Episodio 1
¡Muy buenas, gente! En primer lugar, quisiera daros la bienvenida —con algo de retraso— a este 2019. Quizás no en otros ámbitos, pero en lo que a anime se refiere, este nuevo año pinta muy, pero que muy bien. Y para conmemorar el comienzo de 2019 nada mejor que analizar un buen anime. Hablo de The Promised Neverland, adaptación animada del manga homónimo que ha sido todo éxito de crítica y público.
Antes de empezar, quisiera dejar un par de puntos claros sobre estas, en principio, críticas semanales. Primeramente, encontraréis spoilers —aunque siempre intentaré no destripar todo lo que ocurra—; es decir, si no queréis conocer qué ocurrirá durante el episodio, vedlo antes de leer los análisis. Por otro lado, se trata de una opinión personal; aunque siempre intentaré mantener el ojo crítico, inevitablemente compartiré mis pensamientos, pero para nada pretendo sentar cátedra ni menospreciar a quien difiere conmigo. Dicho esto, y sin más florituras, vamos al grano.
¿Un anime a la altura?
Desde que se anunció, The Promised Neverland fue un anime, si no el que más, de los más esperados de todo el año. Y no es para menos: su manga original fue un éxito rotundo dentro y fuera de Japón. Aunque muchos éramos algo escépticos —recordemos, por ejemplo, el caso de Berserk—, la idea de una serie que hiciese justicia a la historia del manga era suculenta. Es cierto que después de conocer el staff, el reparto de voces y de ver los primeros adelantos, el resultado se antojaba increíble. Pero como suele decirse: si no lo veo, no lo creo. Pues bien, tras poder ver el primer episodio, puedo decir muy contento que la serie promete.
Fidelidad bien entendida
Como espectador y como fan, la primera impresión es acertadísima. Para empezar porque han sabido adaptar —al menos por el momento— su historia, personajes y ambientación. En muchos casos, los animes tienden a calcar tal cual lo que se plasma en la obra original —ya sea manga, novela ligera, o lo que sea—, pero en The Promised Neverland los acontecimientos narrados fluyen de forma natural, en consonancia con el medio. Uno de mis mayores temores era, precisamente, que su staff quisiese un anime totalmente fiel al manga. Pero entendiendo esa fidelidad como un calco de lo que ocurre en el manga. Por suerte, este no es el caso de The Promised Neverland, cuyo staff comprende que el anime y el manga son medios con muchas diferencias.
Una de las más claras, a mi parecer, son las explicaciones en off. Mientras en un manga son necesarias para explicar y dar cierto bagaje al lector, en un anime se cuentan con numerosas herramientas para transmitir mensajes: música, gestos de los personajes, animación… En The Promised Neverland han sabido aprovechar el medio animado para ofrecernos un universo lleno de matices, ausente de explicaciones simplistas, que, a mi juicio, habrían arruinado en cierto modo el aura de misterio.
Animación y sonido: grandes bazas a favor
Hay muchas cosas positivas que comentar sobre este piloto. Su animación, en líneas generales, es muy notable; aunque no es sorpresa, ya que el estudio encargado es CloverWorks (DARLING in the FRANXX). Pero esa animación, llena de luz —y también de oscuridad—, cuaja a la perfección con la serie, ofreciendo un espectáculo digno de verse. Y no solo es una serie para ver, sino también para oír.
Su apartado sonoro es, sin duda, una de sus grandes bazas. Su banda sonora es muy buena, empezando por su enorme tema de apertura u opening. Los temas musicales, que acompañan varios momentos clave, consiguen impactar en el espectador con gran acierto. Asimismo, el correcto uso de los sonidos ambiente nos sumergen aún más dentro de la ficción. No quisiera cerrar este apartado sin mencionar el trabajo de los seiyūs. Reconozco que en algunos casos me imaginaba unas voces diferentes para los personajes, pero debo decir que estoy más que satisfecho con su trabajo interpretativo. El grito de Emma al final del episodio me dejó sin palabras.
Personajes e historia con gran potencial
Al tratarse de un primer episodio, los personajes aún quedan algo desdibujados, lo cual es completamente comprensible. No obstante, el primer acercamiento a ellos, sobre todo al trío protagonista, da muchas esperanzas con respecto a los episodios venideros. Un gran ejemplo es la conversación inicial del episodio. Emma, Norman y Ray aparecen cuando eran más pequeños junto a la verja conversando sobre qué harían cuando salieran del orfanato. Minutos después, el mismo episodio nos plantea una situación similar, donde vemos cómo los tres han madurado y comprenden mejor cuáles son sus inquietudes en la vida. Emma, por ejemplo, pasa de querer montar en jirafa a no abandonar el orfanato para ser feliz junto al resto de huérfanos. Dice mucho sobre cómo han cambiado sus prioridades: la familia es lo primero.
En lo que a historia se refiere, al igual que en el caso de los personajes, la serie presenta los primeros elementos narrativos y deja que fluyan, que el espectador los asimile y viva con ellos. Me parece una decisión correcta: no se debe forzar la máquina. Tal y como ocurre en el manga, la historia comienza de forma idílica, donde vemos un orfanato con llenos de vida, felicidad y mucho amor. Pero algo raro se respira en el ambiente desde el comienzo. Y así es. Cuando Conny es llevada con una familia adoptiva, Emma y Norman descubren la triste realidad. El orfanato es una granja donde los niños son el ganado. Aquí comienza la pesadilla…
¡Y eso ha sido todo!
Espero que estas líneas inspiren a quien las lea para darle una oportunidad a esta gran serie, la cual podéis encontrar en Crunchyroll —el manga en España es editado por Norma Editorial—. Creo con toda certeza que será una de las series del año, así que no os la perdáis. Al menos un servidor está deseando que llegue la semana que viene para ver el episodio 2. Lo curioso es que ya he leído el manga, y sé qué va a ocurrir. Pero, sinceramente, me da lo mismo, porque sé que lo disfrutaré como la primera vez. Es lo que ocurre cuando se hacen bien las cosas.