Star Trek: más allá es una película dirigida por Justin Lin, heredando la batuta de J. J. Abrams. Está protagonizada por Chris Pine, Zoe Saldana, Zachary Quinto, Karl Urban, Simon Pegg y Anton Yelchin, con las incorporaciones de Idris Elba y Sofia Boutella. Paramount Pictures es la encargada de la distribución de la cinta que se estrenará en España el próximo 19 de agosto. Sin embargo, yo he tenido la oportunidad de verla antes de tiempo para contaros lo bueno y lo malo que veréis en esta nueva entrega. Todo lo que leeréis es una opinión personal y está libre de detalles de la trama, podéis continuar sin miedo.
La nueva película de Star Trek sitúa a la U.S.S Enterprise cruzando la Última Frontera y adentrándose en lo desconocido. Allí, la tripulación queda aislada de toda comunicación con la Federación, por lo que tendrán que apañárselas solos. El viaje se complica con el encontronazo con una nueva especie que trata de conquistar el universo.
Parece que Lin ha intentado hacerse eco de las críticas a las anteriores películas de esta trilogía. Así, Star Trek: más allá ha intentado rescatar la temática original de la serie: la exploración.
Sin embargo, aunque en un inicio sí puede verse la intención, a medida que avanza la historia esta queda de lado para dejar paso a la acción. Algo que ya sabíamos por las dos películas anteriores de J. J. Abrams es que en esta nueva saga la ciencia queda prácticamente apartada. De esta forma, lo que empezaba siendo una película de ciencia-ficción acaba por ser una película de acción en el espacio. Como hemos dicho, la exploración del “más allá” se ve nublada por la aparición de “los malos”. Estos engullen el resto de la película, la cual tratará de ahí en adelante en una danza de artes marciales y disparos.
Si nos paramos a pensar, esto no debería cogernos desprevenidos. Estamos hablando de que el nuevo director, Justin Lin, es el mismo que llevó a la gran pantalla la última entrega de Fast&Furious. Y si por algo destaca esta saga es por la acción sin parangón. Está claro que Lin se deja llevar y, en ocasiones, roza el éxtasis con sus escenas de acción.
El contrapunto al dinamismo, quizá exagerado, que proporcionan estas escenas, lo pone la introducción de los dilemas existencialistas de los personajes principales. Esto convierte Star Trek: más allá en un intento de película profunda. Y digo intento porque, a pesar de que las dudas a las que se enfrentan Spock y Kirk sobre su futuro en la tripulación de la USS Enterprise están bien introducidas, con motivos fundados, a mi entender el desarrollo es escaso, llegando a quedar en un segundo o tercer plano y no calar en el espectador.
De esta forma, la historia de la que somos testigos no la convierte en una película que te marque. Cumple el papel de entretenimiento pero pasado mañana la habrás olvidado. No sé hasta qué punto llegan las pretensiones de los productores, si quieren pasar a la posteridad por su cine, no lo han conseguido; si quieren hacerlo por reventar taquillas, posiblemente sí lo harán. Estamos hablando de una saga con una larguísima tradición en el mundo tanto de la pequeña como de la gran pantalla. Legiones de fans se agolpan a las puertas de los cines por el mero hecho de estar “Star Trek” en el título de la película.
A mi parecer, pasa algo así como lo que ocurrió con el Hobbit de Peter Jackson. Todo el mundo sale decepcionado del cine pero la segunda y tercera parte volvieron a ser un éxito en taquilla. Todo por seguir bajo el refugio que proporciona la sombra del pasado, en este caso, de El Señor de los Anillos, obra maestra indudablemente.
Es fácil entender por qué ha pasado esto con la nueva trilogía de Star Trek. Querían llegar a un público más amplio que los seguidores tradicionales de la ciencia ficción. Y lo han conseguido. Antes los trekkies eran bichos raros. Este tipo de series y películas estaban enfocadas a un tipo de público bastante peculiar. Actualmente se han convertido en esperadísimos lanzamientos por parte de la mayoría.
Esto que estoy diciendo no convierte la película en un mal producto, simplemente es diferente a lo que se venía haciendo anteriormente con este universo.
En resumen, a mi entender hay tres puntos negativos que destacar: los problemas personales de los personajes y el exceso de acción que ya he comentado anteriormente, y un villano un poco descafeinado.
Este último recibe el nombre de Krall. Su origen es bueno pero nuevamente se me queda corto en cuanto a desarrollo y evolución del personaje. Obviamente no es culpa del actor. Idris Elba es un artista de los pies a la cabeza. Los responsables últimos de este tipo de cuestiones son el director y lo guionistas. En mi opinión, han desperdiciado a un buen actor y un personaje con potencial, salvando el problema con un alarde de efectos especiales y explosiones.
A pesar de estas palabras, la cinta en su conjunto no puede ser expuesta como una mala película. Hay muchísimas cosas brillantes que destacan y hacen las delicias de la audiencia.
Entre otras cosas, destaca notablemente la banda sonora que envuelve las escenas álgidas. Recordemos que esta viene de la mano de Michael Giacchino, encargado de poner la música a otras grandes producciones como Jurassic World o Del revés. Giacchino también será el encargado de la banda sonora de Doctor Extraño. Por tanto, hablamos de un profesional prácticamente consagrado.
Otro de los puntos fuertes es, sin lugar a dudas, el aspecto técnico. Encontramos buenísima calidad de los efectos especiales y el trabajo de caracterización. Un ejemplo perfecto es el caso de la transformación de Sofía Boutella como Jaylah. Aprovecho su mención para destacar esta gran incorporación. La actriz está dotada para la acción y puede ser aprovechada estupendamente para futuros. En cuanto al trabajo digital, la gran maravilla de la cinta es Yorktown, un escenario sencillamente espectacular a nivel visual. En el mismo sentido, la dirección artística y el vestuario son, así mismo, sobresalientes.
Esta nueva trilogía de Star Trek goza también de grandes actores y, por tanto, grandes interpretaciones. Una vez más destaca entre todos Zachary Quinto, cuyo Spock se ha convertido en el mejor heredero que podía tener el sempiterno Leonard Nimoy.
Por otro lado, aunque el guion no destaca por su complejidad, está dotado de abundantes toques de humor bastante decentes. La mayoría de estos momentos nos los proporciona el Doctor “Bones”. Entre esos momentos se hace notar la especie de ‘bromance’ entre el doctor y Kirk.
Los momentos emocionantes tampoco han faltado en la cinta.
Para los nostálgicos, Lin ha introducido numerosas referencias a las viejas sagas así como enternecedoras escenas dedicadas a honrar al reparto original de la serie.
También, como era de esperar, se ha rendido homenaje a los fallecidos Leonard Nimoy, a cuya memoria se ha dedicado la película, y Anton Yelchin, a quien también es dedicada al final, justo antes de los créditos. Inevitable no quedar con los pelos de punta en estos momentos. Si bien el personaje de Yelchin no era de los principales, sí que constituía una parte importante en la Enterprise. Su ausencia dejará cierto vació sin lugar a dudas.
En conclusión, quizá no hablemos de una obra maestra pero Star Trek: más allá, cumple su función. Nos proporciona dos horas de adrenalina y disfrute de un universo renacido. Si tuviera que darle una puntuación, sería un 7/10.
Finalmente, os dejo la emocionante frase del final que resume el rumbo que tomará la saga de ahora en adelante:
El espacio, la última frontera. Estos son los viajes de la nave estelar Enterprise. Su continua misión, explorar extraños nuevos mundos. Buscar nuevas formas de vida y nuevas civilizaciones. Ir arriesgadamente donde nadie ha ido antes.