades, pudiendo potenciar estas mismas mediante un sistema al más puro estilo RPG en donde podremos comprar (sí, comprar) manuales para aumentar nuestra salud, nuestro daño, aprender nuevos ataques y/o desbloquear esquivas con contraataque.
Análisis de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name | gffdgdf
Pese a ello, es bastante simple. Y sí, podremos coger elementos del entorno y destrozar la autoestima de nuestros enemigos pegándoles con una bicicleta o activando un modo especial tras recargar una barra de energía, pero es simple. Esa etiqueta no se la quita nadie, tanto para lo bueno como para lo malo. Es más, si jugáis en las dificultades más bajas, todo se resume en aporrear constantemente los dos mismos botones de siempre. Si vas más allá, tendrás que usar el bloqueo y la esquiva de manera mucho más activa, pero tampoco es que sea esencialmente complejo.
De hecho, la dificultad no está demasiado bien establecida. Al menos desde mi perspectiva personal, pues nunca me ha gustado la idea de dificultad = los enemigos tienen más salud y hacen más daño. Considero que es un concepto demasiado plano, sobre todo cuando títulos como Baldur’s Gate 3 nos han demostrado que hay otras maneras de hacer esas cosas. Pese a ello, el resultado final es bastante positivo.
Sobre todo porque es divertido. Ante todo, Like a Dragon Gaiden suele dejarte con ganas de más cuando combinas jugabilidad e historia, por lo que nos quedamos con un buen sabor de boca. En gran parte, esto lo consigue gracias a sus minijuegos y actividades secundarias. Como viene siendo habitual en la saga, podremos hacer un poco de todo, desde ir al karaoke, hasta visitar un club de hostess con secuencias de vídeo grabadas por actrices reales, pasando por limpiar la ciudad de malhechores, jugar a los dardos o luchar en un coliseo ilegal mientras te creas una escuadra para conquistar todos sus niveles.
Directo al grano; a Kiryu no le gusta andarse con rodeos
De hecho, el sistema mediante el cual la jugabilidad se expande la duración es a través de estos. O lo que es lo mismo, aunque la historia va al grano, las actividades secundarias son un desvío (muy divertido en ocasiones, no tanto en algunas otras) con horas, horas y horas de extensión. Por ejemplo, durante el transcurso del segundo capítulo conoceremos a una mujer llamada Akame que, entre otras cosas, nos echará una mano para cumplir con nuestra misión.
Aparte, tras cumplir con un par de tareas, desbloqueará un sistema de tareas adicionales. Mediante estas, Akame irá construyendo una red de contactos (es una vendedora de información bastante importante) todavía más grande. Nosotros podemos echarle una mano haciendo las veces de héroe, pues tendremos que cumplir con las demandas y solicitudes de civiles cualesquiera.
Muchas de estas serán tan simples como comprarles algo de comida, llevarles pañuelos porque se han quedado sin papel en el baño o usar nuestro gancho (sí, tenemos una suerte de hilo de cobre con el que podemos atraer enemigos y objetos) para bajar balones o prendas de ropa interior que se han quedado atascadas en un árbol. Si las cumplimos todas, la duración del juego crece exponencialmente.
Análisis de Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name | conclusiones
Como resultado final, podemos decir que Like a Dragon Gaiden: The Man Who Erased His Name cumple con lo esperado. Como spin-off tiene mucho valor al aportar datos relevantes a la trama, mientras que como juego indendiente tiene contenido más que suficiente como para mantenernos enganchaodos a la consola durante varias horas. Es más, cuando completamos la historia principal, se desbloquea una demo de Like a Dragon: Infinite Wealth.
Si a esto le sumamos que cumple con los estándares habituales de la saga en materia de gráficos y banda sonora, obtenemos una experiencia digna del nombre Yakuza. Sin olvidarnos de que es algo más modesto y de que la narrativa es menos extensa, nos quedamos con un buen sabor de boca en términos generales. En resumidas cuentas, la nueva aventura de Kazuma Kiryu me ha dejado con ganas de más.
De hecho, es una buena forma de abrir el apetito antes del nuevo JRPG del estudio, puesto que conecta directamente tanto con este como con Like a Dragon. Por lo tanto, hace las veces de puente hasta cierto punto mientras revela el motivo por el cual el Dragón de Dojima regresó de «entre los muertos» para ayudar a Ichiban, entre muchos otros.
- Es un Yakuza de cabo a rabo. Si te gusta la saga, te gustará Like a Dragon Gaiden.
- Tiene un enfoque más oscurantista que Like a Dragon, y le sienta genial.
- Kazuma es un protagonista con mucho carisma.
- El sistema de combate es divertido.
- Como la narrativa es directa, no tenemos tiempo de aburrirnos.
- Está repleto de cameos.
- Peca de ser demasiado simple en diversas áreas.
- Algunas tareas secundarias son bastante tediosas.