WestWorld: reseña de la tercera temporada sin spoilers

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La ficción creada por Jonathan Nolan y Lisa Joy llegó al fin de su tercera temporada el pasado domingo. En esta entrada comentamos lo que han dado de sí los nuevos episodios de WestWorld.

La decidida apuesta de WestWorld por la acción más directa

Supongo que muchos de vosotros habréis aprovechado estos días de confinamiento para comentar y compartir series con vuestros amigos. Una práctica que yo también he ejecutado y que me llevó a toparme con una charla que giraba en torno a WestWorld. Pregunté en un grupo si alguien estaba siguiendo la tercera temporada, a lo que uno de los participantes contestó: «la primera me gustó pero la segunda tardó mucho en llegar y, tras ver el primer episodio, la abandoné».

Quizá ese haya sido uno de los mayores problemas a los que se ha tenido que enfrentar la serie de Jonathan Nolan y Lisa Joy. Tratando de no hacer coincidir dos superproducciones como Juego de Tronos y WestWorld, HBO decidió lanzar sus entregas de manera bianual. Esto, unido a la profundidad de algunos de sus arcos narrativos, ha provocado que la ficción sufriera ciertos altibajos en su audiencia, sobretodo en su segunda temporada.

Sin embargo, la tercera tanda de episodios ha decidido aligerar, en cierto modo, el tono marcado por sus predecesoras, apostando ahora por la acción más directa. Cada capítulo cuenta ahora con tiroteos, persecuciones y otros recursos propios del género que agilizan el ritmo sin renunciar por ello a esa ciencia ficción tan elaborada que siempre ha sido santo y seña de la marca. Todo un acierto.

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La importancia de los nuevos personajes

Más allá de ese claro giro hacia la acción, la tercera temporada de WestWorld ha estado marcada por las nuevas incorporaciones. Siempre bajo la sombra de la estupenda Dolores a la que da vida Evan Rachel Wood, la inclusión de Aaron Paul y, sobretodo, Vincent Cassel ha sido uno de los puntos fuertes.

El actor francés se erige aquí como el villano principal de la función y su sola aparición ya hace crecer el interés general. Algo parecido a lo que sucede con Ed Harris; con poco ya consiguen dar mucho al conjunto.

Por su parte, el eterno Jesse Pinkman de la excelente Breaking Bad (Vince Gilligan), Aaron Paul, toma un rol mucho más protagonista de lo que podría esperarse. Paul es una de las claves de esta tercera temporada y el actor estadounidense cumple con creces.

A ellos hay que unir la siempre imponente presencia de Evan Rachel Wood, Tandie Newton, Thessa Thompson y Jeffrey Wright, recogiendo los roles que llevan perpetrando desde la primera temporada. Todo y que en esta tanda no se tiende a profundizar en ellos, Dolores y el resto siguen llevando la voz cantante.

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Siguiendo el camino marcado

De este modo, y sin entrar demasiado en detalles, esta temporada sigue justo donde lo dejo su predecesora, con Dolores y algunos anfitriones más escapando del parque y llegando al mundo real. A partir de aquí, los episodios se centran en los pasos de la famosa anfitriona y la nueva amenaza a la que se enfrenta, Serac y su inteligencia artificial llamada Rehoboam.

Este arco argumental principal es el elegido para hacer avanzar el relato, sin por ello olvidarse de sus otras subtramas. Estas tramas alternativas se centran sobretodo en Bernard y Maeve, dos personajes que siempre han tenido una importancia capital para el devenir de la historia.

La narrativa, mucho más ágil que en las temporadas anteriores, sigue beneficiándose de los enormes valores de producción del conjunto. El mundo real planteado por esta tercera tanda de episodios es totalmente futurista, con estética cyberpunk y toques propios de obras como Blade Runner.

Con la ciudad de las artes y las ciencias de Valencia como testigo de excepción, las localizaciones siguen ejerciendo un papel importante. Pese a que este mundo «real» no cuenta con el encanto del parque, sigue teniendo muchos argumentos para acoger las tretas entre humanos e inteligencias artificiales que la serie plantea.

Todo y que el ritmo se ha agilizado, que no se preocupen los amantes de lo cerebral. WestWorld sigue contando con muchos secretos y cliffhangers que harán las delicias de los más fans. Algunos de ellos sirven incluso para concluir episodios tan memorables como el cuarto, titulado «The Mother of Exiles».

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El futuro de WestWorld

En resumidas cuentas, esta tercera temporada de WestWorld sigue poniendo el listón muy alto. Con dos capítulos menos que las tandas anteriores y un enfoque mucho más ágil, la ficción relaja la profundidad narrativa de sus predecesoras en favor de la acción más directa.

La historia salta del parque al mundo real para continuar un relato que sigue hablando de debates morales, de inteligencias artificiales y de la idiosincrasia humana. Las incorporaciones de Vincent Cassel y Aaron Paul funciona a las mil maravillas, construyendo nuevos personajes que dotan de interés al relato.

El desenlace es suficientemente satisfactorio, sin renunciar por ello a dejar una -o algunas más- pequeña puerta abierta a la ya confirmada cuarta temporada. Ahora sólo nos queda la esperanza de, una vez terminada Juego de Tronos, no tener que esperar dos años para volver a reunirnos con Dolores y el resto.

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