¡Hola, muy buenas amantes de los videojuegos! Final Fantasy VIII Remastered por fin está aquí. Allá por 1999, la ya extinta Squaresoft —hoy día fusionada con Enix dando lugar a la archiconocida Square Enix— sorprendió a propios y extraños con un atrevido título llamado Final Fantasy VIII. Con una potencia gráfica inusual para la época, el RPG llegó cargado de novedades. El público, sediento de rol, recibió con los brazos abiertos lo nuevo de Squaresoft, mas fueron muchos los que se mostraron contrariados ante el sistema empleado. A diferencia de sus predecesores, FFVIII optó por un juego en el que los PM no existen, las magias se obtienen extrayéndolas de enemigos y/o el entorno y debemos enlazar invocaciones y magias a personajes para mejorar nuestras estadísticas.
Para bien o para mal, hablamos de uno de los RPG más emblemáticos de la historia. No por nada, fue uno de los más vendidos de su época. En mi caso, tuve la ocasión de jugar por primera vez cuando el estudio lanzó al mercado la versión Platinum, pues no tuve acceso a la original. No obstante, eso no me impidió disfrutar como un enano de los que ahora es uno de mis juegos preferidos. Dejando eso a un lado, creo ser objetivo al decir que Final Fantasy VIII merecería un relanzamiento destinado, sobre todo, a las nuevas generaciones. Si bien es cierto que el público objetivo es aquel que yace carcomido por la nostalgia, estoy seguro de que no serán pocos los que disfruten por primera vez de las aventuras de Rinoa, Squall y compañía.
«Ser o no ser, esa es la pregunta»
Vayamos al quid de la cuestión. Tras jugar por no pocas horas por fin me puedo plantear la siguiente pregunta: ¿Es Final Fantasy VIII Remastered una verdadera remasterización? La respuesta es no. Sin embargo, no quiero que penséis que esto es algo malo. Con todo, a lo único que afecta es a un título no del todo acertado, pero que sí expresa la esencia del trabajo realizado por Square Enix. Empecemos por las novedades: ¿Qué incluye esta versión de FFVIII? En primer lugar, tres modificadores in game que afectan a la experiencia de juego: velocidad triple, modo sin encuentros aleatorios y mejora de combate.
La velocidad triple y el sistema de combate
Para hablar de este primer modificador es inevitable hablar de cómo funciona Final Fantasy VIII. Para empezar, cada personaje tiene su propio nivel, siendo el máximo el nivel 100. Sin embargo, subir de nivel no es suficiente, pues es necesario enlazar magia e invocaciones para poder mejorar nuestras estadísticas de forma notoria. Las magias, en cierto modo, hacen las veces de consumibles: se extraen de los monstruos y el entorno y se almacenan cuan objeto, siendo el máximo 99. En lugar de gastar PM, al usar una magia, consumes un uso, por lo que volver a extraerlas cada cierto número de usos se vuelve necesario. El principal problema de todo esto es que los combates se volvían algo lentos, pues al final tenías que recurrir a recargar tu mochila.
Pero la verdadera pega, en realidad, es que necesitamos enlazar magias a nuestras estadísticas para potenciarlas. Para ello tendremos que asignar G.F. (invocaciones) a nuestros personajes, pues estos son quienes desbloquean los comandos de acción en batalla y las ranuras de las estadísticas. De esta forma, si asignamos 99 Piro a nuestra Fuerza, esta aumentará, y así con todo. También se podían aplicar para obtener resistencia elemental o a ciertos estados pernicioso. No cabe duda de que hablamos de algo muy original e innovador, pero ciertamente irritante cuando tienes que acabar farmeando magias cada dos horas.
Es ahí donde entra el modificador de velocidad x3. Poder acelerar ciertos combates que solo sirven para farmear es muy útil, a la par que necesario, pues se solventa uno de los aspectos más criticados del juego allá en su lanzamiento. No es que sea una solución, pero como medida paliativa es bastante eficiente. Como añadido es notable y eficiente. No obstante, no es una medida dedicada en concreto a Final Fantasy VIII, sino que ya se puede encontrar en otras versiones tales como la de Final Fantasy XII.
No quiero pelear, pero seré inmortal
Las otras dos variables in game que se pueden activar —o no— son eliminar los combates aleatorios y el potenciar a nuestros personajes en combate. Aunque considero que ambas rompen con la dinámica de juego y destruyen aquello que representa todo buen RPG clásico, son una herramienta muy útil si lo que uno busca es volver a disfrutar de la historia tras varios años en el olvido. Recomiendo a jugadores novicios que descarten ambas opciones, ya que de otra forma no estarán disfrutando del juego de la forma en que se merece. Con todo, al final cada uno es responsable de su propia diversión y yo no soy quién para decirle a nadie como jugar. Por consiguiente, jugad como os plazca; al final lo importante es divertirse.
RPG de 32 bits
Aunque muchos no lo crean, a su lanzamiento Final Fantasy VIII supuso un verdadero bombazo en lo que a modelado se refería. Hablamos, recordad, de un juego con 20 años, por lo que es normal que no haya envejecido de la mejor forma posible. En ese sentido, no resulta extraño que una de las preguntas más importantes de responder sea la siguiente: ¿Merece Final Fantasy VIII ser llamado remastered en función de las mejoras gráficas protagonizadas? No. Lo siento, pero no. Esta nueva versión del legendario juego de Square no deja de ser un port con ciertas mejoras en los modelados de los personajes, los cuales sí que están hechos desde cero. Con todo, eso no justifica tal apelativo, mas no deja de ser un agregado al nombre para aclarar que no es un simple port.
Indudablemente, los personajes lucen mucho mejor que antaño. Además de borrar de nuestra memoria el legendario meme de Squall y los piropos de Rinoa, el estudio ha logrado mejorar las texturas sin perder la esencia. Y no solo en lo que a protagonistas se refiere, sino que casi todos los secundarios han sido actualizado siguiendo la misma premisa. Ahí sí que podemos hablar de una remasterización, ya que el cambio es más que evidente. El mayor acierto ha sido actualizar la gráfica sin perder el encanto de los 32 bits o provocar que el contraste entre escenario y muñecos sea demasiado exagerado.
La nota negativa ha sido el reescalado. Al encender mi Nintendo Switch no me esperaba, con toda sinceridad, que el juego no ocupase toda la pantalla. Lo mismo en mi televisor. Entiendo que es complicado, pero me parece un detalle bastante feo la cuadrícula de juego no se haya adaptado a las pantallas modernas. Comprendo que es un juego con 20 años, pero —corregidme si me equivoco— creo que el esfuerzo para ajustar la imagen a la pantalla no es tan mayúsculo. No hablo de que la ocupe toda, sino de expandirla para no perder tanta resolución. Hablamos de… ¿Casi un cuarto, tal vez un quinto, de la pantalla sin juntamos los bordes? Un tanto excesivo, la verdad.
Recuerdos de un pasado no tan reciente
¿Qué podemos decir de una historia nacida en 1999? Poco hay que revelar de un guion carente de toda sorpresa a estas alturas de la película. En consecuencia, resulta no solo innecesario dedicarle mucho tiempo. No obstante, comprendo que no todos jugaron en su tiempo, por lo que dedicaré las siguientes líneas a analizar —muy por encima— el argumento de Final Fantasy VIII Remastered. Si has jugado con anterioridad puedes saltarte el siguiente apartado e ir directamente al otro. En caso contrario, te invito a que le eches un ojo a los siguientes párrafos. Igualmente, seré breve.
Educación de guerra
Final Fantasy VIII es, a grandes rasgos, una historia romántica. Lejos de la ya clásica lucha entre el bien y el mal —que también— se centra en nuestros dos protagonistas: Squall y Rinoa. Nuestro protagonista es un estudiante en el Jardín de Balamb, una escuela que entrena a los llamados SeeD, o lo que es lo mismo, soldados de fortuna. Tras superar el examen que nos gradúa como tales conocemos a Rinoa, una joven de lo más misteriosa. Pronto descubrimos que esconde mucho más de lo que aparenta. Tras acceder —contado de por medio— a ayudar a la joven con su causa, los eventos nos conducirán a un viaje de autodescubrimiento personal. Luz y oscuridad yacen enredados; nada es lo que parece. En ese contexto aparece Edea, una bruja, el culmen de la maldad tanto en la actualidad como en tiempos pasados.
Cómo no, será nuestra tarea acabar con ella y sus secuaces, entre los cuales se encontrarán viejos conocidos. Una historia con tintes dramáticos, fantasía, ciencia ficción y romance en donde la verdad es un tesoro en la isla del tesoro. Debo decir que la trama respecto a Squall y Rinoa es genial, pero no tanto la del resto de secundarios. Uno de los peores defectos de FFVIII es no aprovechar el potencial del resto de personajes, o al menos no de todos ellos. Sí, poco a poco conocemos más sobre ellos, pero carecen de la importancia necesaria. En muchos casos, inclusive, es difícil entender por qué siguen con nosotros: ¿Qué les motiva? ¿Qué buscan? Sus justificaciones carecen de fuerza o credibilidad.
Pero la cosa no queda ahí. También viviremos una historia con Laguna, un soldado que vivió años atrás. Reviviremos sus aventuras a través de unas extrañas visiones, las cuales ofrecerán no solo más contexto, sino que nos permitirán descifrar no pocos misterios. La trama es algo confusa por momentos, pero al final todo encaja bastante bien. Hablamos de un guion interesante con la capacidad de cautivar y enamorar, de mantenerte enganchado a la pantalla pese a flaquear en otros tantos aspectos.
Análisis Final Fantasy VIII Remastered, conclusiones
No quiero ser redundante, así que seré breve. No creo que Final Fantasy VIII Remastered sea una buena remasterización, pero puedo afirmar que es un juego excelente. Lo recomendaría en el 100 % de los casos, aunque también es verdad que soy un enamorado de la franquicia y del título original. Pienso que Square Enix podría haber hecho algo mejor, lo cual me molesta, pero no por ello os diría que no viváis la aventura de Squall y Rinoa. Merece totalmente la pena, y más si eres de esas personas que disfrutan de un buen RPG.
Análisis Final Fantasy VIII Remastered. Clave de juego para Nintendo Switch cedida por Koch Media.