El pasado 1 de enero Clint Eastwood regresó a las salas de todo el país con Richard Jewell, un drama centrado en la figura del guardia de seguridad que dio la alarma en el atentado de los juegos olímpicos de Atlanta ’96. Nosotros ya la hemos visto y en esta entrada os damos todos los detalles.
Richard Jewell, en busca del héroe definitivo
Cuando se estrella un avión, el primer investigado es el piloto. Cuando una bomba estalla, el sospechoso directo suele ser el individuo que descubre el artefacto. Es sorprendentemente curioso como cuando una tragedia sucede, el tiempo se pierde en buscar culpables donde no los hay, tratando de satisfacer los intereses de ciertas partes implicadas. Probablemente, las agencias de inteligencia serían más productivas si se centrarán en buscar los verdaderos responsables.
Clint Eastwood lleva años tratando de retratar la figura del héroe norteamericano, algo que han confirmado algunos de sus trabajos más recientes como El francotirador (2014), Sully (2016) o la Richard Jewell (2018) que hoy nos ocupa. En esta ocasión Eastwood se centra en el tratamiento mediático que se hace de un determinado suceso, poniendo énfasis en el giro radical que puede tener un acontecimiento cuando los medios toman cartas en el asunto.
De este modo, Richard Jewell se comporta como un drama efectista centrado en un guardia de seguridad y las penurias que sufre cuando es el epicentro de una investigación federal. Es así como Eastwood propone una trama en la que el héroe se convierte pronto en villano, siempre mirado bajo la lupa de unos medios de comunicación de dudosa imparcialidad, un detalle que el propio cineasta se encarga de magnificar.
Acierto en los detalles
Podría decirse que Richard Jewell no es una película especialmente brillante -muchos incluso la han criticado por la ideología de su director; craso error-, pero sí cumple en cada una de sus parcelas, y por ello se tiene que tener muy en cuenta. Eastwood retrata el lado más humano de Jewell, dibujándolo como un tipo llano, incluso demasiado bonachón, sobre el que el destino -y el gobierno de los Estados Unidos- guardó un papel decisivo.
Sí brilla la ambientación, mostrando a la perfección esa Atlanta olímpica de mediados de los noventa. Vestuario y diseño de producción se dan la mano para crear una estampa casi perfecta de la ciudad norteamericana.
Por otro lado, también hay grandes cosas en lo que respecta al cast. Empezando por Paul Walter Hauser, y su increíble parecido con el verdadero Richard Jewell, hasta Jon Hamm o Olivia Wilde. Todo y que el personaje más definidio es el del propio Jewell y el de su abogado, un Sam Rockwell estelar, todos cumplen con creces, erigiéndose como las tres patas de la realidad que Eastwood pretende retratar.
Veredicto
Richard Jewell es otra gran cinta firmada por un Clint Eastwood que sigue agrandando su ya de por sí extensa filmografía. Estamos ante un buen drama que juega con sus personajes para crear una ficción en la que federales y medios son el foco de discordia. Un reflejo social de una manera de actuar que ha estado siempre presente en la historia, aunque Eastwood haya querido abordar precisamente ahora; ¿oportunismo? quién lo sabe.