‘Venganza bajo cero’: review sin spoilers

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El próximo 26 de julio llegará a nuestra pantallas Venganza bajo cero, una cinta protagonizada por Liam Neeson y Laura Dern. Nosotros ya pudimos verla hace unas semanas en un pase organizado por cortesía de A contracorriente Films y aquí os dejamos nuestras impresiones.

Sinopsis

Nels Coxman (Liam Neeson) trabaja como quitanieves en un recóndito y apartado paraje de montaña en Canadá. Pero un día esa apacible vida se ve truncada cuando recibe la terrible noticia de que su hijo ha muerto a causa de las drogas. Será entonces cuando busque venganza a toda costa y se vea envuelto en una arriesgada guerra de narcotraficantes.

Venganza bajo cero no es lo que estás pensando

Os lo he dicho en muchas ocasiones -o no, no me acuerdo-; aunque el cine se empeñe en que es buena idea, la venganza nunca es la solución. Los ajustes de cuentas jamás han sido la técnica que ofrece mejores garantías. Ojo por ojo…y todo el mundo acabará ciego. Tomarse la justicia por la mano no es, ni tan siquiera, un arma de doble filo, es sólo una manera de tomar la senda equivocada.

¿Cómo sabe éste tío lo que estoy pensando? Puede que eso sea lo que se os pase por la cabeza al leer «Venganza bajo cero no es lo que estás pensando». Es simple, seguro que hablo por boca de muchos al decir que, cuando las palabras Liam Neeson y venganza se unen para formar una película, lo único que se puede esperar es que al bueno de Liam le maten/secuestren -inserte aquí el verbo que quiera- al familiar de turno y que su ira lo transforme en una máquina de matar que reparte ostias (y balazos) como panes. Y eso es precisamente lo que no ofrece Venganza bajo cero (Hans Petter Moland, 2019).

Siempre he pensado que el tema de los remakes se nos estaba yendo de las manos, sobretodo con Disney, pero esto es otro nivel. Hans Petter Moland nos proporcionó, hace tan sólo cinco años, una película llamada Uno tras otro (2014). Protagonizada por Stellan Skarsgard, la cinta narraba la epopeya de un padre que trataba de hacer justicia tras fallecer su hijo por una supuesta sobredosis. Tan poco tiempo después, ¿era necesario hacer la misma película pero cambiando a Skarsgard por Neeson? Ya os digo yo que no.

Venganza bajo cero

Venganza bajo cero, de todo menos acción

Teniendo esto en mente, os encontraréis con una película que trata de marcar distancia desde el principio pero que en ningún momento logra crear una identidad concreta. Lo que empieza como una historia de venganza personal, pronto deriva en «una de indios y vaqueros» que se aproxima más a lo visto en cualquier trabajo de los hermanos Cohen -me viene a la cabeza Fargo (1996)- que a cualquiera de las últimas cintas de la saga Venganza (2008) o trabajos de Jaume Collet Serra en los que haya participado Neeson.

Así, nos topamos ante una mezcla de géneros que acaba cayendo presa de sus múltiples limitaciones. No aporta profundidad dramática a sus protagonistas, cuenta con un villano arquetípico y minimiza su dosis de acción en detrimento de escenas pausadas que, si bien se acaban resolviendo con ciertas muertes, sólo sirven para dar paso a unos simples (pero efectivos) fundidos a negro. Dichas transiciones simbolizan la pérdida de los personajes fallecidos y, cuando ya han entrado más de cinco veces, te las acabas tomando como algo satírico -supongo que eso es lo que quiso transmitir el director-.

Del lado interpretativo, pocas cosas pueden decirse. Liam Neeson cumple con su rol de antihéroe, sin demasiados alardes. Más preocupante es la aparición de Laura Dern, totalmente relegada a un par de secuencias y poco más -no esperéis esa explosión dramática vista en la reciente Big Little Lies-. Realmente hay poco que destacar entre el elenco principal.

Veredicto

Con más intención que acierto, Venganza bajo cero es una de esas cintas tramposas que te ofrecen una cosa en los tráilers y acaban siendo otra bien distinta. Sin la acción que se le intuía, el film naufraga en la construcción de un relato que no acierta en desarrollar. Puede que Liam Neeson se esté empezando a cansar de que le toquen a los suyos, algo que en la ficción sucede demasiado a menudo.

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