291045
Llegamos a nuestra cita semanal con The Promised Neverland. Hoy toca analizar el episodio 4. Al igual que el capítulo anterior, tiene un título numérico: 291045. Como detalle, y antes de comenzar, parece que mi teoría expuesta en el anterior análisis se confirma. Las cifras parecen indicar el día, el mes y la fecha del momento en el que se ubica el episodio. El capítulo, del mismo modo que en el de la semana pasada, vuelve a mostrar detalles —el calendario y uno de los diálogos de Norman— que lo validan. Y tras este pequeña anotación, vamos a por el episodio.
Cierta indiferencia
Voy a ser sincero: este cuarto episodio me ha dejado frío, lo cual no es necesariamente malo hablando de esta serie. Me explico: aunque llevamos pocos episodios, The Promised Neverland ha demostrado ser una serie de calidad. Los personajes, en general, están bien representados, la animación es más que decente, el apartado sonoro es bueno… Por consiguiente, las expectativas son altas cada semana. Personalmente, lo que he sentido durante el visionado ha sido un poco de indiferencia. Aunque, por otro lado, se me ha hecho cortísimo, lo cual es positivo de alguna forma, ¿no?
Uno de los motivos por los que, quizás, no he vivido tanto esta nueva entrega es porque en su gran mayoría toca temas que ya hemos visto anteriormente. Y las nuevas «incógnitas» planteadas, así como los avances en la trama, no han sido dotadas de la fuerza necesaria para cautivar. Sin duda, el principal atractivo es descubrir quién es el topo entre los niños. Norman y Ray llegan a la conclusión de que existe alguien que les vigila y que —posiblemente— informe a Madre de todo lo que ocurre. Y así, a modo de juego psicológico, Norman parece descubrir quién es la persona infiltrada… ¿Gilda? ¿Don?
Nuevas incorporaciones al grupo
De hecho, tanto Gilda como Don cobran más importancia a partir de este episodio 4, pues el trío protagonista decide contarles la verdad sobre lo que ocurre en el orfanato. A medias, eso sí. Para que ambos no caigan en la desesperación, Norman y Emma les cuentan que son vendidos, pero omitiendo que son presas para demonios del exterior.
Como comentaba antes, este capítulo juega un poco con la incógnita de la persona infiltrada. De hecho, una de las escenas está construida para que parezca que Gilda es la espía entre los niños. Pero no. Así, Emma vuelve a recuperar la fe en los demás que, de algún modo, se había esfumado con los temores transmitidos por Ray, desconfiado por naturaleza.
Por lo demás…
Poco más que añadir. Podría decirse que es un episodio de transición. Ni bueno, ni malo. Un capítulo para conocer un poco más de los personajes: sus planes, la relación entre ellos, sus ambiciones… Madre se mantiene en su rol de jefa fría y con máscara sonriente, mientras que Krone mejora un poco su construcción como personaje con respecto al episodio 3, aunque manteniendo ciertos diálogos excéntricos con su peluche.
En otras palabras, se trata de un episodio sin más, con sus más y sus menos, pero que no consigue destacar especialmente. No obstante, por favor, no me malentendáis. Creo que (por lo menos hasta ahora) esta adaptación del manga de Kaiu Shirai y Posuka Demizu será de lo mejorcito de este año 2019. Sin embargo, centrándonos en este episodio, el resultado se queda un poco en tierra de nadie. No es que sea poco, es que quizás —después de un inicio tan potente— sepa a poco.
¡Y eso ha sido todo!
The Promised Neverland es una serie anime disponible en Crunchyroll y cuyos episodios se estrenan los jueves. La serie se basa en el manga homónimo, licenciado en España por Norma Editorial. Muchas gracias por leer estas líneas y ¡nos vemos la semana que viene!