‘That Time I Got Reincarnated as a Slime’, reseña

Análisis e impresiones de la temporada completa

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That Time I Got Reincarnated as a Slime, también conocida como Tensei Shitara Slime Datta Ken (転生したらスライムだった件) ha llegado a su final. ¡Muy buenas amantes del anime y el manga! Efectivamente, las aventuras de Rimuru Tempest y compañía han arribado a su puerto de destino. No obstante, no ha sido solo con la emisión del episodio 24, sino con el capítulo especial recopilatorio de la temporada emitido el pasado lunes 25 de marzo. La serie, licenciada por Crunchyroll, ha sido una de las series más seguidas en los últimos meses. Esto ha sido gracias, entre otras cosas, a su estupenda animación y su peculiar sentido argumental. Hoy, como en ocasiones anteriores, quiero hablaros de las que han sido mis sensaciones con la producción del estudio 8-bit.

Reseña de That Time I Got Reincarnated as a Slime, la historia del slime que lo podía devorar todo

That Time I Got Reincarnated as a Slime reseña

Como todo buen isekai que se precie, la historia de nuestro slime favorito comienza con una situación bastante cliché. Hablamos —cómo no— de un humano transportado a un mundo de fantasía con fantásticas capacidades y habilidades. Aun más, dentro del arquetipo escogido, el guion comienza a innovar desde el mismo principio. En primer lugar, y aunque esto no es tan inusual, su viaje al nuevo mundo es provocado por su caída en desgracia, o lo que es lo mismo, al ser asesinado. Seguidamente, su conversión se produce en un cuerpo un tanto diferente a lo normal. Nuestro protagonista no es un humano, un jugador introducido en un videojuego o un ser de inconmensurable poder, sino un simple slime.

Al tiempo, su comienzo es errático y peculiar. Su fuerza reside en que posee la habilidad única de poder devorar cualquier cosa y asimilarla. En ese sentido, lo que se transcribe es un tremendo potencial a nivel de combate y conocimiento. Posee otras tantas habilidades y resistencias, así como una especie de compañero mental con gran información sobre el mundo, pero… Diré que me ha parecido muy original la vuelta de hoja que se le ha dado al género. Es en esa disparidad con el resto de sus congéneres donde That Time I Got Reincarnated as a Slime logra destacar. Nuestro slime, que pronto obtendrá un nuevo nombre, es un protagonista atípico dentro de lo que es un género un tanto desgastado.

Un guion fresco y que sabe marcar bien los ritmos

Una de las principales cualidades de That Time I Got Reincarnated as a Slime ha sido su capacidad de desarrollar una historia en la que todos y cada uno de sus episodios —prácticamente— son entretenidos. Aunque bien es cierto que no todos tienen el mismo calado dentro del argumento, están ahí. De hecho, he sido capaz de disfrutar de la emisión de la serie casi desde el día uno hasta el último episodio. Es más, diría que el único capítulo que me ha disgustado ha sido la OAD; me ha parecido irreverente e innecesaria, pero al final no influye en la serie como tal. Se trata de un episodio especial sin relevancia en el guion y cuyo único propósito es ofrecer un poco más a sus seguidores.

Volviendo al tema que nos acontece. La historia que nos quiere contar Rimuru —en más de una ocasión hace las veces de narrador omnisciente— no tiene muchas pegas. Sí, en ciertos momentos ese ecchi injustificado hace acto de presencia, mas es muy escaso. Por suerte, el estudio ha sabido detectar los puntos fuertes de su producto y aprovecharlos. El gran carisma de su protagonista, junto al amplio elenco de secundarios del que goza, permite que la acción se sienta muy fluida. Por otro lado, también es cierto que se le suele dedicar una importancia demasiado capital al slime. Aun con su carisma me habría gustado que su figura no fuese siempre el eje central del argumento.

Una sociedad de monstruos

De cualquier manera, el estudio ha sabido alternar entre los momentos de tensión y comedia con gran soltura. Inclusive, los episodios cuyo objetivo es dotar de mayor contexto a la trama —de relleno— son interesantes a su modo. A su vez, los reflejos sociopolíticos del choque entre culturas (humana y monstruosa) han sido muy interesantes. Los humanos, por un lado, dominan el mundo gracias a su número. Los monstruos del bosque, en ese sentido, están expuestos a sus agresiones y odio. Es la aparición de Rimuru la que provoca un cambio en el paradigma: no todos los monstruos son malos. Es más, muchos de ellos solo quieren vivir su vida con tranquilidad.

Me ha gustado como se ha planteado lo que debería haber sido una distopía. Por norma general los monstruos simbolizan el mal a erradicar. En ese mismo sentido, no suelen vivir en ciudades, sino en guaridas, cuevas o tétricas fortalezas. Aquí no. En That Time I Got Reincarnated as a Slime son un pueblo de gentes unificadas por el deseo de vivir en paz y comunidad. Supone un punto fresco dentro del agotado mundo de la fantasía épica en donde los humanos solo buscan la caída de aquellos a quienes no comprenden.

8-Bit ha sabido dar con la tecla de That Time I Got Reincarnated as a Slime

8-Bit ha sabido dar con la tecla de That Time I Got Reincarnated as a Slime

Respecto al proyecto desarrollado por 8-Bit, sin lugar a dudas, uno de los aspectos que no podemos dejar en el tintero es la animación. Por un lado debo decir que el anime, en líneas generales, cumple sobradamente con los criterios mínimos para ser considerada una buena serie. Tanto el diseño de personajes como de escenarios es notable. De hecho, respetan en gran medida la obra original. Al mismo tiempo, las transiciones son bastante fluidas y, a nivel general, el fotograma es bueno. Eso sí, en algunos momentos se dejan entrever las costuras. Por otro lado, considero que le ha faltado un pequeño punto en la definición. Me explico: aunque el anime destaca en términos de animación, la paleta de colores era un tanto apagada. Y no me refiero a la elección, sino al tono.

Es complicado de explicar. Sí, la animación es buena, pero carecía de ese «algo» que la haga especial. Pese a gozar de buena salud se ha quedado un par de escalones por debajo de lo que podría haber sido. No obstante, he disfrutado mucho de su visionado y, en gran medida, tales aspectos no han determinado demasiado mi valoración final sobre el producto licenciado por Crunchyroll.

Conclusiones

That Time I Got Reincarnated as a Slime reseña

Incluyendo una banda sonora decente y una calidad de doblaje excepcional, así como una traducción y subtitulado más que correctos, considero que That Time I Got Reincarnated as a Slime es una buena serie. Cumple con lo más importante: es entretenida y te da ganas de ver más. Es una de esas series que, si por cualquier razón, dejas en la recámara un par de semanas… ¡Mejor! Bueno, depende. Ver dos o tres capítulos seguidos, del tirón, es tremendamente ameno. Su visionado no se hace para nada pesado. Es más, no sería raro que la vuelva a ver dentro de no mucho tiempo para volver a apreciar sus puntos fuertes. En lo personal, la recomiendo mucho.

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