¡Hola, muy buenas amantes del anime y el manga! The Rising of the Shield Hero ha llegado a su final y, con este, nuestro anhelo por una segunda temporada it’s over 9000. En otro orden de cosas, y tras analizar la serie en sus diferentes compases a través de distintas entradas, hoy toca reseñar el anime en su totalidad. Si queréis el análisis más exhaustivo posible, os recomiendo pasar por estos artículos antes de pasar a la reseña final. Por otro lado, recordad que podéis ver la serie a través de la plataforma de streaming Crunchyroll. ¡Cuidado! Hay algún que otro spoiler pululando por la reseña; avisados estáis.
Un escudo para protegerlos a todos: The Rising of the Shield Hero
En primer lugar, The Rising of the Shield Hero es un anime del género isekai. Los primeros minutos de metraje auguran una serie carcomida por el tópico de un género excesivamente masticado; la industria ha visto en los viajes entre mundos un nicho que piensa exprimir hasta la última gota. En cualquier caso, últimamente han surgido algunas series que, aun bebiendo de los clichés más nítidos del género, poseen personalidad propia; The Rising of the Shield Hero es una de esas series.
La premisa inicial es simple: cuatro humanos de cuatro tiempos distintos son transportados a un mundo de fantasía tras un ritual mágico. Los llamados héroes tienen por objetivo salvar al mundo de un extraño fenómeno llamado «olas». Haciendo honor a su nombre, cada cierto tiempo el mundo es acosado por unos extraños portales de los que surgen hordas de monstruos. Los héroes, equipados con una serie de armas legendarias que no se pueden quitar, deberán entrenar, mejorar su nivel y habilidades para, cada cierto tiempo, enfrentarse a las mencionadas olas.
Nuestro protagonista, Iwatani Naofumi, recibe el escudo. Por consiguiente, sus capacidades ofensivas son muy limitadas. Además, los héroes no pueden entrenar juntos, pues no reciben experiencia si están cerca los unos de los otros. Debido a su falta de carisma, termina con una sola compañera de equipo, pero termina siendo traicionado, engañado y acusado de violación —falsamente— al segundo día. Rechazado y repudiado por nobleza y pueblerinos, se llena de odio y resentimiento. Es en ese entonces cuando compra a una esclava: Raphtalia.
Una historia de rencor y rabia
Los primeros compases de esa nuestra historia son, cuando menos, complicados; alrededor de Naofumi se erige una efigie de dolor y rabia en la que un pueblo engañado personifica todo aquello que más detesta en una única figura. Defenestrado —no, pero casi— por quienes decían ser sus compañeros, odiado por todos, su futuro no augura nada bueno. Al tiempo, Melty decide acaparar los focos convirtiéndose en nuestra antagonista principal junto a la las olas, un elemento no personificable. Nos encontramos, de este modo, con un protagonista tocado por la desgracia. Con rencor en lugar de sangre, su único objetivo es sobrevivir para regresar a su mundo. En su corazón no arde el deseo de ayudar al prójimo, sino de vivir por y para él mismo.
Así queda reflejado al comprar, literalmente, a una semihumana que se convierta en su espada. De buenas a primeras, Raphtalia no es más que una joven de diez años que hará las veces de objeto. Naofumi ya no confía; no siente reparo alguno en utilizar a los demás. Ella, además, está enferma. Sus posibilidades de sobrevivir son ínfimas, pero la joven le echa valor y logra no solo acabar con la vida de no pocos monstruos —traumas personales de por medio—, sino que rompe el armazón del escudero. Ella, y solamente ella, será quien logre arrancar un verdadero sentimiento de bondad en el héroe.
Uno de los aspectos más interesantes de la serie es el crecimiento personal que protagonizan Raphtalia y Naofumi. Su relación se convierte en uno de los principales cimientos de una serie muy bien construida. Salvo pequeños detalles, ha sido muy interesante ver cómo se influenciaban el uno al otro. Ella, más concienciada con la realidad del mundo, absorbió el juicio de Naofumi. Iwatani, por su parte, es quien más aprende de su compañera. Es capaz no solo de abrir su corazón, sino de reorganizar sus pensamientos y comprender que no todo es lo que parece.
Si vis pacem, para bellum
La historia continúa progresando a un ritmo muy adecuado en todo momento. La construcción, en ese sentido, es cuasi perfecta. No tenemos tiempo de aburrirnos, pues en todo momento sucede algo. Y no todo está supeditado a la tensión dramática, sino que hasta los momentos más tranquilos tienen un porqué. Es imposible aburrirse aun con esos episodios más tranquilos, pues la sensación de que toda información es útil está siempre presente. La incorporación no solo de nuevos compañeros, sino los entrenamientos, viajes o adquisición de conocimientos están equilibrados a la perfección en lo que a minutos de metraje se refiere. El estudio ha sabido aprovechar todas las cualidades de la serie para regalarnos una serie sobresaliente.
Si bien es cierto que son muchas las voces contrarias al guion tomando como referencia la novela ligera original, creo que no hay que ser tan crítico. Hay cambios, cierto, y muchos de ellos no han gustado, pero al final hay que saber apreciar lo que se ha hecho bien. Y The Rising of the Shield Hero hace bien muchas cosas. Entre ellas, saber temporizar cada momento para no ser pesado, pero no dejarnos tampoco con la miel en los labios. He disfrutado mucho de ver cómo, poco a poco, el argumento se iba haciendo cada vez más complejo. Al principio eran «solo» las olas, pero con el paso del tiempo el componente sociopolítico y religioso van ganando peso; la historia se plantea de forma adecuada para ganar en profundidad sin ser confusa.
Al mismo tiempo, de las olas surgen nuevos enemigos y comprendemos el verdadero peligro. La aparición de Glass, de quien sabemos más tarde que es una heroína de otro mundo, nos revela que hay algo más. Los héroes no se deben enfrentar solo a las olas, sino que deben asesinar a los héroes de otros mundos para salvar su propio mundo. Naofumi, quien duda de sus motivaciones, comprende, al final, que quiere proteger no solo a Raphtalia y Filo, sino a todos esos seres queridos que ha ido conociendo.
Enlaces y contactos
Para ir terminando respecto al argumento, me gustaría destacar que la presencia de los tantos giros de guion presentes en la serie es refrescante, pero en ningún momento provocan que eventos y/o tramas anteriores caigan en el olvido. El planteamiento de la serie rescata todos aquellos nudos argumentales importantes y los va enlazando, uno a uno, tejiendo una no muy compleja red, pero sí interesante. The Rising of the Shield Hero plantea diversas incógnitas, pero no busca el misterio como recurso. Son, simplemente, gajes del oficio. Su principal punto fuerte es esa buena construcción y ese buen hacer.
Un elenco demasiado supeditado al protagonismo de Naofumi
Con todo, uno de los puntos fuertes de The Rising of the Shield Hero es, sin lugar a dudas, su elenco protagonista. Rahptalia, Filo, Melty (por momentos) y Naofumi poseen un diseño muy profundo a nivel individual e interpersonal. Su interacción con el mundo que les rodea y su evolución como personas es uno de los grandes atractivos de la serie. Por desgracia, y aunque logran llenar la pantalla en todo momento, la serie abusa mucho de su presencia. El resto del reparto no goza del protagonismo suficiente como para destacar y/o progresar. Aunque hay un buen número de secundarios, su función es puramente complementaria.
Malty, esa antagonista que tanto me gustaba, se diluye y transforma en un mero cúmulo de odio injustificado. Comprendemos sus motivaciones, pero he sido incapaz de entender por qué ese odio es tan profundo. No hay una verdadera motivación. Su hipotética complejidad al final es plana y sin fundamento. Y lo mismo sucede con el resto. Sabemos tan poco de ellos que no se revela por qué son como son. Sus actos están marcados por un guion que no tiene en consideración sus posibles sueños o motivaciones; son muñecos de trapo al son de los hilos de un titiritero llamado guionista.
Una subordinación molesta
Y no contentos con ello, las mujeres del grupo terminan siendo una especie de reducto para los amantes del fanservice. Porque aunque me encanta el diseño y el concepto de Raphtalia, sus acciones están subordinadas a Naofumi. Me habría gustado ver un poco más de independencia por su parte, pero es que analizando la serie en su totalidad esto no se ha dado en casi ningún momento. Con todo, sigo teniendo esperanza, pues creo que tiene todo el potencial del mundo. Y no solo sucede con Raphtalia, sino también con Melty o Filo.
The Rising of the Hero Shield comete un error fatal y desaprovecha el potencial de todo un universo por explotar. Si a eso le sumamos que las redes sociales y el fandom han tratado a las chicas… Recordemos que Raph tiene diez años, Filo unos pocos meses y Melty no pasa de los catorce. Aunque de manera muy ligera, una pseudotrama romántica subyace dentro del hilo principal. NO. Por favor, no. Eso sí que no. Me parece una verdadera locura que, siquiera, se haya planteado algo así. Hay que echar el freno.
Trasfondo sociopolítico
Dejando esto a un lado, aún conservo la esperanza de que las protagonistas se liberen del yugo invisible al que han sido sometidas por meras razones comerciales. Y lo mismo con el resto de héroes, aunque tengo que confesar que me ha gustado cómo se han localizado dentro del espectro argumental. Cada uno presenta motivaciones propias, y su carácter ha sido lo suficientemente consecuente con y por la historia como para hacer creíble lo que está pasando. En otro orden de cosas, pero referido a los mismos héroes, el trasfondo sociopolítico ha tenido una gran importancia en el transcurso de la serie.
Me ha gustado mucho el cómo se ha manejado a clero, nobleza y pueblo. Sin tener que destacar su presencia —salvo el enfrentamiento con el cabeza de la iglesia de los tres héroes— han sido un factor decisivo. Se ha recreado de forma muy acertada no solo la codicia de la nobleza, sino el ciego oscurantismo de una fe carcomida por su propia necesidad de tener la razón. El pueblo, estúpido como él solo, ha tenido un impacto muy positivo dentro del argumento. Con todo, ha habido bastantes incoherencias en ese sentido. La relación entre semihumanos y humanos ha sido errática, y las acciones del clero o la nobleza tenían un fuerte impacto inicial, pero luego nada.
Era como si se quisiese demostrar que la sociedad estaba en contra de Iwatani y compañía, pero luego no pasaba nada: una capucha y adelante. La inconsistencia del guion a la hora de trabajar sobre el resto de personajes ha sido bastante mala. Había buenas ideas, pero han terminado por difuminarse por el bien del grupo.
Conclusiones
The Rising of the Shield Hero me ha gustado. Con sus pros y sus contras, la serie es muy entretenida, pero prometía más de lo que ha ofrecido. Por desgracia, esto ha sido culpa del exacerbado protagonismo de Iwatani y Rahptalia, pues han copado todas las cámaras. Sobre todo el primero. La falta de trascendencia del resto de personajes, y del propio mundo que les rodea, ha restado muchos puntos a una serie que se las prometía todas. Con todo, creo que estamos ante una serie muy interesante y con un gran trabajo de animación detrás. Pese a la falta de coherencia y cohesión de ciertos puntos, el guion está muy bien planteado: es sólido y refrescante. Esos errores se deben a la falta de un mayor contexto, pues no son un verdadero fallo.
Al no poder ver las consecuencias sociopilíticas de los actos de la nobleza, o de ver solo en pantalla al resto de héroes cuando estaban con Naofumi, ha restado profundidad a la serie. No hemos sido capaces de ver lo que pasaba en el mundo: nos lo hemos imaginado. Y lo han hecho bien, pues creo que todos hemos ido por un mismo camino, pero no es suficiente. Hacía falta algo más de responsabilidad del resto: Iwatani no puede ser siempre el centro de todo.
Con todo, recomendaría la serie a los amantes del isekai sin lugar a dudas. Al final, y pese a todo, he disfrutado mucho de su visionado. Hay ciertos aspectos que me han chirriado, y otras tantas cosas que de verdad he odiado, pero… Bueno, la serie es entretenida y divertida a la par que interesante y con potencial.